Jabalíes y otros animales en nuestros pueblos


..

PASEO ABAJO/Jusn Torrijos

El concejal del PSOE José Fernández Mañas pone el grito en el cielo ante la presencia de jabalíes en el pueblo de Cabo de Gata, y el caballero en cuestión le pide a la Junta del PP que tome cartas en el asunto.

Hubo unos años, no muy lejanos todavía, supongo que los debe recordar don José, en los que la Junta decidió que había que poblar nuestros campos y nuestras sierras de cabras, linces, jabalíes y toda clase de animales.

¿Quién mandaba por estas tierras del sur?

Por el norte de España se decidió que era el lobo el que tenía que volver para el sacrificio de ovejas y dolor de ganaderos. Eran los políticos de entonces cumpliendo las órdenes de algunos sectores animalistas. Y todos nos callamos.

¿Por miedo, por cobardía? Vaya usted a saber, pero miramos hacia otro lado, ente ellos supongo que se encontraba el señor Fernández Mañas. Las leyes eran tajantes, no se podían cazar, sólo la Junta podía organizar batidas, y las cobraba a precio de oro. Quinientos euros batir un jabalí. Nunca se supo a dónde iban los quinientos euros pagados. ¿lo sabe alguien? Que nos lo cuente.

Los animales fueron creciendo, las familias aumentaban, la comida se agotaba, dicen que, por la sequía, por el cambio climático, y bajaron de las sierras hasta los pueblos a buscar el pan suyo de cada día. A algún gracioso político, con el apoyo de los animalistas, juntos tenían que ser, se les ocurrió la fórmula de que los ciudadanos, nosotros, en defensa de nuestros pueblos y de nuestras cosechas, tenían que subirles la comida hasta sus hábitat naturales. Había que alimentarlos llevándoles los alimentos hasta sus cuevas. La idea era cojo… y no se levantaron las voces.

¡Tienen cojines estos políticos nuestros, a los que les pagamos sus buenas soldadas por darnos la lata, cuando no el coñazo!

Esos mismos que los trajeron a nuestras sierras y que los protegieron, ahora se quejan, ahora les ven las costuras a unas leyes hechas con prisas, sin pensar en las consecuencias que tarde o temprano iban a llegar, como así ha sido. Y con la llegada de los problemas a los vecinos, los gritos en el cielo de los callados políticos de hace unos años. ¿Ahora?

Pepe, todos, no solo tú, nos callamos ante la barbaridad que se estaba cometiendo, pero tú eras político y podías haber dado la voz de alarma en aquellos años. No lo hiciste, y aquellos barros nos traen estos lodos de los que ahora te quejas. Ahora hay que gritarle a los que están mandando, exigirles que arreglen algo de lo que no tienen la culpa.

Lo triste, señor Fernández Mañas, es que los actuales no serán capaces de tomar una determinación. El PSOE claudicó en su día, y al PP le harán inclinar la cerviz. Los jabalíes seguirán en nuestras calles, plazas y jardines, y al final tendremos que subirles la comida a las sierra, si queremos que nos dejen en paz en carreteras y pueblos.

Es lamentable, pero con políticos como los que tenemos en Almería, Andalucía y España, entre los que se encuentra usted, los dueños de nuestras calles serán ellos, los jabalíes.

¡Al tiempo!