Los tranvías, cercanías y carriles bici


..

PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Entre algunas de las promesas de los partidos cuando llegan tiempos de elecciones hay una que se viene repitiendo cada cuatro años. Siempre hay alguno que aparece de nuevo con el tranvía a la universidad, y si hace falta a Cabo de Gata pasando por el Toyo, Retamar y cantar una salve en la ermita de Torregarcía.

En Jaén, la hermosa ciudad de los olivos, la de los aceituneros altivos, se decidió montar un tranvía. La cuesta principal de Jaén se las trae, y de entrada no pareció mala idea el proyecto. No sé cómo acabó, pero se supo que era un proyecto oneroso, un saco sin fondo para algunas empresas y su amigos políticos, sin olvidar las comisiones a mogollón que se repartieron. Un fracaso de libro.

Algunos políticos almerienses no parecen enterarse de lo que ha venido ocurriendo en su entorno, tampoco tienen por qué saberlo, ellos solo piensan en los intereses de Almería, y despiertan cada cuatro años el tema del tranvía a la Universidad. Hubo un momento, la Junta del Psoe lo tenía en cartera, que se habló y con interés del proyecto, pero en el Psoe, como en todos los partidos, de vez en cuando aparece un listo, pero un listo de los de verdad, de los que tienen la cabeza para pensar y piensan, puso en solfa el tranvía de Almería y a sus compañeros en su sitio, como el de algunos otros puntos de Andalucía que se habían subido a la vías y estaban con el agua al cuello. La inversión a realizar en las obras, para el servicio a ofrecer, no merecía ni que se mencionara, pero sabemos cómo son los políticos, y se llenaron cientos y cientos de folios que acabaron archivados, a la espera de que alguien los venga cada cuatro años a rescatar. Y como estamos en campaña, rescatado el tranvía.

Otra cuestión es un tren de cercanías, se habla de él, pero cuando se ponen sobre la mesa los costos y el número de viajeros, el archivo cae sobre algo que las ciudades dormitorio que rodean la capital van a seguir solicitando cada día que pase con mayor necesidad. Pero no cuenta por ahora con suficientes defensores.

Vamos con el caso de los carriles bicis. Se han demostrado que son un engorro en muchos de los lugares y barrios donde se han construido. En otros no. Se sabe que hay cientos de metros, por no decir miles y miles por los que no ha pasado desde su creación ni una sola bicicleta, pero ahí los tienen, y los políticos siguen apostando por ellos. La inversión no es la misma, pero ha habido sus comisiones como en toda obra pública, y chico, hay que apostar por ella, y como valen cuatro perras, todas las administraciones tienen un capítulo para ellas, y como solo quitan unas plazas de aparcamientos a los trastos que suponen los coches: Venga carriles bicis, más carriles bici. Ahora también de patinetes.

El listo aquel del Psoe no quiso llamarles tontos ante lo del tranvía como se pueden imaginar, eran sus compañeros de partido y de gobierno, como no se me ocurre decirles cipotes a los políticos que ahora hablan de ese mismo tranvía, por aquello de que estamos en campaña electoral. A partir del 28 de mayo, tranvía archivado y olvidado, cercanías en los cajones a la espera no sabemos de qué, y más carriles bici, más carriles bici, que los pobres míos son baratos y solo se meten con los coches. ¡Pero qué políticos tenemos, madre del amor hermoso!