S.O.S. El Alzheimer que nos mata


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CLEMENTE FLORES

Dicen que es una enfermedad que ataca a la memoria y a la capacidad de pensar y que produce en quien la padece cambios de conducta y personalidad. Debe ser cierto porque esta pandemia que nos invade se extiende a velocidades comparables a la de la luz y se manifiesta con toda su crudeza en los niveles más altos de las élites políticas del país.

De un día para otro, personas que han permanecido mucho tiempo trabajando en estrecha colaboración y han permanecido mucho tiempo juntas —según miles de fotos y reportajes que un año tras otro han publicitado periódicos y televisiones—, dicen ahora que sólo han tenido un trato circunstancial, esporádico, mínimo, que ha imposibilitado llegar a conocerse y mucho menos a sospechar la catadura moral de los contaminados por la epidemia que nos azota, ahora caídos en desgracia.

Los partidos políticos, sobre todo los que participan en el gobierno de la nación, alarmados por el cambio de personalidad de sus líderes y deseándoles ayudar a pasar el mal trago, han recurrido a sus neurólogos psicólogos e investigadores sin excluir brujos y curanderos porque entienden que en un caso tan alarmante no se puede descartar cualquier posibilidad de recuperación del equilibrio mental de sus líderes por peregrina que parezcan las soluciones.

Esta pléyade de magos del comportamiento ha recomendado, al parecer, hacer desaparecer imágenes, documentos y recuerdos de la vida cotidiana de sus líderes donde aparezca cualquier alusión o imagen de los señores Koldo, Ábalos o Santos Cerdán, porque así se sentirán fortalecidos, con mejor ánimo, y más convincentes en su quehacer diario. Parece que es la última consigna, a día de hoy y, dados los antecedentes no dudo, y por supuesto deseo, que sea una terapia efectiva de rápidos resultados.

Mucho me temo que empezarán a aparecer, con el olvido, que es como una muerte en vida, los síntomas del abandono y la soledad entre esos prohombres, ayer desconocidos y hoy celebridades mediáticas que empiezan a entrar en el trullo y pronto empezarán a cantar. En un país como España, donde es muy difícil erradicar las tradiciones, será difícil escapar de la Guardia Civil que siempre hacía cantar a los presos y también en esto habrá sabido modernizarse.

Para sorpresa nuestra, unos y otros se modernizan a toda velocidad, y bien que lo ha dicho Koldo: “Piensan que soy tonto…con el tiempo aprendes.” Es una persecución entre el ratón y el gato y, a veces como en el caso de las narcolanchas, nos cuesta mucho saber quién es el gato y quién el ratón.

Hoy desde la cúpula del gobierno me dicen que las graves averías de los trenes que hubo ayer, son provocadas por sabotajes, (algo parecido a lo que dijeron del apagón que nadie ha aclarado ni aclarará). Hasta el Sr. Tezanos se atreve a vaticinar que lo del Sr. Santos Cerdán puede ser un montaje sin fundamento que acabe en nada. ¿Cuándo acertará el Sr. Tezanos?

Reconozco que, desde mi posición de ciudadano gris entre una multitud de ciudadanos inquietos, me entran muchas dudas sobre la interpretación de los hechos que puedo honradamente transmitir al lector.

Sobre la primera parte de estos comentarios he recurrido a San Mateo y me ha tranquilizado bastante saber que lo que le puede pasar a Santos Cerdán siempre será menos grave que lo que le pasó a nuestro Señor Jesucristo.

San Mateo, al relatar la Pasión 26-21 y 22, cuenta cómo Jesús dijo a los discípulos: “Uno de vosotros me entregará. El que mete la mano conmigo en el plato me entregará”. Pedro le respondió “Aunque todos se escandalicen de ti, yo no me escandalizaré jamás”, y Jesús la respondió “En verdad te digo que esta misma noche antes de que el gallo cante me negarás tres veces”, y Pedro dijo “Aunque tuviera que morir contigo no te negaré”, y lo mismo dijeron todos los discípulos.

Es curioso cómo la Historia puede transformarse en maestra de la vida y cómo los comportamientos humanos pueden repetirse con el paso de los tiempos, aunque cuando esto ocurre nos cueste reconocer que el comportamiento humano se repite una y otra vez con las mismas motivaciones, pese a que los contextos varíen.

Todos sabemos que Pedro negó al maestro y en consecuencia nadie debería alarmarse ahora por una nimiedad. Es la historia viva.

En cuanto a lo de hacer previsiones para el futuro igualmente se me ha ocurrido, analizando otras situaciones históricas más recientes, recurrir al caso italiano que ocurrió a principio de los años noventa del pasado siglo.

Los principales personajes de este affaire que mantuvo en vilo a la sociedad italiana durante varios años fueron el abogado y juez Antonio Di Pietro y el político Bettino Craxi del PSI italiano que dirigió el gobierno de la República italiana durante algunos años. Ambos tienen una vida de leyenda según aquello de que “los caminos del Señor son inescrutables.”

Di Pietro, nacido en los cincuenta, realizó sus estudios de Perito Electrónico que finalizó en1971 con 21años y, no encontrando trabajo en su país, emigró a Alemania donde trabajó un par de años como obrero manual. Con renovados bríos volvió a Italia donde en Milán simultaneó su trabajo con los estudios de jurisprudencia.

Como procurador, en 1972, recibió orden de arrestar a Mario Chielsea miembro del P.S.I. (Partido Socialista Italiano) porque había intervenido en una “mordida” con un empresario y le “cogieron con las manos en la masa”.

Di Pietro empezó a tirar de la manta y llegó a la conclusión de que existía una extensa red de corrupción política en la que estaban implicados los principales grupos políticos y empresariales del país, así como numerosas autoridades. La llamaron TANGENTOPOLI (llegaron a declarar 4.000 empresarios y políticos).

Frente a él se alzó la voz del Presidente del Gobierno Bettino Craxi atacando en varios frentes, entre ellos el periódico de su partido, contra la justicia y los periódicos, y defendiendo contra viento y marea que no existía tal red de corrupción.

Bettino Craxi era un prestigioso político italiano que se había afiliado al partido a los 17 años y había recorrido una larga trayectoria escalando todos los puestos del partido hasta llegar a la cima y convertirse en el primer socialista en la Historia de la República Italiana en ser nombrado primer ministro.

Cuando surgió el escándalo de Tangentópoli sus perspectivas de ascenso en el partido estaban en pleno auge, pero su oposición a los jueces y la negativa a admitir la corrupción fue tal que tuvo que intervenir el Presidente de la nación Scalfaro pidiendo que se dejara a la justicia actuar libremente.

Con Di Pietro actuaron otros jueces y magistrados (“Manos Limpias”) que procesaron a unas 2500 personas entre políticos y empresarios. Varios jueces fueron asesinados y Craxi dimitió como Secretario del partido en febrero de 1993. La mayoría de los miembros de su partido abandonaron la política y tres diputados socialistas se suicidaron.

Craxi se convirtió en el símbolo de la corrupción política y escapó de las propias leyes que había promovido huyendo a Hammamet en Túnez en 1994. Allí permaneció evadido y fugitivo hasta su muerte en el año 2.000. En un pequeño cementerio de Hammamet está su tumba. Aquí lo dejamos por hoy.

Siento que la ola de calor sumada a la evidente pandemia de Alzheimer me empieza a afectar. Salgo corriendo para Almería y a la vieja usanza trataré de buscar, botijo en ristre, la sombra de un algarrobo o una higuera para resguardarme del calor, las malas noticias y, si puedo, del Alzheimer que nos asedia. ¡Buen verano!