¿Quién perdió el debate entre Sánchez y Feijóo?


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Tengo la impresión de que fue Santiago Abascal el gran perdedor de la noche. Los intereses de Vox habrían necesitado que Sánchez le diera un revolcón al gallego, pero no fue así. Y el votante de derechas se encontró con un Feijóo firme, prudente y muy tranquilo, ante ese manojo de nervios sudoroso en el que se convirtió Sánchez a lo largo de las cien minutos.

El presidente en funciones, el candidato del PSOE, perdió claramente el debate. Estuvo agresivo, como en él es habitual, echando balones fuera y pidiendo la hora como los equipos que se siente acorralados por el rival. En el PSOE dicen que Feijóo mintió en algunos pasajes a la hora de los datos del paro o de la economía, y no dudo que lo hiciera, pero la sensación que no pudo deshacer el candidato socialista ante la opinión de los ciudadanos es que el lema de “pinocho” se lo ha ganado a pulso durante estos años de gobierno.

Desde aquel momento en el que se descubrió lo de su tesis, y las veces que dijo que no podría dormir si pactaba con Pablo, o que, con Bildu, los parientes de los etarras, nunca llegaría a acuerdos, el “que te vote Txapote”, tan denostado por los comentaristas, y lo de las mentiras, han estado tras la estela del presidente en funciones en estos años. Y eran dos pájaros que volaban sobre el debate.

¿Perdió Sánchez el debate? Algunos pensamos que no estuvo el presidente en funciones, que era un remedo del peor Sánchez que se le ha conocido en estos años. Pero es un papel que parece gustarle, busca la bronca, el enfrentamiento, el cuerpo a cuerpo. Y de eso, señor presidente, la gente está algo cansada. Esa estrategia solo es aplaudida por los fondos más radicales de su partido.

Sesenta veces, dicen los medios, yo no los conté, mencionó Pedro a Vox y Abascal. No parece justo en un debate político, en medio de una campaña electoral, a trece días de unas elecciones, atacar a alguien que no estaba presente y que por lo tanto no se puede defender. Esa obsesión de la extrema derecha, cuando él ha estado en brazos de la extrema izquierda, los delincuentes nacionalistas catalanes y los “bilduetarras” solo le perjudicaba a él. Alguien le debía haber aconsejado que esa no era la postura de un presidente de gobierno, que era más la de un hooligan en la final de una copa de fútbol.

Feijóo solo tenía que dejarse llevar, y lo hizo. Ganó el debate por la moderación, por el talante y la tranquilidad ante un rival al que le pudieron los nervios, el orgullo, otros dicen que la soberbia.

Y por qué creo que lo perdió Abascal? La sensación de seguridad la dio esa noche Feijóo, la tranquilidad, si de eso se trata, y hay mucha gente que así lo piensa, la encontré en el líder del PP. Entre los indecisos de votar a Vox o al PP, acordándose del calamitoso Rajoy, la figura de Feijóo creció, y con ello la posibilidad de que el PP pueda lograr una mayoría absoluta, o tan cerca de ella, como para que los escaños de Vox se conviertan en testimoniales.

La pregunta que se hace el votante de derechas: ¿Será Feijóo otro gallego como Rajoy, que nunca supimos si subía o bajaba las escaleras?