Los vecinos de La Cañada de nuevo a la protesta


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

No se vieron a demasiados candidatos políticos por la barriada almeriense de La Cañada durante la pasada campaña a las generales. Lo mismo es que le tenían miedo a unos vecinos cansados de la soledad en los que han dejado tras las promesas de seguridad ofrecidas en su día, y que no duraron más de unas semanas.

Algo parecido les ocurrió a los vecinos de Pechina, tras las denuncias de Juan Guerrero por los robos que estaban sufriendo sus cortijos. Promesas de las autoridades de que se tomarían medidas. Y se tomaron. Dos días dando vueltas el coche de la Guardia Civil, y al tercero, ay al tercero, vía libre de nuevo para los amigos de lo ajeno.

A Juan Guerrero se le han hinchado las narices. Diría que se le han hinchado otras partes de su cuerpo, pero no sé si me permitiría escribirlos con todas las letras. Se pusieron gallitos los candidatos durante las municipales con la seguridad en el pueblo y en las zonas de los cortijos, pero en cuando lograron el voto de los vecinos y se repartieron el poder, ya no se les ha visto esa preocupación.

En La Cañada están viviendo de nuevo como si nada hubiera sucedido durante meses de luchas por parte de estas familias Reuniones, sí; durante la campaña a las municipales, promesas; pero en las pasadas a las nacionales con cuentagotas pasaron los políticos por los cortijos de La Cañada.

Los vecinos lo han denunciado, pusieron sus carteles, hicieron su campaña, sacaron los colores a los políticos, pero los robos han seguido. No hay dinero para más policía, como no hay para más jueces, pero para los políticos todo el que haga falta. Y hasta repetición de elecciones si hace falta. Te cuentan lo que van a cobrar los partidos por los votos logrados el 23 de julio, y te hace pensar que algo no funciona con lógica en este país nuestros. Faltan policías, no hay dinero para aumentar las plantillas que cuiden de los ciudadanos, pero para ellos, los políticos, si habrá dinero público, todo el que sea necesario y que sale de nuestros bolsillos, ese dinero que dicen no tiene dueño pero que se lo gastan en vivir ellos, sus familias y sus amigos con inusitada alegría.

La vida, la buena, solo es para los políticos y sus comilitones, a los vecinos de la Cañada, a los de Pechina y otros pueblos de nuestra provincia, la vida se convierte en un riesgo ante la falta de seguridad que se padecen, ante los robos que sufren en sus viviendas, en sus cortijos, en las calles de cualquier ciudad.

¿Creen ustedes que el nuevo gobierno que forme algún día por Sánchez, no se sabe cuándo llegará ese día, no parece que tenga prisa alguna, solucionará los problemas de seguridad? Me temo que dentro de unos meses tendremos que volver a escribir sobre los vecinos de La Cañada, los de Pechina y del amigo Juan Guerrero y su lucha contra la inseguridad que viven en sus casas y cortijos.