José Vélez le da un baño a Rosario Soto


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

La historia de los jóvenes que se lanzaron desde el Cable Inglés a las aguas del Mediterráneo almeriense ha dado la vuelta a la península ibérica. Era un reto, han manifestado. Y tanto que lo era, y a algunos hombres, si algo les encanta es superar los retos que presenta la vida, aún a riesgo en muchas ocasiones de ponerla en peligro, incluso a perderla. Hemos vivido aventuras de alpinistas intentado ganar el puerto de altas montañas, con el riesgo que supone para ellos, y a nadie se le ha ocurrido hablar de acto vandálico o de una invasión a un espacio público.

Y es lo que más me ha llamado la atención de la nota dada a conocer por la Autoridad Portuaria, que preside doña Rosario Soto. Para la señora Soto es un acto vandálico lo que llevaron a cabo los jóvenes al saltar a las aguas desde lo alto del Cable, cometieron un grupo de seis jóvenes una invasión de un recinto público al llegar hasta él y se bañaron en aguas portuarias.

Vale, si aceptamos los argumentos de doña Rosario, las pateras ilegales que llegan a nuestras playas, ¿se puede considerar cómo una invasión y un acto vandálico? Entran de una manera ilegal en un espacio público, se lanzan desde las pateras al agua y corren como si de una invasión se tratara por las playas. Y cuando la Guardia Civil los detiene, la Cruz Roja les da mantas, comida y lo necesario tras la aventura de cruzar el oscuro mar a según qué horas. ¿O es una invasión, como hicieron los jóvenes que subieron a las alturas del Cable?

Doña Rosario debía estar medio dormida cuando autorizó la publicación de semejante comunicado sobre la gamberrada de los jóvenes. Y se despertó, vaya si se despertó. Un compañero de pandilla, delegado de la Junta en la cuestión de Turismo, Cultura y no sé qué más, de nombre José Vélez, vino a poner las cosas en su sitio. No se puede hablar de vandalismo, ni de invasión en un espacio público abierto a los visitantes durante unas horas al día. De lo único que se le puede acusar a estos almerienses es de haberse saltado el horario de visitas.

¿Y esto no lo sabía la señora Soto? No lo debía saber. O estaba medio dormida cuando le leyeron el comunicado. Es de suponer que no lo escribió ella, sería de aurora boreal. No conozco personalmente al señor Vélez, pero ha demostrado algo que no vemos normalmente entre la clase política: sentido común. Doña Rosario se lanzó sin pensar en las consecuencias, y estas son que ha quedado como Cagancho, ante la salida lógica y sensata de un compañero que ha puesto la aventura desde el Cable en su sitio.

Supongo que la mayor reprimenda a estos aventureros les debe llegar desde sus progenitores, que han visto como ponían en riesgo sus vidas, por un reto como el de saltar desde el Cable Inglés a las aguas del mar. No nos debe extrañar, ante la movida que se ha organizado por culpa de la nota de prensa de la señora Soto, que a partir de ella sean otros jóvenes los que quieren vivir la emoción de volar desde el Cable hasta las azules aguas de Almería, aquellas donde se bañó una mujer de Almería cuando eran dulces y se volvieron “salás”.