Bares y tiendas en los pueblos, la revolución de la Dipu


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

. Tomaba posesión como presidente de la Institución provincial don Javier Aureliano García. Sus primeras palabras se esperaban con expectación. ¿Qué nos ofrecerá este hombre que no haya puesto en marcha a lo largo de los años que lleva en el machito de la calle Navarro Rodrigo? Hay que reconocer que no ha defraudado, y que han sido muchos los ciudadanos de esa Almería del interior, abandonada durante décadas, los que han levantado sus ojos al cielo, y han agradecido a don Javier el trabajo que se ha impuesto para estos cuatro años.

¡Menuda revolución! Si en anteriores ocasiones habló de cajeros automáticos, ante la desidia de la banca y de las cajas de ahorro a la hora de servir a los ciudadanos, hay que decirle al señor presidente que no se han cubierto todos los pueblos, pero de esta historia escribiremos otro día, ahora nos ha tocado el tema estrella, la revolución del presidente en Diputación: Los bares y las tiendas.

El generoso de don Javier Aureliano quiere que los pueblos sigan teniendo un lugar donde los viejos puedan jugar sus partidas de dominó, mientras se toman una cerveza en verano, un vaso de vino en invierno o una palomilla en las madrugadas frías de nuestra provincia del interior.

En Benitagla ya se está experimentando con uno de ellos.

El convenio de Diputación con los cajeros no satisface a todos los vecinos… No había quedado en dejar esa cuestión para otro día. Vale, tiene usted razón, a veces soy un pesao. Quería decirles que no tengo muy claro, espero que me lo explique uno de sus vicepresidentes, cómo van a montar esos bares en los pueblos donde no los hay, y los problemas que se pueden presentar a la hora de crearlos.

¿Le darán la concesión de los mismos a alguna marca de cerveza o un vino en especial?

Es de imaginar que gente tan ilustrada como nuestros diputados provinciales tendrán una solución pensada para los mismos, y que igual deberá ocurrir con las futuras tiendas a montar en esos municipios donde no existen. Que nos la expliquen, la solución, estamos muy interesados en conocer el resultado al que han llegado.

Y la marca de la cerveza o el vino, si es que a algunos de ellos se llega.

Decía Javier Aureliano, presidente de Diputación, que ha llegado el momento de la revolución en Almería. ¿A qué llama revolución, presidente? Algunos pensamos que iba a solucionar el problema del agua de nuestro campo, que eso si sería una revolución, pero no creo que él solo lo pueda hacer, tampoco a la llegada del famoso Ave, al soterramiento, al tan esperado corredor del Mediterráneo. El Cortijo del Fraile, su vinculación con Lorca y su revolucionario futuro es algo que tiene en sus manos, pero algo lento lo veo. No hay mucha revolución en sus palabras, perdone que se lo diga, señor presidente, pero habrá que ver los hechos.

Un inciso. En el último pleno hubo quejas desde el PSOE por los asesores. Van a llevar el tema a los tribunales. No están de acuerdo con el reparto. Los del PP les han dicho que es lo que hay, que cuando mandaron ellos, aquello fue una vergüenza, y en eso tiene razón el PP. Ahora toca las liberaciones de los diputados, y me parece que Juan Antonio Lorenzo tampoco va a estar de acuerdo. En estas semanas lo sabremos.

Volviendo a la revolución. Lo de los bares y las tiendas en los pequeños municipios se pueden ver como una asonada. Pero si el presi quiere una revolución de verdad… pero de verdad… No me atrevo a hacerle una proposición en esta columna que sí que sería una auténtica revolución en estos pueblos, pero creo que no contaría con el apoyo del señor Jiménez, don Fernando. Por si acaso, si le viene a bien, uno de estos días me paso a verlo por el Palacio y se lo cuento. Y si lo convenzo. Menuda alegría para estos cuerpos viejos y cansados que viven en los pequeños pueblos de Almería, pero todavía con la ilusión y las ganas de disfrutar.