ALMERÍA HOY / 18·05·2025
El sol de primavera ilumina la comarca del Levante Almeriense, anunciando una jornada de tradición y alegría: la festividad de San Isidro Labrador. Si bien el santoral marcó el 15 de mayo como el día dedicado a este protector de los campos, la celebración se extiende con entusiasmo, permitiendo que localidades con encanto como Turre vivan hoy, domingo, una vibrante romería en honor al santo.
San Isidro, aquel humilde labrador madrileño del siglo XII, cuya vida ejemplar de trabajo en la tierra lo convirtió en una figura emblemática para quienes cultivan los campos, es el centro de esta festividad. A él se recuerda como símbolo de la conexión con la tierra y las buenas cosechas. Este año, la lluvia bien recibida anticipa una buena recolección, un motivo adicional de celebración en esta jornada especial.
Turre, joya anclada en la falda de su imponente sierra Cabrera, despliega hoy su ánimo y folklore en una entrañable romería. Un festejo que ha evolucionado estableciéndose con gracia, desde en un campo de fútbol, hasta la singularidad de un antiguo hangar de aeropuerto, para establecerse finalmente en el cercano paraje de "El Esparragal". Este no tan pequeño bosque de eucaliptos que flanquea al río Aguas, acariciado por la brisa y cobijado del sol, se transforma hoy en el corazón de la fiesta, acogiendo a romeros, familias y visitantes deseosos de compartir la tradición.
La romería de Turre, que parte de la plaza del pueblo y vadea su río, es hoy una alerta para los sentidos. El elegante paso de los numerosos caballos, ataviados con esmero y orgullo por sus dueños, se suma al espectáculo de las carrozas engalanadas, pequeñas obras de arte efímero que recorren el camino mostrando la creatividad y el cariño de sus creadores. Como un pequeño gesto de reconocimiento a este esfuerzo, el consistorio local suele ofrecer algunas viandas a quienes participan con estas coloridas creaciones. El ambiente se impregna del colorido de las vestimentas típicas, del aroma tentador de la comida y del murmullo festivo que invita a disfrutar de este domingo primaveral en plena naturaleza.
Así, desde esta tierra de contrastes, donde la aridez del paisaje convive con la fertilidad de su huerta, Turre extiende una cordial invitación a todos aquellos que deseen compartir el sentir popular por San Isidro y la vivacidad de una tradición transmitida con orgullo a lo largo de los años. Una oportunidad única para vivir un domingo diferente, donde la historia, la belleza natural, la compañía de los caballos y el ingenio de las carrozas se entrelazan en una celebración que realza el espíritu acogedor de esta hermosa localidad almeriense.
San Isidro, aquel humilde labrador madrileño del siglo XII, cuya vida ejemplar de trabajo en la tierra lo convirtió en una figura emblemática para quienes cultivan los campos, es el centro de esta festividad. A él se recuerda como símbolo de la conexión con la tierra y las buenas cosechas. Este año, la lluvia bien recibida anticipa una buena recolección, un motivo adicional de celebración en esta jornada especial.
Turre, joya anclada en la falda de su imponente sierra Cabrera, despliega hoy su ánimo y folklore en una entrañable romería. Un festejo que ha evolucionado estableciéndose con gracia, desde en un campo de fútbol, hasta la singularidad de un antiguo hangar de aeropuerto, para establecerse finalmente en el cercano paraje de "El Esparragal". Este no tan pequeño bosque de eucaliptos que flanquea al río Aguas, acariciado por la brisa y cobijado del sol, se transforma hoy en el corazón de la fiesta, acogiendo a romeros, familias y visitantes deseosos de compartir la tradición.
La romería de Turre, que parte de la plaza del pueblo y vadea su río, es hoy una alerta para los sentidos. El elegante paso de los numerosos caballos, ataviados con esmero y orgullo por sus dueños, se suma al espectáculo de las carrozas engalanadas, pequeñas obras de arte efímero que recorren el camino mostrando la creatividad y el cariño de sus creadores. Como un pequeño gesto de reconocimiento a este esfuerzo, el consistorio local suele ofrecer algunas viandas a quienes participan con estas coloridas creaciones. El ambiente se impregna del colorido de las vestimentas típicas, del aroma tentador de la comida y del murmullo festivo que invita a disfrutar de este domingo primaveral en plena naturaleza.
Así, desde esta tierra de contrastes, donde la aridez del paisaje convive con la fertilidad de su huerta, Turre extiende una cordial invitación a todos aquellos que deseen compartir el sentir popular por San Isidro y la vivacidad de una tradición transmitida con orgullo a lo largo de los años. Una oportunidad única para vivir un domingo diferente, donde la historia, la belleza natural, la compañía de los caballos y el ingenio de las carrozas se entrelazan en una celebración que realza el espíritu acogedor de esta hermosa localidad almeriense.