Un hotel de 4 estrellas para la inmigración


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

El sector hotelero español se viene quejando desde hace meses por el precio que el estado les quiere pagar en este ejercicio por los viajes del Imserso, reclamando a la ministra Belarra que se tomara en serio a este colectivo, y no solo al hotelero, también al de los jubilados, que han venido disfrutando hasta ahora de unas vacaciones que no habían tenido en años.

No es que comieran gloria divina, pero durante unos días se sentían los reyes del mambo, del cha-cha-chá y de cualquier otro ritmo que se impusiera en esas noches de fiestas en hoteles que se abrían para ellos durante los meses de otoño e invierno. No eran hoteles de cuatro estrellas, pero cumplían las expectativas de estas personas. Todas querían ir a las islas, pero al final se quedaban mayoritariamente en Roquetas, Benidorm, y si tenían suerte, en la Costa Brava. Si te tocaba un hotel de cuatro estrellas ¡albricias! disfrutabas de pulserita, de orquestas nocturnas y de habitaciones con dos camas de metro y medio. Eran felices nuestros viejos con estos viajes. Y encima les costaba doscientos euros y pico por quince días, con viajes en autocar incluido. Una ganga, oiga.

Ni siquiera les molestaban las colas ante las agencias para ser de los primeros a la hora de elegir viaje. Y el año que conseguían dos, que algunos tenían esa suerte, Roquetas o Benidorm les colmaba las ilusiones de ese año. Los viajes del Imserso han sido durante años la esperanza de nuestros mayores, y es de desear que lo sigan siendo durante muchos más, a pesar de la ministra Belarra y sus secuaces.

En estos días, los mayores españoles, los que han venido pagando impuestos a lo largo de toda su vida, están viendo como los hoteles que en años anteriores se abrían para sus vacaciones, ahora lo hace el gobierno de Belarra y cía para los inmigrantes ilegales que llegan a las costas de las islas, y las de la península. Y se preguntan, están en su derecho, si ello pone más en peligro los viajes del Imserso.

En Almería se ha abierto uno de cuatro estrellas, en el Toyo, para unos trescientos inmigrantes de los así llamados. Los soñados hoteles de cuatro estrellas de nuestros mayores, por los que tienen que pagar una cantidad por sus quince días de asueto, pequeña, ciertamente, pero que este año quería corregir por arriba la señora Belarra, ante la crisis por la que están pasando las cuentas del gobierno de Pedro Sánchez, se han abierto, pero no para ellos, para unos visitantes que aparecen en nuestras playas. La crisis, evidentemente, la están pagando los ciudadanos, y los primeros los más vulnerables.

¿Dejará el gobierno los hoteles de cuatro estrellas en las costas para los inmigrantes ilegales que nos llegan en pateras? ¿Se pueden olvidar de ellos nuestros jubilados? Los viejos tienen catorce días de vacaciones con el Imserso. ¿Cuántos van a tener los actuales huéspedes del hotel del Toyo en Almería? ¿Pagarán en esos hoteles los mayores cuando les toque a ellos, o serán gratuitos como lo son para los actuales huéspedes?

El día 28, dentro de dos días, está previsto abrir el calendario para solicitar destinos en las agencias. ¿Tienen los mayores asegurado su viaje y sus hoteles, o estarán ocupados?

Los viejos tienen derecho a saber, han cotizado durante toda su vida.