El presidente de la Acequia Real del Júcar cree viable el trasvase desde ese río al Levante almeriense, aunque lamenta que el populismo y la demagogia colocan el proyecto al filo de lo imposible
ALMERÍA HOY / 01·04·2023
La Acequia Real del Júcar es una entidad con siete siglos de historia que agrupa a más de 25.000 regantes. Gestiona un río en disposición de ceder agua a otras cuencas. Lo hace al Turia, Palancia y Vinalopó. Hace casi un año, llegó a un acuerdo con Aguas del Almanzora para transferir al Levante y Norte de Almería 50 Hm3 en cinco años, pero las presiones de ecologistas, Compromís y PSOE frustraron el convenio que beneficiaba a ambas partes. El máximo representante de los comuneros valencianos, Juan VAlero de Palma, aún cree viable el trasvase, aunque sabe que el populismo, la demagogia reinante, coloca el proyecto en el filo de lo imposible.
- ¿Cómo es posible que, tras haber llegado a un acuerdo los regantes del Júcar y el Almanzora, el Ministerio para la Transición Ecológica acabara impidiendo un trasvase que beneficiaba a ambas partes?
- El mundo del agua es cada vez más difícil de entender. No se toman las decisiones ni se abordan los problemas de forma objetiva, con base en estudios técnicos y sin prejuicios políticos. En el caso de la Acequia Real del Júcar, aplicamos un regadío tradicional desde hace más de 700 años. Financiamos íntegramente el embalse de Alarcón como punto de partida para modernizar nuestros riegos. Gracias a este pantano, hemos podido regular nuestros recursos. Nos ha permitido ahorrar agua suficiente para hacer posible el trasvase hasta el Levante de Almería. Nuestro caso es muy singular. La cuenca del Júcar tiene un déficit de 195 Hm3 al año, sin embargo, transferimos agua al Turia, el Palancia y el Vinalopó. No podemos ser más solidarios.
- ¿Y por qué no al Almanzora?
- Hay que empezar recordando que la iniciativa de enviar agua a Almería partió del Ministerio para la Transición Ecológica. Nos trasladaron la posibilidad de realizar esta cesión a los regantes del Almanzora. La analizamos, y con más de 1.000 Hm3, pensamos que transferir a Almería 10 anuales hasta sumar 50 en un periodo de 5 años, a cambio de un precio justo, nos permitiría acelerar las obras de modernización de nuestras infraestructuras. En la cuenca del Júcar predomina el minifundio. Agrupamos a más de 25.000 regantes que, en su mayoría, cuentan con parcelas de menos de una hectárea en las que queremos implantar el goteo. La Administración tiene compromisos firmados para ejecutar las obras, pero no los están cumpliendo. Surgió la oportunidad de acceder a fondos europeos para culminar los trabajos por nuestra cuenta; sin embargo, necesitábamos aportar 20 millones de euros que no teníamos. Estudiamos con mucho interés la propuesta de ceder agua al Levante almeriense. Por una parte, contribuíamos a paliar el grave problema de escasez en esa comarca y, por otra, resolvíamos la financiación de nuestras obras que, además, supondrán mayor eficiencia y ahorro de agua.
- Entonces, ¿dónde está el problema?
- La cesión era legal y técnicamente posible, porque existían recursos de sobra. Pero el acuerdo debía ser refrendado por las comunidades de regantes afectadas. Cuando convocamos la Junta General, las asociaciones ecologistas valencianas conocieron el proyecto y se movilizaron en contra. Convocaron manifestaciones y acusaron a la Acequia Real de vender el Júcar entero. Todo mentira, porque el planteamiento consistía en transferir un máximo de diez o hasta veinte Hm3 anuales durante cinco años, con la condición de suspender el trasvase de producirse cambios significativos en la cantidad de agua embalsada en Alarcón o en el caudal del Júcar. La presión de los ecologistas lo complicó todo. Arrastraron a partidos políticos afines, como Compromís o Podemos, que influyeron en el Gobierno de la Generalidad. Los medios de comunicación valencianos también jugaron un papel determinante difundiendo informaciones totalmente alejadas de la realidad, generando miedo y, en suma, desinformando.
- ¿Siguen ustedes dispuestos a enviar agua a nuestra comarca?
- Seguimos convencidos de que adoptamos la decisión correcta. Los regantes nos ponemos fácilmente de acuerdo porque hablamos el mismo idioma. Sabemos cuáles son nuestras necesidades. En el caso que nos ocupa, nosotros precisamos financiación para modernizar y los del Almanzora agua. Nos pusimos de acuerdo rápidamente. Pero la política funciona con otros criterios. Ahí sólo importa el rédito electoral para las elecciones más próximas. No les interesa en absoluto el bienestar de los ciudadanos. Únicamente conseguir más votos al precio que sea, y el agua mueve muchos sentimientos. Aquí decían que íbamos a vender el Júcar, cuando estábamos hablando de 10 Hm3 sobre los más de 1.000 con que cuenta el río. Apenas el 1%. Se manejaron las cifras sin ningún pudor para engañar a la opinión pública. Los medios trasladaban que el Júcar entero se iba a Almería.
- ¿Cómo vivió esta situación?
- Fue una campaña muy sucia en los medios de comunicación valencianos a la que, poco a poco, se iban sumando entidades. Se presentaron y aprobaron mociones en contra en los ayuntamientos. Nos acusaron de vender el río y que iba a ser la ruina de todos los pueblos por nuestro interés en hacer negocio a costa del agua, cuando las comunidades de regantes somos entidades sin ánimo de lucro sometidas a auditorías. Algo muy importante a destacar es que los ecologistas se oponían a un convenio que tenía como objetivo la modernización de nuestras instalaciones de riego, y el ahorro generado de recursos hídricos se destinaría íntegramente al Parque Natural de la Albufera, para garantizarle agua de calidad. Es decir, los ecologistas han luchado para impedir que llegue a la Albufera más agua y de mayor calidad.
- El trasvase del Ebro derogado, el Negratín cerrado, recortes en el trasvase del Tajo y veto al del Júcar. ¿Por qué cree que se ponen tantos obstáculos a la agricultura del Levante español y almeriense?
- Me resulta inconcebible. Todos los españoles deberíamos estar orgullosos del regadío que se practica en Murcia y Almería. Son la referencia en todo el mundo. En ningún lugar se extrae más rentabilidad a cada gota de agua. Ahora vienen los israelitas a ver qué hacen allí, cuando unos años atrás ocurría lo contrario. Pero en vez de estar contentos de que unos españoles sean los primeros en algo, les ponemos palos en las ruedas por una forma de hacer política sin ningún fundamento. Entiendo que se pueden mantener opiniones diferentes, pero siempre sobre alguna base sólida. Para empezar, el agua es dominio público de todos los españoles. Así lo establecen la Constitución y la Ley de Aguas. Es preciso respetar los derechos de las cuencas cedentes, pero las decisiones han de tomarse con datos encima de la mesa. Si se hubiera obrado con criterios exclusivamente técnicos y legales, el contrato entre los regantes del Júcar y el Almanzora habría salido adelante, paliado una situación dramática en Almería, acelerado la modernización de la Acequia Real y, por consiguiente, enviado más agua de calidad a la Albufera. Tres importantes beneficios con una sola acción. Pero a partir de la campaña emprendida por ecologistas y medios de comunicación, la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente valenciana y la Generalidad se pusieron en contra y el Ministerio claudicó.
- Mientras tanto, en aquellas mismas fechas se arrojaron 79 Hm3 al mar desde la presa de Tous.
- Son cuestiones diferentes. El embalse de Tous se construyó para laminar avenidas, y debe evacuar agua con el fin de recoger la que pueda llegar en caso de una gota fría. Es preciso hacerlo. No debe volver a producirse una catástrofe igual que la de 1982. Como el año pasado vivimos una primavera rica en lluvias, fue necesario vaciar el pantano por cuestión de seguridad.
- Sin embargo, muchos de los agricultores que padecían entonces la falta de agua lamentaron que no existiera una red de tuberías para aprovechar esos 79 Hm3.
- La infraestructura que requiere un trasvase no se puede construir para aprovechar los recursos de una avenida, porque esa situación ocurre en muy contadas ocasiones. No es económico ni viable instalar un canal permanente capaz de evacuar 1.000 litros por segundo sólo por si se da esa circunstancia esporádica. Es preciso mantenerlo y cuesta mucho dinero. En Tous ocurre una vez cada diez años, pero dio la casualidad de que coincidió con nuestro planteamiento.
- Hecha esa salvedad, ¿cree posible que el trasvase desde el Júcar al Almanzora pueda ser realidad algún día o, por el contrario, debemos descartarlo como una oportunidad definitivamente perdida?
- Claro que es posible. Aunque, antes que nada, considero imprescindible hacer pedagogía y explicar muy bien en qué consiste. Nos enfrentamos a gente que no sabe nada de agua y carece de la información más básica, pero utiliza los datos sin rigor y difundiendo barbaridades. Si su discurso prevalece, nadie estará de acuerdo en transferir ni un litro de agua del Júcar. Tenemos que ser capaces de explicar que se trata de ceder temporalmente el 1% del río con tres objetivos muy concretos: Paliar la falta de agua en una comarca, acabar con un retraso de 20 años en conseguir que nuestras infraestructuras sean eficientes y garantizar que la Albufera sea un paraíso natural. Todo eso es posible ahora porque contamos con recursos embalsados de sobra para hacer frente a las dos próximas campañas. Significa que, desde el punto de vista técnico, retomar el acuerdo es viable. Legalmente también, sin embargo, soy pesimista en cuanto a la política. Más aún ahora, con elecciones municipales y autonómicas el mes de mayo en la Comunidad Valenciana. El tema del agua se utiliza como arma política, en lugar de como una cuestión de Estado. Se ha territorializado y convertido en herramienta para la demagogia y hacer daño generando miedos sin ningún soporte técnico, aludiendo a los sentimientos. Con una administración seria y rigurosa, capaz de adoptar decisiones firmes, enviar agua desde el Júcar al Almanzora sería perfectamente viable.
- No parece el caso de la Generalidad. El presidente Puig acude a los tribunales pidiendo solidaridad y agua del Tajo para Alicante al tiempo que impide lo mismo desde el Júcar hacia el Levante almeriense. ¿Cómo entiende esa actitud?
- El señor Puig no se ha pronunciado sobre nuestro convenio. Otros miembros del Partido Socialista valenciano sí lo han hecho. Apoyaban el acuerdo, pero los grupos ecologistas que se opusieron forman parte de Compromís, el socio de gobierno del PSOE en la Generalidad. Y la Consejería que debía informar en el expediente abierto por el Ministerio para la Transición Ecológica está precisamente en manos de Compromís. Pero, desde luego, era una oportunidad de oro para dar ejemplo de solidaridad por parte de la Generalidad.
- En caso de retomar el acuerdo, ¿se podría ahora firmar otro similar?
- Hay que aprender del pasado. En lugar de cinco años, deberíamos, tal vez, firmar un convenio por un año con la posibilidad de renovarse. Entiendo que deberíamos resolver el problema concreto de sequía que hay este verano de 2023 con una transferencia de entre 10 y 20 Hm3. Eso habría que hacerlo ya para que el Ministerio abra el plazo de consultas a otras administraciones y entidades afectadas.
- ¿El precio sería el mismo, 27 céntimos por metro cúbico?
- Habría que negociarlo, pero le garantizo que nos pondríamos de acuerdo, como hicimos hace un año.
- ¿Podría, entonces, ser una solución inmediata?
- El expediente requiere un tiempo, porque necesita informes de muchos departamentos. Pero lo más importante es que exista voluntad política de resolver un problema tan grave como el que existe en el Levante de Almería por carecer de agua, y el que tenemos aquí, 20 años de retraso en las obras de modernización por falta de presupuesto en las administraciones públicas.
- Le confieso que a uno se le pone mal cuerpo sabiendo que hay una solución sensata al grave problema de sequía que padecemos en una parte de Almería y que esa solución es frustrada por ecologistas y políticos peleados con la razón y entregados al populismo.
- Yo lo he pasado muy mal. Cuando se puso este acuerdo en la picota, los ataques se dirigían contra mí por defenderlo en los medios de comunicación. Estoy convencido de lo que he hecho y muy orgulloso de abogar por los intereses de los regantes del Júcar y del Almanzora, que son totalmente compatibles, pero, enfrente, todo lo que se ha dicho son mentiras, y hoy, desgraciadamente, es muy difícil combatir argumentos que carecen de rigor y de cualquier atisbo de soporte técnico. Yo tengo un cargo difícil, pero más complicado es el de los regantes del Almanzora, sin agua para sus campos. Eso es un drama intolerable en España, un país con agua suficiente para todos los españoles.
- ¿Qué ha significado este episodio en su larga trayectoria al frente de la Acequia Real del Júcar?
- Sin duda ha sido una de las frustraciones más gordas, y, como usted dice, tengo ya muchos años de experiencia. Me tocó ejercer el liderazgo luchando contra todos, y he sufrido cómo, por desgracia, en los medios de comunicación vende más un ecologista radical lanzando barbaridades y soflamas que alguien aportando argumentos sólidos, números y datos objetivos.
- ¿Cómo es posible que, tras haber llegado a un acuerdo los regantes del Júcar y el Almanzora, el Ministerio para la Transición Ecológica acabara impidiendo un trasvase que beneficiaba a ambas partes?
- El mundo del agua es cada vez más difícil de entender. No se toman las decisiones ni se abordan los problemas de forma objetiva, con base en estudios técnicos y sin prejuicios políticos. En el caso de la Acequia Real del Júcar, aplicamos un regadío tradicional desde hace más de 700 años. Financiamos íntegramente el embalse de Alarcón como punto de partida para modernizar nuestros riegos. Gracias a este pantano, hemos podido regular nuestros recursos. Nos ha permitido ahorrar agua suficiente para hacer posible el trasvase hasta el Levante de Almería. Nuestro caso es muy singular. La cuenca del Júcar tiene un déficit de 195 Hm3 al año, sin embargo, transferimos agua al Turia, el Palancia y el Vinalopó. No podemos ser más solidarios.
- ¿Y por qué no al Almanzora?
- Hay que empezar recordando que la iniciativa de enviar agua a Almería partió del Ministerio para la Transición Ecológica. Nos trasladaron la posibilidad de realizar esta cesión a los regantes del Almanzora. La analizamos, y con más de 1.000 Hm3, pensamos que transferir a Almería 10 anuales hasta sumar 50 en un periodo de 5 años, a cambio de un precio justo, nos permitiría acelerar las obras de modernización de nuestras infraestructuras. En la cuenca del Júcar predomina el minifundio. Agrupamos a más de 25.000 regantes que, en su mayoría, cuentan con parcelas de menos de una hectárea en las que queremos implantar el goteo. La Administración tiene compromisos firmados para ejecutar las obras, pero no los están cumpliendo. Surgió la oportunidad de acceder a fondos europeos para culminar los trabajos por nuestra cuenta; sin embargo, necesitábamos aportar 20 millones de euros que no teníamos. Estudiamos con mucho interés la propuesta de ceder agua al Levante almeriense. Por una parte, contribuíamos a paliar el grave problema de escasez en esa comarca y, por otra, resolvíamos la financiación de nuestras obras que, además, supondrán mayor eficiencia y ahorro de agua.
- Entonces, ¿dónde está el problema?
- La cesión era legal y técnicamente posible, porque existían recursos de sobra. Pero el acuerdo debía ser refrendado por las comunidades de regantes afectadas. Cuando convocamos la Junta General, las asociaciones ecologistas valencianas conocieron el proyecto y se movilizaron en contra. Convocaron manifestaciones y acusaron a la Acequia Real de vender el Júcar entero. Todo mentira, porque el planteamiento consistía en transferir un máximo de diez o hasta veinte Hm3 anuales durante cinco años, con la condición de suspender el trasvase de producirse cambios significativos en la cantidad de agua embalsada en Alarcón o en el caudal del Júcar. La presión de los ecologistas lo complicó todo. Arrastraron a partidos políticos afines, como Compromís o Podemos, que influyeron en el Gobierno de la Generalidad. Los medios de comunicación valencianos también jugaron un papel determinante difundiendo informaciones totalmente alejadas de la realidad, generando miedo y, en suma, desinformando.
- ¿Siguen ustedes dispuestos a enviar agua a nuestra comarca?
- Seguimos convencidos de que adoptamos la decisión correcta. Los regantes nos ponemos fácilmente de acuerdo porque hablamos el mismo idioma. Sabemos cuáles son nuestras necesidades. En el caso que nos ocupa, nosotros precisamos financiación para modernizar y los del Almanzora agua. Nos pusimos de acuerdo rápidamente. Pero la política funciona con otros criterios. Ahí sólo importa el rédito electoral para las elecciones más próximas. No les interesa en absoluto el bienestar de los ciudadanos. Únicamente conseguir más votos al precio que sea, y el agua mueve muchos sentimientos. Aquí decían que íbamos a vender el Júcar, cuando estábamos hablando de 10 Hm3 sobre los más de 1.000 con que cuenta el río. Apenas el 1%. Se manejaron las cifras sin ningún pudor para engañar a la opinión pública. Los medios trasladaban que el Júcar entero se iba a Almería.
- ¿Cómo vivió esta situación?
- Fue una campaña muy sucia en los medios de comunicación valencianos a la que, poco a poco, se iban sumando entidades. Se presentaron y aprobaron mociones en contra en los ayuntamientos. Nos acusaron de vender el río y que iba a ser la ruina de todos los pueblos por nuestro interés en hacer negocio a costa del agua, cuando las comunidades de regantes somos entidades sin ánimo de lucro sometidas a auditorías. Algo muy importante a destacar es que los ecologistas se oponían a un convenio que tenía como objetivo la modernización de nuestras instalaciones de riego, y el ahorro generado de recursos hídricos se destinaría íntegramente al Parque Natural de la Albufera, para garantizarle agua de calidad. Es decir, los ecologistas han luchado para impedir que llegue a la Albufera más agua y de mayor calidad.
- El trasvase del Ebro derogado, el Negratín cerrado, recortes en el trasvase del Tajo y veto al del Júcar. ¿Por qué cree que se ponen tantos obstáculos a la agricultura del Levante español y almeriense?
- Me resulta inconcebible. Todos los españoles deberíamos estar orgullosos del regadío que se practica en Murcia y Almería. Son la referencia en todo el mundo. En ningún lugar se extrae más rentabilidad a cada gota de agua. Ahora vienen los israelitas a ver qué hacen allí, cuando unos años atrás ocurría lo contrario. Pero en vez de estar contentos de que unos españoles sean los primeros en algo, les ponemos palos en las ruedas por una forma de hacer política sin ningún fundamento. Entiendo que se pueden mantener opiniones diferentes, pero siempre sobre alguna base sólida. Para empezar, el agua es dominio público de todos los españoles. Así lo establecen la Constitución y la Ley de Aguas. Es preciso respetar los derechos de las cuencas cedentes, pero las decisiones han de tomarse con datos encima de la mesa. Si se hubiera obrado con criterios exclusivamente técnicos y legales, el contrato entre los regantes del Júcar y el Almanzora habría salido adelante, paliado una situación dramática en Almería, acelerado la modernización de la Acequia Real y, por consiguiente, enviado más agua de calidad a la Albufera. Tres importantes beneficios con una sola acción. Pero a partir de la campaña emprendida por ecologistas y medios de comunicación, la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente valenciana y la Generalidad se pusieron en contra y el Ministerio claudicó.
- Mientras tanto, en aquellas mismas fechas se arrojaron 79 Hm3 al mar desde la presa de Tous.
- Son cuestiones diferentes. El embalse de Tous se construyó para laminar avenidas, y debe evacuar agua con el fin de recoger la que pueda llegar en caso de una gota fría. Es preciso hacerlo. No debe volver a producirse una catástrofe igual que la de 1982. Como el año pasado vivimos una primavera rica en lluvias, fue necesario vaciar el pantano por cuestión de seguridad.
- Sin embargo, muchos de los agricultores que padecían entonces la falta de agua lamentaron que no existiera una red de tuberías para aprovechar esos 79 Hm3.
- La infraestructura que requiere un trasvase no se puede construir para aprovechar los recursos de una avenida, porque esa situación ocurre en muy contadas ocasiones. No es económico ni viable instalar un canal permanente capaz de evacuar 1.000 litros por segundo sólo por si se da esa circunstancia esporádica. Es preciso mantenerlo y cuesta mucho dinero. En Tous ocurre una vez cada diez años, pero dio la casualidad de que coincidió con nuestro planteamiento.
- Hecha esa salvedad, ¿cree posible que el trasvase desde el Júcar al Almanzora pueda ser realidad algún día o, por el contrario, debemos descartarlo como una oportunidad definitivamente perdida?
- Claro que es posible. Aunque, antes que nada, considero imprescindible hacer pedagogía y explicar muy bien en qué consiste. Nos enfrentamos a gente que no sabe nada de agua y carece de la información más básica, pero utiliza los datos sin rigor y difundiendo barbaridades. Si su discurso prevalece, nadie estará de acuerdo en transferir ni un litro de agua del Júcar. Tenemos que ser capaces de explicar que se trata de ceder temporalmente el 1% del río con tres objetivos muy concretos: Paliar la falta de agua en una comarca, acabar con un retraso de 20 años en conseguir que nuestras infraestructuras sean eficientes y garantizar que la Albufera sea un paraíso natural. Todo eso es posible ahora porque contamos con recursos embalsados de sobra para hacer frente a las dos próximas campañas. Significa que, desde el punto de vista técnico, retomar el acuerdo es viable. Legalmente también, sin embargo, soy pesimista en cuanto a la política. Más aún ahora, con elecciones municipales y autonómicas el mes de mayo en la Comunidad Valenciana. El tema del agua se utiliza como arma política, en lugar de como una cuestión de Estado. Se ha territorializado y convertido en herramienta para la demagogia y hacer daño generando miedos sin ningún soporte técnico, aludiendo a los sentimientos. Con una administración seria y rigurosa, capaz de adoptar decisiones firmes, enviar agua desde el Júcar al Almanzora sería perfectamente viable.
- No parece el caso de la Generalidad. El presidente Puig acude a los tribunales pidiendo solidaridad y agua del Tajo para Alicante al tiempo que impide lo mismo desde el Júcar hacia el Levante almeriense. ¿Cómo entiende esa actitud?
- El señor Puig no se ha pronunciado sobre nuestro convenio. Otros miembros del Partido Socialista valenciano sí lo han hecho. Apoyaban el acuerdo, pero los grupos ecologistas que se opusieron forman parte de Compromís, el socio de gobierno del PSOE en la Generalidad. Y la Consejería que debía informar en el expediente abierto por el Ministerio para la Transición Ecológica está precisamente en manos de Compromís. Pero, desde luego, era una oportunidad de oro para dar ejemplo de solidaridad por parte de la Generalidad.
- En caso de retomar el acuerdo, ¿se podría ahora firmar otro similar?
- Hay que aprender del pasado. En lugar de cinco años, deberíamos, tal vez, firmar un convenio por un año con la posibilidad de renovarse. Entiendo que deberíamos resolver el problema concreto de sequía que hay este verano de 2023 con una transferencia de entre 10 y 20 Hm3. Eso habría que hacerlo ya para que el Ministerio abra el plazo de consultas a otras administraciones y entidades afectadas.
- ¿El precio sería el mismo, 27 céntimos por metro cúbico?
- Habría que negociarlo, pero le garantizo que nos pondríamos de acuerdo, como hicimos hace un año.
- ¿Podría, entonces, ser una solución inmediata?
- El expediente requiere un tiempo, porque necesita informes de muchos departamentos. Pero lo más importante es que exista voluntad política de resolver un problema tan grave como el que existe en el Levante de Almería por carecer de agua, y el que tenemos aquí, 20 años de retraso en las obras de modernización por falta de presupuesto en las administraciones públicas.
- Le confieso que a uno se le pone mal cuerpo sabiendo que hay una solución sensata al grave problema de sequía que padecemos en una parte de Almería y que esa solución es frustrada por ecologistas y políticos peleados con la razón y entregados al populismo.
- Yo lo he pasado muy mal. Cuando se puso este acuerdo en la picota, los ataques se dirigían contra mí por defenderlo en los medios de comunicación. Estoy convencido de lo que he hecho y muy orgulloso de abogar por los intereses de los regantes del Júcar y del Almanzora, que son totalmente compatibles, pero, enfrente, todo lo que se ha dicho son mentiras, y hoy, desgraciadamente, es muy difícil combatir argumentos que carecen de rigor y de cualquier atisbo de soporte técnico. Yo tengo un cargo difícil, pero más complicado es el de los regantes del Almanzora, sin agua para sus campos. Eso es un drama intolerable en España, un país con agua suficiente para todos los españoles.
- ¿Qué ha significado este episodio en su larga trayectoria al frente de la Acequia Real del Júcar?
- Sin duda ha sido una de las frustraciones más gordas, y, como usted dice, tengo ya muchos años de experiencia. Me tocó ejercer el liderazgo luchando contra todos, y he sufrido cómo, por desgracia, en los medios de comunicación vende más un ecologista radical lanzando barbaridades y soflamas que alguien aportando argumentos sólidos, números y datos objetivos.


