¡Ocho euros al mes para ir al cine!


..

PASEO ABAJO/Juan Torrijos

El excelso presidente del Gobierno, nuestro querido padrecito, el hombre que solo piensa en el bien de sus ciudadanos, ¿o somos súbditos? sabiendo lo aburridos que estamos los jubilados, ha decidido mandarnos una tarde a la semana al cine. Lo mismo es la de los martes (a mí los martes no me viene bien, que conste), con un precio de dos euros. Ocho al mes, son los que se va a gastar en la felicidad de los jubilados nuestro querido padrecito.

Ya veo las largas colas de viejos y viejas, cogidos de la mano, con amplias sonrisas en sus caras, esperando entrar a ver la película, que, en esa tarde de martes, ofrece Pedro Sánchez al precio de dos euros.

¡Al cielo con él!

Este hombre tiene que acabar en los altares, santificado, beatificado y con millones de viejos besando algún día la peana donde se ubique su excelso rostro de cemento armado.

Soy uno de esos jubilados que piensa beneficiarse de la medida. Me he puesto de acuerdo con los colegas de partida de dominó, para ir al cine, y no crean, no los veo muy dispuestos a ello. Prefieren la partida y el café con los amigos, que una tarde en el cine, donde lo más probable es que se queden dormidos, con las películas que se hace ahora.

¿Y si podemos elegir la película que queremos ver? dijo una voz popular. (Copión)

Menudo follón se organizó. Los partidarios de la izquierda dijeron que había que votar el tipo de películas a ver, a los de la derecha les daba igual, siempre que no fuera de los Almodóvar, los Barden…, vamos que no querían españoladas de las que nos ofrecen en estos años. Se impuso la votación, a la derecha siempre la convence la izquierda, o la acojona. Se le pidió a Ignacio, hombre vinculado al cine desde hace años en la diputación, que nos hiciera un listado sobre tipo de cine que atrajera el interés de los viejos jubilatas.

Ignacio nos hizo un buen trabajo en cuanto al resumen del cine que nos podía gustar, pero ya sabemos cómo somos los viejos, ponernos de acuerdo era complicado. Vamos a analizar, dijo una voz popular, y si os parece votamos. ¿Lo hacemos a mano alzada? Vale.

Películas de acción, manos alzadas de los hombres.

De romance y amores, manos alzadas de las señoras.

Comedias y otras historias, las manos no se alzaron.

De crímenes y policías, manos alzadas de los hombres y un buen grupo de las señoras.

Daba la impresión que nos habíamos puesto de acuerdo y que la mayoría de los jubilados íbamos a acabar la reunión satisfechos del resultado. Cine de crímenes y policías parecía llevarse el triunfo.

La voz que había estado leyendo la lista manifestó que se le había quedado un tipo de cine sin anunciar.

¿Y si le pedimos al presidente del gobierno que los jubilados queremos a nuestra edad ver un cine más erótico, algo porno, vamos, más a lo tito Berni los martes por la tarde? Madre mía la que se lio.

No quedó ni una mano de hombre que no se levantara. En ese momento no hubo artrosis en manos o brazos, todos se alzaron al unísono, mientras en las caras y en los ojos se iba manifestado una sonrisa, las crónicas del acto aseguran que muy picarona. ¡Estos viejos!

Las viejas protestaron. Como era de esperar. Ellas apostaban por ver películas de amor, parecidas a las cincuenta sombras de no sé qué, pero nada de porno. Pasaban los minutos y nadie se ponía de acuerdo. Te das cuenta, Pedro de las narices, que cada vez que tomas una decisión divides a la gente, pones a unos contra otros, y si esa tarde no llegamos a las manos con nuestra mujeres es porque alguien tuvo la ocurrencia de llamar a nuestros hijos y vinieron los chavales a poner paz entre sus padres. Se oyó una voz entre ellos, en esta ocasión no era popular, que dijo, este Pedro acaba con los viejos del país.

Pedro, ya sabes, los viejos quieren que los dejes en paz, que les subas las pensiones y que no fastidies a sus hijos y nietos. Y la película de los martes, que sea como aquella de la mantequilla del padrino. ¿Y en los pueblos donde no hay cines? Que se lo pidan a Javier Aureliano.