¡Les pido perdón!


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

(Preferiría que no leyeran el artículo, sé que me ha pasado, pero es que a veces no soy capaz de contenerme)

Estos días se ha puesto de moda, y no solo de palabra, lo de mandar mierda, con perdón, a los políticos. Hasta ahora estábamos acostumbrados al: Tú citas a uno de los míos, yo cito a uno de los tuyos. Tu acusas a uno de los míos, yo acuso a uno de los tuyos. En eso, desgraciadamente para el ciudadano, andan nuestros queridos y amados políticos. Y se lo han buscado ellos solitos, sin ayuda del exterior. Debe ser que les encanta estar rodeados de mierda, con perdón, o que son eso, en Garrucha así lo piensa algunos, y se sienten comida de las “golosas” moscas, aquellas a las que cantara don Antonio Machado. No se entienden de otra manera las denuncias de unos y de otros de que la mierda les llega hasta las narices. O de que se las repartan en los despachos como ocurrió en Almería. Deben andar resfriados y no huelen estos políticos a los que revolcarse entre el estiércol les debe poner, o es lo que nos demuestran con su quehacer diario. No son felices si no se están echando mierda los unos de los otros. Al final, es normal que los ciudadanos que no vivimos de la política o de la mierda que generan, lleguemos a la conclusión de que estos políticos son, por encima de cualquier otra consideración: Unos mierdosos.

¿A que ando un poco escatológico hoy? Lo siento, y reitero el perdón de ustedes, pero es lo que ellos nos demuestran con su quehacer diario, y está uno hasta los mismísimos cataplines de oír las medias verdades, que resultan ser las peores mentiras de estos tipos, tipas, y tipes. Con un tipe los podríamos borrar a todos y qué felices seríamos. Unos años en la cárcel del papel ¡muchos, muchos! aquella famosa de La Codorniz, no les vendría mal a estos que parecen estar hechos para quitarle trabajo al rollo de papel con el que limpiar todas las clases de culos que hay sobre la tierra.

¿A que pongo en marcha el ventilador y verán la mierda volar? Decían, y en Garrucha la madre de un edil ha decidido poner en práctica sobre el sillón de un edil lo que manifiestan en privado y en plenos. Si quitan la parte escatológica de la frase, que es mía, el resto lo dijo el que fuera vicepresidente con Felipe González, Alfonso Guerra. Y parece ser lo único que han aprendido nuestros políticos de aquella primera etapa democrática tras el 78: Poner el ventilador.

Con el tema de las mascarillas… Ahora lo entiendo, las dichosas no les han dejado que el hedor les llegara a las fosas nasales, y unos cuantos años después, cuando nos las hemos quitado, el aroma de cloaca, de aquellos pozos negros con los que vivíamos los vecinos de la zona de la Almedina, de pura mierda, nos está dejando al descubierto de qué está hecha la política que durante años nos han ofrecido, y la que nos están ofreciendo en los días de hoy. Y Garrucha es la muestra de ello. ¡Pobre Garrucha! No deja de ser lamentable que veamos a los padres, los hermanos, las esposas, los novios, los cuñados, los compañeros, amigos y todo quisque en las manos poco limpias de estos políticos-moscas, “golosas y voraces” a la hora de llevarse hasta el último aliento de los ciudadanos.

Les reitero mi solicitud de un perdón, que lo mismo no merezco hoy por escatológico.