Nino, 40 años recién cumplidos. Sigue en activo y acertando en portería contraria. Sólo otros dos jugadores y él han seguido marcando sobrepasada la cuarentena. De origen humilde, el veratense ha forjado su leyenda con esfuerzo y rectitud.
Nino es uno de los tres únicos jugadores que ha marcado un gol con 40 años en las ligas profesionales de España, y el máximo goleador de la división de plata. |
ALMERÍA HOY / 28·06·2020
Nació
hace cuatro décadas el día de la patrona de su pueblo, Vera, y lleva 22 jugando
ininterrumpidamente en la élite del fútbol español, donde se ha ganado un sitio
en la Historia de este deporte. No en vano, es el hombre que más goles ha
metido en Segunda División y uno de los tres únicos que ha marcado sobrepasados
los cuarenta en el fútbol profesional de nuestro país. Guarda en sus vitrinas los trofeos Pichichi y Zarra, y otros que
le acreditan como el mejor delantero y jugador de la división de plata. El niño
que quería jugar en el Vera acabó haciéndolo en el Levante, Osasuna, Tenerife y
el Elche C.F, el equipo de su vida, después de pasar por las categorías
inferiores del Real Madrid bajo la tutela de Vicente Del Bosque. Hablamos de
Nino, el jugador más grande nacido en el Levante almeriense
- ¿Me equivoco si le presento como el jugador
de fútbol más importante en toda la Historia del Levante almeriense?
- Seguramente
ha habido otros muy buenos y sin duda mejores pero que, desgraciadamente, no
han tenido la suerte y las oportunidades que he disfrutado yo, que me han
permitido jugar 22 años en el fútbol profesional y disputar más de 800 partidos
entre primera y segunda división. Sinceramente, me considero afortunado y un
privilegiado por cumplir tantos años en un mundo muy complicado y exigente. Pero,
por encima de todo, haberme ganado un respeto en él.
- ¿Recuerda el momento en que se presentó esa
oportunidad?
- Claro
que sí, aunque se trata de un camino muy largo. En primer lugar, tienes que
sentir auténtica pasión y, por supuesto, reunir las condiciones necesarias. En mi
caso fue determinante Frasquito Alonso, que tenía contactos con el Real Madrid.
Hasta ese momento, yo jugaba con mis amigos de Vera en cualquier sitio en que
hubiera unas porterías y un balón. Cuando tenía once o doce años surgió la
posibilidad de jugar un partido en Caravaca, donde nos reunieron a algunos de
los mejores jugadores de esa edad para ser observados por los ojeadores del
Real Madrid. Frasquito me llevó, y eso me ayudó muchísimo.
- Es que Frasquito ha nacido para el fútbol.
Ése es su mundo y vive para él.
-
Totalmente de acuerdo. Es un apasionado de este deporte. Lo vive a cada
instante y se ha volcado en ayudar a todos los que, como él, lo amamos,
transmitiéndonos ilusión y trabajo.
- ¿Y Antonio Alonso, su padre? ¿lo recuerda?
Fue presidente del Vera.
- Por
supuesto. Ambos estaban unidos por la misma pasión.
- Don Antonio, que en paz descanse, era un
hombre tan justo como exigente.
- Sí, don
Antonio y Frasquito su hijo eran muy exigentes, algo importante en un mundo tan
complicado como el fútbol.
- ¿Con quién tenía mayor complicidad jugando de
niño en Vera? ¿o tal vez era más individualista con el balón en los pies y se
bastaba solo?
- Siempre
he sido un jugador de equipo y he disfrutado con todos mis compañeros. Podría
dar muchos nombres. Me gustaba ver al primer equipo, que cuando yo tenía once
años jugaba en tercera y el campo de Las Viñas era un precioso tapete de césped
natural. Me encantaba ese olor a hierba recién cortada y regada cada domingo.
Soñaba con poder jugar en ese Vera de los mayores, en el que estaban Correo,
Chaparro, José el Gallo. El entrenador era Cayetano, muy exigente. Mi propósito
era llegar ahí.
- ¿Tenía otras aspiraciones ese Nino de once
años? ¿soñaba también con ser médico, arquitecto o, tal vez, cowboy en el
Oeste?
- No.
Siempre me propuse ser futbolista y, al cabo del tiempo, creo que no me he
equivocado. Lo tuve muy claro desde pequeñito. Mi padre era agricultor.
Plantaba sandías y tomates y, las tardes en que tenía que ir a ayudarle al campo,
eran las peores de mi vida, porque yo sólo quería jugar y entrenar. Después,
con el tiempo, entiendes que esas horas de trabajo te fortalecen y te ayudan a
ser humilde y valorar las cosas de otra manera.
- Pero el Nino de hoy se hizo a base de
emplear todo el tiempo posible para jugar al fútbol.
- Y de la
manera que fuera. Cinco contra cinco, tres contra tres, uno contra uno, tiro y
cambio… cualquier situación era buena para jugar y había que aprovecharla hasta
que el dueño del balón decidía irse, que era siempre el peor momento del día.
- ¿Llegó a entrenarle el exalcalde Félix
López?
- Sí. Y
también Paco Vázquez.
- Cuando llega al Real Madrid, ¿en qué equipo
empieza?
- Llegué
al cadete de 2º año, con 15. Estuve dos temporadas jugando en las categorías inferiores
del club.
- Que para usted sería como vivir un sueño.
- Era
estar en otro mundo. Imagínese lo que podía imponer a un niño de un pequeño
pueblo como Vera, con las instalaciones a medida de un equipo modesto, llegar a
una ciudad y un club como el Real Madrid. No fue nada fácil, pero sí muy
importante para hacer crecer al niño que yo era y seguir avanzando en el camino
del fútbol.
- ¿Qué le propuso el Real Madrid?
- A nivel
deportivo, nadie podía ofrecer más en cuanto a instalaciones, pero, además, el
coordinador deportivo de las categorías inferiores del club era Vicente Del
Bosque. Me buscaron un colegio y vivía en una residencia con más chavales,
junto a los campos de entrenamiento. Recuerdo que desplazarme por Madrid en
metro, solo o con algún compañero de mi edad, para un niño de quince años
recién llegado del pueblo, era toda una aventura.
- ¿A quién recuerda haber visto por esas
instalaciones en aquellos tiempos?
- A
todos. El primer equipo del Madrid entrenaba allí mañana y tarde. Hablamos de
Valdano, Iván Zamorano, Raúl, Roberto Carlos, Seedorf… Convivía con ellos en el
gimnasio todos los días.
- ¿Hablaba con ellos o le imponían demasiado
respeto?
- Yo era
un niño muy tímido que venía de un pueblo. No era nada fácil. Era otro mundo.
Yo procuraba fijarme en ellos y aprender. Aprovechar la suerte de tener al lado
a los mejores.
- Y, a partir de ahí, ¿cómo continúa la vida
del Nino futbolista?
- Tras la
segunda temporada, ya en el juvenil, Del Bosque me propuso jugar cedido en otro
equipo de Madrid. Sin embargo, ante esa alternativa, preferí volver a casa. Y
al día siguiente estaba en Vera.
- ¿Fue como volver a empezar de cero? ¿se
presentaron otras opciones una vez de vuelta en su tierra?
- La
verdad es que, después de jugar durante dos años con jugadores de muy alto
nivel, para mí fue un paso muy hacia atrás a nivel personal, pero mucho más en
lo deportivo. Sin embargo, al día siguiente estaba firmando un contrato con el
Elche, que ya se había interesado por mí antes de ir a Madrid.
- ¿En qué categoría estaba el Elche entonces?
- En
segunda división.
- ¿Y empezó a jugar a ese nivel con 17 años?
- No.
Empecé en el juvenil A, que competía en división de honor, alternando algunos
partidos con el filial, que estaba en tercera.
- ¿Qué recuerda del día en que dejó el Real
Madrid? Ha dicho que sintió estar dando “un paso muy atrás”.
- Recuerdo
ese día como si estuviera pasando ahora mismo. A las 10:30 de la mañana estaba
hablando con Vicente Del Bosque y a las 17:00 cogía el tren para Murcia, adonde
fue mi padre a recogerme. Yo era un chaval y a pesar de abandonar el Real
Madrid me sentía feliz por volver a casa. A esa edad, sabía la importancia de
haber pasado por la cantera del Madrid y no me cabía la más mínima duda de que
vendría a por mí cualquier otro equipo.
- ¿Cuándo empieza a ganar dinero por
dedicarse a su gran pasión?
- Yo ya
cobraba en mi etapa en el Real Madrid. No es que fuera una gran cantidad, pero
un chiquillo de quince años como yo no había visto nada semejante en la vida. Incluso ahorré. Después empecé a ganar
un poquito más, pero eran todavía sueldos de chavales.
- ¿A cuánto ascendía su nómina de ‘chaval’ futbolista?
- 25.000
pesetas, más los gastos de residencia. En el Elche juvenil ya cobré 75.000.
- ¿Cómo se produjo el salto al fútbol
profesional?
- En el
fútbol, a los 18 años tiene lugar el gran corte. A esa edad, o pasas al mundo
profesional o te vuelves a casa para siempre. Yo me adapté bien. Fue un paso
natural porque, con 16 años, jugaba más partidos con el filial de tercera que
con el juvenil, y a los 17 ya había debutado con el primer equipo en segunda
división. Ése fue el momento decisivo. Entonces te das cuenta de que te has
hecho de repente un hombre y ya sólo quieres jugar en primera.
- ¿Cuáles han sido los momentos más emotivos
que le han deparado sus 40 años recién cumplidos?
- Sin
lugar a dudas, el nacimiento de mis dos hijos. Después, en lo profesional, me
vienen muchos momentos muy buenos; algunos espectaculares, pero no hay punto de
comparación. Siempre he valorado mucho lo personal. Quienes me conocen saben
que para mí no existe nada más importante que la estabilidad familiar. Lo tengo
muy claro.
- Es fácil perder el contacto con la realidad
cuando se forma parte de una élite a edades tempranas.
- La
verdad es que hay muchas probabilidades de que ocurra eso que apunta. Hablamos
de una profesión en que se empieza a ganar mucho dinero cuando se es muy joven
y, por tanto, poco maduro. A esa edad es fácil equivocarse, y no faltan
oportunidades para ello. Yo he tenido la suerte de que esa situación no me
cambiara. He disfrutado el cariño que me ha mostrado la gente tanto en Vera
como en Elche, Tenerife, Pamplona, Valencia y todos los lugares por donde he
pasado, no obstante, he mantenido los pies en el suelo siendo consciente en
todo momento de cuáles son y dónde están mis raíces. La humildad y el trabajo
ayudan.
- ¿Ha existido en su vida ese personaje
paternal que con frecuencia dibuja el cine o la literatura?
- Sí, he
tenido la suerte de contar con entrenadores que me han ayudado muchísimo tanto
en lo deportivo como en lo personal, como José Luis Oltra o Enrique Martín. También
otros, pero estos dos me han marcado muchísimo.
- ¿Cuál es el balance que hace de su carrera?
¿predominan los aciertos o los errores?
- Veo
mucha realidad, trabajo, exigencia, alegrías… Veo de todo y no me arrepiento de
nada. Con 40 años sigo jugando al fútbol, que es mi pasión, y metiendo goles;
unos años en primera y otros en segunda. Comparto con mi mujer y mis hijos
nuestro proyecto de familia. No puedo pedir mucho más a la vida.
- ¿Cuánta vida deportiva le queda al Nino
futbolista a sus 40 años? ¿se ve con fuerzas para seguir en la alta
competición?
- Yo me
encuentro bien, pero desde hace cinco años me siento a hablar con la directiva
cada 30 de junio. Sigo metiendo goles, sin embargo, ya veremos cómo me siento a
final de temporada.
- Usted habla del trabajo y del esfuerzo que
le ha costado todo lo que ha conseguido, ¿qué mensaje le gustaría ofrecer a una
sociedad que tiene muy presente sus derechos y no tanto sus obligaciones?
- Siempre
he tenido muy claros unos valores. Sé que sin trabajo y humildad la vida es muy
complicada en todos los aspectos. Vivir no es fácil. Hemos de saber qué
queremos y esforzarnos al máximo para conseguirlo. A nivel profesional, sea lo
que sea a lo que nos dediquemos, existe mucha competencia. En el fútbol, tienes
un año malo y otro ocupa tu puesto. Nada es para siempre y has de ganarte el
puesto día a día, en cada partido, por muy irrelevante que parezca. Es verdad
que en la sociedad hay de todo. Si me pide un mensaje éste sería el que he
elegido para mi vida: trabajo y humildad.
- Es usted delantero y goleador. ¿Quién le ha
realizado el marcaje más implacable?
- Me
vienen a la cabeza los que me hicieron Puyol y Sergio Ramos. Nadie me marcó
como ellos, aunque otros centrales menos conocidos llegaron a hacerme más daño.
- ¿Qué portero se lo puso más difícil?
- Todos.
Tanto en primera como en segunda división hay un nivel muy alto entre los
porteros.
- ¿Cómo le han tratado las lesiones?
- La más
importante fue una rotura del ligamento cruzado con 33 años que pudo ser
definitiva. Me operó el doctor Alfaro en Pamplona y me dejó la rodilla
perfecta. De hecho, llevo 7 años compitiendo desde entonces. Por lo demás, sólo
he sufrido dos o tres fracturas en toda mi vida deportiva. No han sido muchas.
- ¿Recuerda el gol más celebrado?
- Uno que
supuso el ascenso de mi equipo. Fue durante un Tenerife-Jerez. Era el último
partido de una liga y marqué el tanto que sirvió para subir a primera al equipo
isleño.
- No sería en el último minuto.
- Casi.
Fue en el 86. Faltaban 4 para el final. Faltó poco para que se viniera abajo el
Heliodoro Rodríguez, que presentaba un ambiente extraordinario.
- ¿Algún exceso importante en el césped del
que se arrepienta?
- Seguro
que lo hay, pero no hay que perder de vista que en el campo se juega a gran
velocidad, con una presión enorme y hay que adoptar decisiones en fracciones de
segundo. Ningún jugador quiere lesionar a nadie, cometer errores ni acabar
expulsado. Los futbolistas somos personas y, por tanto, nos equivocamos del
mismo modo que acertamos. Son las dos caras de la moneda de este juego.
- ¿En qué partido recibió más ‘leña’?
-
Recuerdo en especial un Lorca-Elche en segunda división. Había un par de
defensas… digamos que complicados.
- ¿Duele tanto como parece o se hace mucho
teatro?
- Hay de
todo, pero si duele, se nota. Cuando te hacen daño te quedas en el sitio. No
ruedas tanto como hacen los que simulan. El que da más de tres volteretas,
miente. Quien sufre de verdad se queda clavado al suelo. No está para
tonterías.
- ¿Cuántas veces se ha dejado caer en el área
para arrancar un penalti?
- Nunca
he rehuido el contacto, pero tampoco he sido ‘piscinero’. No he jugado a
tirarme.