Salvador le estaba comiendo la tostada a Felipe


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

No hay pueblo en la provincia como Carboneras, siempre lo tenemos en el candelero, cuando no es por El Algarrobico y su polémica sin superar, lo es por su falla sísmica, la más peligrosa de las que se conocen en el sureste peninsular, y cuando nos olvidamos de las dos primeras, aparece Salvador, y junto a Salvador, Felipe, el hombre de los caracoles de Carboneras. Escribir sobre el Algarrobico se está convirtiendo en un repetir los mismos argumentos a lo largo de décadas, y ya está uno cansado. Que lo derriben, que hagan lo que quieran con los ladrillos, pero que nos dejen en paz. Lo pagaremos, claro que lo pagaremos con el dinero que nos sacan con impuestos los políticos.

¿En qué se parece un impuesto a un robo?

Eso, eso. A algunos nos parece que pagar un impuesto no deja de ser una obligación que te imponen por cataplines los políticos, y aquello que se impone por ous, pues, no sé lo que pensaran ustedes, pero a uno le parece un robo. ¿legal? Estos caballeros hacen las leyes pensando en ellos mismos y en sus beneficios, no digo que algunos no sean necesarios, pero otros…

De la falla que esconde Carboneras no queremos escribir, ni hablar de ella. Tener una espada como esa debajo no es agradable para nadie, por lo que los carboneros prefieren olvidar que en cualquier momento la falla puede moverse y mandar a freír espárragos a medio pueblo.

En esta ocasión, la noticia es que Salvador le estaba comiendo la tostada a Felipe en el Ayuntamiento y este le ha soltado la amarra que lo unía al equipo de Gobierno. Y es que se comentaba que los concejales de Felipe estaban cada día más cercanos al pensamiento y al trabajo de Salvador. Te dicen que el alcalde se ha precipitado, que no ha sabido aguantar, que tendría que haberse tomado el Ayuntamiento como una carrera de caracoles, de las que él sabe mucho, pero no les ha hecho caso y ha tirado el carro por el laero. Los caracoles son lentos, se toman su tiempo, descansan durante el verano, pero siempre llegan a la meta.

La carrera política, se comenta en el Consistorio, la estaba ganando Salvador. ¿Más inteligente? ¿Más tiempo en política? ¿Más listo? De todo un poco, aseguran. Lo cierto es que cada día que pasa las ideas de Salvador se iban imponiendo dentro del Gobierno que manda en el Ayuntamiento, de ahí algunos cambios que ha probado Felipe en Urbanismo, el primero y más importante echar a Salvador a los tiburones del Mediterráneo, dicen que intentando que salgan adelante algunos proyectos por los que beneficiar a algún amigo. ¡Oh la, la, la! ¿Es cierto, Felipe?

Se sabía que la unión de Felipe y Salvador nos iba a dar días de gloriosa política local. Es evidente que no es como si la falla sísmica dijera aquí estoy, aunque la relación entre ellos lo parece, pero la realidad entre los protagonistas ha explotado como era de prever en una relación que ya venía siendo peor que un terremoto de esa famosa falla de la que tanto se habla últimamente.

¿Qué está preparado Salvador? Estoy seguro de que sorteará los tiburones y volverá con alguna sorpresa antes de lo que nos pensamos. Y mientras… ¿Logrará Felipe ¡oh, la,la,la! cumplir su objetivo?

París bien vale una misa. ¿O era una mesa? ¿quizás una comisión, o un viaje? ¿Un beso? No se debe olvidar que París es la tierra del amor.