Una desaladora nacida de “un error” y tres depuradoras “durmiendo en un cajón”

Al delegado de Agricultura le parece “muy optimista” Acuamed anunciando que la planta de Villaricos estará funcionando a “finales de 2024”



ALMERÍA HOY / 10·12·2023

Hablamos con Antonio Mena, delegado territorial de la Consejería de Agricultura, sobre algunos de los problemas endémicos que sufre el ciclo del agua en el Levante almeriense. Por una parte, de la desaladora de la vergüenza -competencia del Gobierno central-, que 16 años después de comenzarse a construir, aún no ha desalado una gota. Por otra parte, le preguntamos por las carencias en depuración, una responsabilidad de la Consejería de la Junta de Andalucía que él representa. Son dos asuntos de extraordinaria importancia para una comarca que funda su economía en la agricultura y en el turismo, dos sectores que necesitan agua en el rincón más árido de Europa.

Para asegurarla, el Gobierno de Zapatero apostó por la desalación. En lo que respecta a nuestra comarca, la ministra Narbona inauguró en 2005 una desaladora en Carboneras que produce 42 Hm3 al año. Un primer paso para asegurar los 170 Hm3 que necesita la zona.

Dos años después comenzó a construirse la del Bajo Almanzora, bautizada por los regantes como “de la vergüenza” porque, 16 años más tarde, tras haber sido arrasada por una riada en 2012, continúa averiada y, por tanto, sin producir.

Sobre esta situación, el delegado tira de hemeroteca. Recuerda que la planta quedó “devastada” porque “alguien erró” al decidir situarla en un lugar “evidentemente inundable”, y le parece “muy optimista” que la desaladora del Bajo Almanzora “esté funcionando a finales de 2024”. Es la fecha señalada en el último calendario que le ha hecho llegar Acuamed, la sociedad estatal que gestiona las infraestructuras hidráulicas en la Cuenca Mediterránea.

A partir de la inundación la planta se vio “afectada y retrasada por un procedimiento judicial” que culminó en 2018, por lo que se podría haber “iniciado entonces” el expediente de rehabilitación, “pero no se hizo”.

En tono resignado, Antonio Mena admite “tener que creerles”, cuando le aseguran que la reparación estará concluida en 2024, aunque insiste que esas previsiones “me parecen muy optimistas”.

DEPURACIÓN

No menos importante es la depuración de aguas residuales. Por una parte, arrojarlas directamente al mar mediante emisarios, como ocurre ahora mismo en Mojácar, no es la mejor manera de promocionar una imagen turística en un lugar que vive en buen parte de ella. Y, por otro lado, poder reutilizarlas como recurso es vital ante la secular escasez.

En este caso, la depuración es competencia directa de la Consejería de Agricultura. Mena describió el panorama hallado por el Partido Popular cuando llegó, en 2019, al Gobierno de la Junta.

Encontraron “400 millones en el banco” para invertir en obras. Era la cantidad recaudada a los andaluces mediante el canon de depuración. Sin embargo, “no había ningún proyecto en ejecución; todos estaban durmiendo en un cajón”. El delegado califica de “inaudito” mantener latente un “gravísimo problema” habiendo “dinero para resolverlo”.

Cuatro años después, describe algunos trabajos terminados como las depuradoras de Cuevas y Huércal Overa, mientras la de Mojácar “ya está adjudicada y con la redacción del proyecto a punto de culminar”.

El contrato fue adjudicado en marzo de 2022 por 23 millones a la UTE EDAR Mojácar, en la que está integrada la empresa pulpileña Albaida. En “tres o cuatro meses” habrá finalizado la redacción del proyecto y, entonces, la adjudicataria dispondrá de dos años para ejecutar las obras”.

Para Antonio Mena, se trata de una infraestructura de “extraordinaria importancia”, porque solucionará el problema de cinco municipios. Además de a Mojácar, prestará servicio a Garrucha, Turre, Los Gallardos y Bédar.

El proyecto ha previsto la incorporación de un sistema de decantación terciaria que permitirá reutilizar las aguas residuales procesadas. La Junta añadirá ese sistema en la depuradora de Cuevas, y el Gobierno de España financiará la planta de regeneración en Huércal Overa. Supondrá un “incremento de recursos para el riego. En un territorio tan seco como el nuestro –añadió- es necesario buscar hasta la última gota. Por eso apostamos por los trasvases, la desalación y la regeneración, sin descartar ninguna fuente de agua”.