¡No es de cuatro estrellas!


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Se cuenta que los inmigrantes que han sido trasladados al Poniente, y alojados en el Ejidohotel, han hecho llegar una queja al subdelegado del enamorado Sánchez en Almería, ante el trato que van a recibir en El Ejido. Según la misma, los compañeros de otras acampadas han sido invitados a vivir en un hotel de cuatro estrellas, y que el ejidense al que son mandados ellos no está a la altura de lo que ellos se merecen. No les falta una parte de razón, estoy de acuerdo con los chicos en esta ocasión. No se puede discriminar a estos emigrantes, si a unos se les ofrece una estancia con unas condiciones, cuatro estrellas, playa cerquita, piscinas y otras deferencias, los demás deberían recibir, y esa es su denuncia, el mismo trato en hoteles de la misma categoría.

De entrada, es la primera de las denuncias, el hotel de El Ejido no tiene cuatro estrellas, solo tres, y no es de recibo la discriminación. Está lejos de la playa, las piscina brilla por su ausencia. No tiene bañera de hidromasaje en las habitaciones, lo que es imperdonable, el gimnasio no se ha estrenado todavía, está por hacer, y por no tener no tiene spa, ni se le espera. Además, no tiene masajistas para los dolorosos cuerpos tras la dura travesía. Creen ustedes lógico que a estas personas las ubiquemos en un hotel con estas carencias. Por Dios, un poco de caridad con estos seres humanos. A usted no le gustaría que, a uno de sus hijos, y yo le apoyaría, se les tratara así en cualquier otro país del mundo.

Nosotros estamos acostumbrados a que en nuestro país a los españoles se nos trate por parte de los políticos de primera, de segunda y a veces de tercera. Y no solo en lo que a los viajes y otras zarandajas de las que hablamos cada día por esos lares. Pero por si no lo sabe usted, les pagamos el cincuenta por ciento de las pensiones a los racistas del Pnv y a los hijos de la Eta. Tendrían que pagar el doble de cupo, pero los gobiernos no le dicen nada, claro, necesitan sus votos. Pagamos las deudas de las embajadas de los supremacistas catalanes, y lo que no son las embajadas. Y Marichús, la muy andaluza ella, sacándonos hasta la cera de los oídos en impuestos. Sin olvidar que María del Mar, la alcaldesa de Almería, ha subido el Ibi una media de cien euros por vivienda. A mi querido Alfonso le han subido doscientos.

Lo aguantamos todo, no nos quejamos lo suficiente, somos algo masoquistas los españoles, me da la impresión. Pero surge un agravio con los migrantes y no lo podemos soportar. Aparece la voz de un alcalde, caso de Francisco Góngora de El Ejido, y lo tachan de racista, más que Sabino Arana y toda la cuadrilla del Pnv y Bildu, estos son gente de paz, de convivencia, de solidaridad. Y qué decir de los hijos políticos de Pujol, los huidos y los escondidos en los pliegues de los sanchistas, de los Junqueras y los Rufián. Esta es gente buena, solidaria. Paco solo es un racista porque pide que no se traslade a su pueblo un nuevo contingente de emigrantes. Paco, la España política es así, pero deberías decírselo también a la gente de tu partido cuando vota en Bruselas y calla situaciones como la que está viviendo tu municipio.