Puigdemont

Un político, al ocupar un cargo, recibe tantos halagos, felicitaciones y alabanzas que inevitablemente cree ser alguien muy superior a él mismo.
No es difícil que un político se crea un dios porque a semejanza de los dioses es una figura creada por nosotros los hombres, que la idealizamos y alabamos sin mesura ni rubor


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CLEMENTE FLORES

El Gobierno de la Nación culpa a los ciudadanos, de sus enfermedades por no cuidarse, del cambio climático por no reciclar, de la crisis por haber vivido por encima de sus posibilidades y de los atascos en las autopistas, en caso de nevada, por no llevar cadenas.

Para estos y otros casos los políticos catalanes han adoptado una postura de agravio, culpabilizando al resto del país, especialmente a Madrid, de sus problemas sobre todo cuando los problemas económicos se agudizan. Fomentando el narcisismo,idealizandos u identidad, olvidando la solidaridad y poniendo énfasis en el victimismo, la crispación aparece por cualquier cosa cuando menos se espera. Hoy en Cataluña, a la menor discusión las emociones negativas se desparraman, crece el resentimiento y se desconfía de las instituciones.

En esta situación, cuando el esperpento y la realidad se funden ha emergido, sobre otros políticos catalanes, la figura de Puigdemont, cuya forma de actuar en política es paradigmática. Quien con su dedo eligió a Puigdemont se equivocó porque,según dicen los entendidos, nadie puede elegir a un estúpido para utilizarlo en su provecho. Cualquiera, tenga el poder que tenga, está perdido si da a un estúpido capacidad y libertad de hacer y desarrollar lasestupideces que se le ocurran y eso ocurrió con el mentor de Puigdemont.

Un político, al ocupar un cargo, recibe tantos halagos, felicitaciones y alabanzas que inevitablemente cree ser alguien muy superior a él mismo.
No es difícil que un político se crea un dios porque a semejanza de los dioses es una figura creada por nosotros los hombres, que la idealizamos y alabamos sin mesura ni rubor.

Las acciones erráticas e irracionales de un estúpido pueden volver locoa quien no lo sea, porque son imprevisibles y porque, además, seguramente, habrá subestimado su potencial ya que esta clase de políticos se vuelve tanto más activa, cuanto con más permisividad se les trate.
Ocurre que cuando un político estúpido actúa,hasta los dioses se estrellan en vano como dejó escrito Dickens.

La Administración forma parte de un sistema coherente que tiene como fin el cumplimiento de las Normas (las leyes) y de la protección contra los abusos del poder político, económico o de cualquier tipo. ¿Qué puedes esperar de una Administración a cuyo frente se pone un estúpido?
Faltan escasa horas para la teórica formación de un gobierno catalán y un amigo me pregunta mi opinión al respecto.En consonancia con lo dicho, nada es predecible y todo puede esperarse del ex Presidente de la Generalidad. Un estúpido es más peligroso que un malvado y en la situación actual puede aparecer sonriendo complicando la situación, haciéndonos perder tiempo, humor, dinero o calidad en la convivencia.

Haga lo que haga no mostrará signos de arrepentimiento, de remordimiento o de malicia. Como todo estúpido tampoco cree que deba dar ninguna razón de su comportamiento.

¿Estúpidos al poder? Cualquier agujero les parecerá una puerta. ¡En Flandes se ha puesto el Sol!