La angustia de unos militantes


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Supongo que el presidente Sánchez ha tenido tiempo para deshojar todas las margaritas que se hayan podido encontrar en Moncloa. Desde el pasado miércoles lleva encerrado con sus asesores para tomar la decisión definitiva, y que hoy dará a conocer en rueda de prensa a esa ciudadanía a la que dedicaba una carta inconcebible hace unos días, en la que un político venía a decir que se escondía en su despacho a pensar qué hacer. Qué nervios nos está haciendo pasar este hombre desde el miércoles. Nos ha tenido en vilo durante cinco días. Nos hemos apostado con amigos y enemigos comidas, cenas, jamones y hasta pinchos de tortilla. Hemos votado en todas las páginas de los digitales que llegaban hasta nuestros móviles. Las de los zurdos y los de las derechonas. Hemos seguido la prensa nacional e internacional buscando si en alguna de ellas encontrábamos un argumento coherente ante los cinco días de ejercicio espiritual que se ha tomado el presidente. Cinco días dan para muchos rosarios, arrepentimientos y golpes de pecho.

El ciudadano de a pie ha pasado ciertos nervios, no tantos como piensan en Moncloa, los que viven gracias a los sueldos que reparte Pedro, angustia, susto, y esperando que no sea hoy muerte. Es comprensible que se haya levantado el Psoe en masa, haya acudido a Madrid, como aquellos fieles que acudían a la plaza de Oriente, por lo del culto al líder, y que nos recuerda otras manifestaciones, con autocares y bocadillos, a decirle a Pedro que no se vaya, porfa, que no les abandone, que no les deje en manos de la ultraderecha. En el fondo le están diciendo, con cierta angustia, que peligran muchos de sus sueldos. Y les comprendo. Y estoy con ellos. Perder una soldada pública es una putada. Y todo por un cabreo, por muy sentimental que este sea.

No te vayas, Pedro, no te vayas, le han gritado asustados los suyos.

Hoy sabremos si ha jugado con nosotros, si ha sido una estrategia más de las que a lo largo de su carrera política ha puesto en marcha, siempre con la mirada puesta en mantenerse en el poder. La gran mayoría de los españoles creen que así ha sido, que es una estrategia, y que seguirá en Moncloa. Los partidos que le acompañan en su carrera no están por la labor de elecciones anticipadas, nadie en Cataluña o en el País Vasco se quiere encontrar con un gobierno entre Pp y Vox a la vuelta de la esquina. Le habrán recomendado que no les deje en la estacada, que no dimita, y en todo caso que presente una moción de confianza, en la que los que lo tienen agarrado por las partes blandas se las apretaran un poco más con el objetivo de sacarle más prebendas. No se preocupen, se las quitará al resto de los españoles, a los que considera fachas o de segunda, o camino de ella, como el Almería del Turki desde este pasado fin de semana.

Tome hoy la decisión que tome, no sale más fuerte de este envite. Si han seguido la prensa internacional, habrán comprobado que el tema de la esposa del presidente ha saltado con fuerza en toda ella: “El presidente de España piensa en presentar su dimisión ante la investigación por corrupción de su esposa Begoña Gómez”. Este es el titular de esa prensa mundial que hemos podido leer desde el pasado jueves. Si quería hacer protagonista a su esposa, lo ha conseguido. Hoy el mundo sabe que un juez ha abierto una investigación y, si no consigue controlar al de las puñetas, presiones está teniendo el hombre, que en el fondo es lo que se intenta: juicio tengas y lo ganes.

Dimita o no dimita hoy el presidente, diga lo que diga su partido y los seguidores de Moncloa, Sánchez no sale más fuerte de estos días de reflexión, y lo saben en el Psoe. Ningún presidente, es el comentario internacional, sale en una carta haciéndose la víctima, en plan sentimental, tras admitir la justicia una querella contra su mujer por corrupción, y dándose cinco largas jornadas para tomar una decisión. ¿Creen ustedes, seriamente, que Sánchez va a cerrar su carrera política por amor a Begoña Gómez? Esperemos la excusa que hoy le han preparado sus asesores ante la decisión tomada.