San Isidro, Huércal Overa


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

. A la espera de poder escribir sobre los resultado conocidos en la noche del domingo, me van a permitir que me acerque a un problema que vienen viviendo los vecinos del barrio de San Isidro, en la localidad de Huércal Overa, y que afecta especialmente a aquellos que se han sentido olvidados, cuando no postergados desde la Iglesia que debía ayudarlos, protegerlos en su fe y su vida dentro de la comunidad religiosa en la que habitan.

Creo que antes de exponer opiniones y aptitudes de lo vivido por estas personas es preferible que pasen y lean parte de una carta que la Asociación mandó al jefe de la Iglesia Católica en Almería. Que sean estas palabras las que nos pongan en antecedentes de lo que ha venido y viene ocurriendo en esta barriada con los feligreses. Tiempo tendremos en el futuro para acercarnos a este problema que no merece, según parece, que el buen obispo de la diócesis le dedique unos minutos de su tiempo.

Pasen y lean.

Nosotros volveremos con esta misma historia en unos días. Lo último que me han contado es que vecinos de esta barriada están teniendo presiones para que no den a conocer los problemas que vienen padeciendo desde hace un par de años con la Iglesia que debía guiarles y defenderles.

"Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio Gómez Cantero, Obispo de Almería:

Entre los días 12 y 14 de mayo, celebramos en nuestro barrio el día de nuestro patrón, San Isidro Labrador, y, por primera vez en décadas, lo haremos sin la presencia del párroco de Huércal-Overa, al menos invitado por la asociación de vecinos.

Han sido cuantiosos los escritos que hemos dirigido a ese obispado poniéndoles en antecedentes de lo que ocurre en la Iglesia Parroquial de San Isidro, y en solicitud de ayuda. Cuantiosas han sido también las peticiones de ser recibidos por su Excelencia.

El cardenal canadiense Marc Ouellet enumeraba así las cualidades que debería tener un obispo en sus relaciones con todos los fieles: “Hombre amable, 'fortiter et suaviter' (dulce pero firme), sosegado, cercano a la gente, capaz de sincera y profunda amistad“.

No encontrar margen de tiempo para atendernos en asunto de su competencia en más de dos años, no se corresponde con las referidas cualidades que, sin duda, su Excelencia posee.

Nos sorprende, e incluso nos parece improbable, tanta desidia viniendo del máximo responsable de nuestra Diócesis, en relación a nuestra causa. Ello nos lleva a considerar y buscar “encaje” a unas manifestaciones que realizó el pasado mes de enero: "A todos los ataques respondo con silencio, porque no vale la pena. Das una piedra a alguien para que te la tire otra vez". "Guardo silencio porque, además, lo que me llega es mentira".

Somos conscientes que no se refería a los vecinos de San Isidro de Huércal-Overa, sino a otro colectivo, pero sí que indica una actitud que nos pudiera ser aplicable ya que tenemos serias dudas acerca de la objetividad, rigor y escrupuloso respeto a la verdad de la información que se pueda estar trasladando al obispado desde la parroquia y/o su entorno, referida a la Iglesia de nuestro barrio.

De las conversaciones mantenidas con el párroco, D. Francisco Jerónimo, y el vicario parroquial, D. Rubén, con motivo de la ya citada celebración religiosa, llegamos a las siguientes conclusiones.

De una parte, la postura tajante de la parroquia, sin talante negociador, con predominio de la intransigencia y de reafirmación de su poder y fuerza, en respuesta a nuestra buena voluntad y deseo de acercamiento. De otra, la constatación de que se miente sin pudor incluso ante aquellos que podemos rebatir sus afirmaciones.

No se dice la verdad cuando se afirma que la Iglesia Parroquial de San Isidro se comparte con nuestros “hermanos ucranianos”, mejor dicho, que nuestros “hermanos ucranianos” comparten la iglesia con nosotros.

“Invadir” sin contemplaciones ni remordimientos, en ningún caso, es sinónimo de compartir, aunque lo afirme el párroco:

- No nos está permitido acceder libremente al templo con llave propia y en mano, como ellos. El uso de la llave que posee una vecina, por haber sido catequista, requiere que ella, a su vez, pida permiso al párroco. (Antes de que pudiéramos llegar, ya estaría ahí Igor).

Sirva de ejemplo que, dos años consecutivos ya, pedimos celebrar el mes de mayo abriendo las puertas de la iglesia durante un par de horas por la tarde, siempre bajo vigilancia, para aquellos vecinos que quisieran acercarse a orar, favoreciendo, así, el acercamiento de los feligreses al templo. Nunca se nos contestó.

- Somos personas non gratas en nuestra propia iglesia: “la iglesia es de la iglesia y hace con ella lo que considera oportuno”, dicen desde la parroquia.

Además de ser una afirmación impropia de un siervo de Dios, es improcedente. En primer lugar, porque citar como argumento la “propiedad” (que nadie ha puesto en duda ni en tela de juicio) coloca en términos de igualdad la poca inteligencia con una extrema prepotencia. En segundo lugar, porque el coste de la adquisición del suelo y construcción de este poblado de colonización, uno de los 300 construidos a lo largo y ancho de nuestro territorio, se repartió en su debida parte proporcional entre todas las viviendas. La Iglesia parroquial de San Isidro labrador, entregada de forma gratuita a la Iglesia (donada) fue subvencionada por todos y cada uno de los vecinos del barrio, y desde que fue erigida en 1964 han cuidado y custodiado sus instalaciones y sus pertenencias.

- Se desconfía de nuestra integridad y honradez. Nos dicen desde la parroquia que “es que ellos tienen ahí sus cosas”.

Bien, ¿Y dónde están las nuestras? ¿Quién custodia, y dónde, el Vía Crucis de madera con el que se inauguró el templo y que nuestros “hermanos” sustituyeron por el suyo propio?

Tampoco se dice la verdad cuando se cifra en medio centenar los hermanos ucranianos que asisten a misa los domingos en esta iglesia. Son poco más de la cuarta parte. No se puede convertir a categoría de cotidiano lo que es un hecho puntual, y ni aun así. Puede confirmar este extremo su secretario personal, también de nacionalidad ucraniana, el padre Vasyl Diakiv.

En asamblea de vecinos del barrio, de la que ya se le puso en antecedentes, al igual que de sus conclusiones, se decidió no entrar a oír misa en San Isidro hasta tanto no se escucharan, se valoraran y se resolvieran nuestras quejas y reclamaciones. A inicios de este mes de abril, con buena fe y con ánimo de propiciar el diálogo y el acercamiento, invitamos desde la asociación de vecinos a D. Francisco Javier Sáez, Vicario de Pastoral, a celebrar la Santa Misa junto a nuestro párroco con motivo de la festividad de San Isidro. Invitación que fue aceptada y que agradecemos enormemente. Por su parte, nuestro párroco ni ha encontrado hueco para celebrar la misa en domingo (día 14 de mayo) como tradicionalmente siempre se ha hecho y con lo que debía contar, ni ha estado dispuesto a poner un granito de arena de su parte para favorecer el acercamiento de sus feligreses al templo y su activa participación, celebrando la santa Misa en la plaza de la iglesia, a 15 metros del altar.

Si celebrar una misa al aire libre requiere de motivo justificado, esta ocasión lo está. ¿Cuáles son las prioridades de una iglesia que no muestra interés en reunir a su “rebaño”? No ha existido ni un ápice de voluntad compartida de acercamiento de posturas. En cualquier foro que se plantee, ha de sorprender la desidia de los responsables de parroquia y obispado y el manifiesto interés en provocar el desencanto y abandono de estos fieles, que no han de conseguir. Pueden provocar cambios de estrategias, pero nunca modificar nuestra convicción de que ni está justificado, ni en justicia se sustenta, que pasemos a ser “invitados” y no “anfitriones “ en la iglesia de nuestro barrio.

Aquello que se planeó con buena fe e ilusión y que, con un poco de buena voluntad por ambas partes, podía haber acabado en un día feliz y de encuentro, se ha convertido, en cambio, en una enorme decepción para nosotros.

Es decisión de la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos:

1. Que la Asociación, como tal, ni contemple en el programa de feria, ni gestione, la celebración de la Santa Misa.

2. Avisar a D. Francisco Javier, Vicario de Pastoral, que desistimos de su celebración.

3. Su sustitución por una ofrenda floral a San Isidro el domingo en la puerta de la iglesia, con la participación de la Cuadrilla de Justo, baile de parrandas incluido.

4. Que la empresa de Silvestre elabore el cartel de San Isidro en gran tamaño para colgarlo en la pared y adornar el entorno.

5. Comunicar esta decisión por correo certificado al Párroco y al Obispado.

Ilustrísima esto es un simple “apunte” de lo que vivimos, sentimos, sufrimos y deseamos los vecinos de San Isidro de Huércal-Overa en relación a la Iglesia Parroquial de nuestro barrio.

Le instamos a que considere que no hay razón para tanta intransigencia y que tiene en su mano la posibilidad de adoptar medidas plausibles que pudieran contentar a todos: la cesión a nuestros hermanos ucranianos de una iglesia vacía en esta localidad. “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti” no siempre es entendido ni practicado por todos.

Crean, sin ambages, que la propuesta de traslado de los hermanos ucranianos a cualquier otro templo abierto en este término municipal, incluida la Parroquia, recibe, de forma unánime la misma respuesta: “Ah, eso no”. De no dar crédito a esta afirmación, realicen la oportuna encuesta desde ese obispado o declinen en los vecinos de este barrio la responsabilidad de llevarla a cabo.

Le reiteramos nuestra solicitud de cita con su ilustrísima, y, a seis días del inicio del mes de mayo, haciendo valer su afirmación de que quiere iglesias con las puertas abiertas, permítanos disponer de llave para abrir las de este templo cada tarde en honor a la Virgen. Recordemos lo que dice el Santo Padre, “Lo que a todos afecta, por todos tiene que ser tratado”.

Con sincero y fraternal afecto en el Señor".