Cambio climático: La desaladora de Carboneras


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CLEMENTE FLORES MONTOYA

Hoy continuamos con el cuento “La desaladora es la solución”, haciendo una pausa para comentar la Ley 11/2005 que anulaba el trasvase del Ebro en base a que, entre otras cosas, sería despilfarrar los recursos públicos. Por entonces las desaladoras fueron presentadas por el PSOE como la panacea al eterno problema de los riegos, olvidando que el Trasvase del Ebro no fue un proyecto del PP, sino socialista. El PP lo que hizo fue apropiarse del plan que había dejado sobre la mesa el ministro del PSOE José Borrell.

Con el Gobierno de Zapatero, el 12 de agosto de 2005 la ministra Narbona inauguró a bombo y platillo la desaladora de Carboneras que era, sobre el papel, la segunda más grande del mundo.

Encontrarse hecha tal depuradora al llegar al Gobierno suponía, a nivel propagandístico, un espaldarazo, y para la pomposa publicidad de la “nueva cultura del agua” (unos presuntuosos publicistas, técnicos de la venta del humo, aupados y llevados en volandas por el gobierno socialista) un aval en su apuesta por el agua desalada.

Desde entonces hasta ahora no han faltado ditirambos, exageraciones y desinformación para hablar de la desaladora de Carboneras que, a nuestro juicio, es uno de los mayores claroscuros de la gestión hidráulica de la comarca en el último cuarto de siglo.

Se dijo cuando se inauguró, y se ha seguido diciendo después, que iba a regar 7.000 Has. del Campo de Níjar, que abastecería una población de 120.000 habitantes, que en época veraniega alcanzarían los 200.000, y que su “producción” de agua dulce era de 42 Hm3 al año.

En aquel momento de gloria -que duró el tiempo que duró la inauguración- todos, políticos, periodistas, afiliados y palmeros sin oficio declarado, pregonaron las cifras y se apuntaron a un éxito tan efímero como los festejos. Al día siguiente de inaugurarse comprobaron con estupor que nadie había caído en la cuenta que para abordar los riegos del Levante almeriense hacían falta tuberías para llevar el agua hasta los campos.

¿Qué había pasado? ¿Dónde habían tenido la cabeza productores y constructores para que la desaladora que iba a producir 42 Hm3/año apenas pudiese empezar produciendo 2,5 Hm3? ¿Cuál ha sido el grado de cumplimiento del convenio que firmaron con ACUSUR los agricultores de Níjar, el 17 de enero del año 2000, por el cual aportarían 12 millones de euros para construir la desaladora, cuyo presupuesto era de 50,3 millones de euros? ¿Cuánto dinero ha aportado luego Galasa y qué cantidad de agua ha tomado de la desaladora? ¿Dónde están las 7.000 Has. de campos regados con aguas desaladas en las instalaciones de Carboneras?

Nadie ha aclarado jamás cuál ha sido su producción año por año, cuánta agua desalada se ha dedicado a riegos y cuánta al abastecimiento de poblaciones a lo largo de los 17 años que han pasado. No se conoce cómo se ha financiado una instalación cuya producción de agua tratada ha estado siempre por debajo de las expectativas creadas. ¿Cómo se han devuelto los créditos?

Nunca se conocerán todos los entresijos de la historia de esta instalación, que fue un plato preparado por Endesa donde fueron a mojar y untar su pan partidos, empresas, instituciones y políticos al uso. Tratemos de contar, al menos, cómo fueron los orígenes de este negocio.

Las técnicas de desalación mediante ósmosis inversa, siendo recientes, tienen un historial sumamente curioso e interesante. El primer proyecto de desaladora de cierta consideración, aplicando la técnica conocida como de ósmosis inversa, era de producción modesta y se había llevado a cabo en Lanzarote en 1982 (una planta de 500 m3/día). Hasta que se inauguró Las Palmas III en 1990, era una producción residual de agua desalada.

En aquellos años las teorías catastrofistas del cambio climático no eran todavía populares y se recurría más a las predicciones del Club de Roma y su informe Meadows, que amenazaban con el agotamiento de recursos esenciales, incluyendo el petróleo. Estas teorías producirían el caos coincidiendo con la llegada del nuevo siglo.

Aunque hacía quince años que Franco había muerto, al llegar los noventa apareció, como en los tiempos del Dictador, la pertinaz sequía. Este quinto jinete del Apocalipsis recorrió durante cuatro largos años (1991-1995) todos los rincones del país produciendo cortes y restricciones de agua en multitud de abastecimientos urbanos.

Jesús Gil, político singular y a la sazón alcalde de Marbella empeñado en resucitar el turismo marbellí, vivió con mucho agobio el periodo de sequía (comenzó su etapa de alcalde en 1991) y se obcecó con la idea de que nunca Marbella resucitaría el turismo de “élite” si un solo día aparecía en un baño de cualquier hotel marbellí el cartel de “Hay restricciones de agua”. (Marbella, con otras poblaciones como Benalmádena, Fuengirola, Mijas, se abastecía del embalse de La Concepción, construido en Istán sobre el río Verde en 1971, con una capacidad de 57 Hm3.)

Viendo cómo iban disminuyendo las reservas del pantano, tras informarse del estado de la cuestión como mejor pudo y, tras recurrir a muchas puertas sin que nadie le diese una solución, Jesús Gil, a finales de 1994, tomó la firme decisión de que debía construir una desaladora antes de la llegada del siguiente verano. Y se puso manos a la obra en plan Cruzada.

En aquel momento no buscó comisiones, sino soluciones, y consiguió tener sobre su mesa una oferta-proyecto que contaba con disponer de los mejores técnicos de ósmosis rescatados de la privatizada INIMA; técnicos experimentados de obra de la Constructora Lain, la ingeniería de obra Civil y Medio Ambiente de Sufi-Omicrón y un grupo de ingenieros de Sevillana de Electricidad-Endesa que, pese a desarrollar una actividad investigadora tan eficiente como poco conocida, serían vitales en la mejora de los rendimientos introducidos en el proceso de ósmosis inversa que se aplicaron en el futuro.

Con tiempo trabajo y voluntad, lo que parecía imposible se logró y la desaladora para Marbella estaba acabada para el verano. Seguramente muchas personas tuvieron presente durante esos meses las frases que Gil había pronunciado al firmar el contrato: “Quizás Uds. piensen que han garantizado unos sustanciosos beneficios con la firma de este contrato, pero yo les garantizo que no serán tales después de cobrarles implacablemente las indemnizaciones pertinentes por cada día de retraso de la puesta en marcha”.

Y Marbella tuvo agua sin tener que poner en funcionamiento la desaladora. ¿Cómo ocurrió semejante milagro? Como ha ocurrido desde hace miles de años las sequías se acaban por muchas teorías que se resistan a admitirlo. Se acabó la que llegó a 1995 como se acabará esta que estamos sufriendo en 2023.

El embalse de la Concepción se llenó y la desaladora de Marbella no se puso en marcha, aunque los técnicos de Sevillana que debían encargarse de la explotación siguieron trabajando con denuedo, día a día, para mejorar gastos y rendimientos, hasta el punto de convencer a sus superiores de que sería un gran negocio hacer una desaladora en Carboneras, en terrenos propios, cerca o al lado de la central térmica.

Si no se hubiese construido la desaladora de Marbella, no existiría el proyecto en Carboneras, pues no se habría planteado por ningún gobierno del PP ni del PSOE, que entonces estaba en la oposición. El planteamiento lo hizo ENDESA-SEVILLANA, que tras participar en la construcción-explotación de la desaladora de Marbella, pensó aprovechar la energía producida por la térmica de Carboneras en horas valle para obtener agua barata. ¿Quién iba a decir entonces que tal día como hoy la planta térmica llevaría dos años cerrada?

No correspondía a Endesa hacer tuberías para riegos y salvo decretos y leyes nadie de la Administración se había preocupado de hacerlas, porque a nadie en ella le preocupaban los riegos.