Votad por amor, queridos hermanos


..

SAVONAROLA

Y dijo Jesús: “Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que os digo, que uno ponga su vida por sus amigos”.

Todos los comicios son importantes, caros míos, pero la elección más importante desde el orto de los tiempos fue la llevada a término por el Hijo del Padre: Nos escogió a nosotros y, por eso, hemos de estar eternamente agradecidos.

Lo contó Juan, el más dilecto de sus discípulos, que transmitió el único precio que el Cristo pidió a cambio: “Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que aqueste que os digo, que uno ponga su vida por sus amigos”.

“Vosotros sois mis amigos –dicen que dijo nuestro Señor-, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, Él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros”.

Así observáis, caros míos, que el mayor y más santo de nuestros hermanos nos eligió por amor, y yo os encomiendo a seguir su ejemplo y, el próximo 28 de mayo, acudid a las urnas y colmadlas de pasión por vuestros semejantes.

Sé que es harto difícil, empero no imposible. Conozco las tentaciones que siembra en derredor vuestro el maligno. O la maligna, que igualmente haylas. Y yo pregunto, ¿qué esconden las alfombras consistoriales para que el voto cotice en las bolsas de Mojácar y Carboneras más que American Express en la de Nueva York?

Algo debe haber en los ayuntamientos, hermanos, y barrunto que no es pelusa de tanta porfía que gastan los campeadores de patrias chicas en entrar a gestionar sus asuntos y trasuntos.

¿Tanto gato hay encerrado como para que llegue a aflorar la violencia como en una historia de griegos y troyanos? Veo candidatos batirse y debatirse; arrojarse venablos dialécticos y disparar promesas asombrosas, no por dignas de admiración, sino por resultar del todo inverosímiles. Traed cuidado de entender a los alcaldables, pues que los castillos que os ofrezcan apenas se sustentarán en el aire que emponzoñan con la hiel de sus embustes.

Buscando el sufragio votarán a bríos que no les mueve el cielo prometido ni el infierno tan temido para optar a regir el común de sus vecinos. Jurarán hasta el perjurio que su afán sólo consiste en sanar las heridas abiertas del Dios pueblo, amén de facilitar los menesteres de todos los paisanos. También os dirán que los de todas las paisanas.

Mas, en verdad, en verdad os digo, mis queridísimos hermanos en Cristo, que muchos de aquestos paladines, lo son más bien a la taza, que diría un granaíno o habitante incluso del Poniente desta Almería.

La tasa que les falta a la hora de poner freno a las prebendas que se gastan en comprar voluntades con el dinero del común, al único objeto de mantenerse al amparo de lo público por la vía electoral.

Que afuera hace un frío atroz para cutis trocados en delicados tras desbastar el pelo de la dehesa, y los hay capaces de matar y rematar, pues que ven en el acta del concejo el pasaporte para una vida inalcanzable por merecimiento propio, más que una licencia para servir.

Y es sustancial, os digo, que seáis capaces de discriminar el oro del oropel; lo importante de lo urgente y, si me apuráis, las churras de las merinas. Porque se presentarán ante vosotros lobos envueltos en pieles de cordero, y el futuro de lo vuestro os va en ello. Que lo ajeno suele contar con demasiados amigos, y más aún si sus dueños no alcanzan a considerarlo propio, cual suele ocurrir en demasía. ¿O habéis olvidado a aquella ya exministra sin pelo en el apellido confesando que lo público no es de nadie? Que lo roban con cuatro palabritas finas, como dijera alguien que nació en Nueva York, provincia de Granada.

Empero no os dejéis dominar. Tal que dijera el poeta, el voto es un arma cargada de futuro a no demasiado plazo: Cuatro años. Cuatro que pasan como los expresos antiguos, rompiendo la noche y el sueño de justos e injustos, pues de todo hay en la viña. Y los errores se pagan en carne que no se come y vino que no se liba, mientras aquellos en quien confiáis vuestra despensa engrosan sus haciendas.

Andad avezados, mis caros discípulos. Acertad y descubrid al buen gestor de lo común, que el porvenir es el único legado seguro que háis de dejar a vuestros hijos y es de desear que lo gestione quien sepa mejor hacerlo. Votar es una papeleta que depositan vuestras manos. Pequeña, ¡pero con tanto dentro! Por eso es importante acertar al elegirla. No la vendáis por nada en el mundo, pues habréis de pagarlo con creces. Votad por amor al prójimo y a vosotros mismos, como yo os he amado. Vale.