La marea blanca sale a las calles de la ciudad


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Las manifestaciones y protestas de ciudadanos y colectivos no surgen por la gracia de Dios, por muchas velas que le pongan en los altares, ni salen a la superficie como los caracoles, cuando el agua les hace despertar de su letargo. Las manifestaciones se programan y organizan según los intereses políticos del momento. Y en estos, con las municipales en las puertas, hay que echarse a la calle y protestar por lo que sea, como sea y contra lo que sea. La de Almería no fue muy numerosa. Unos hablan de mil, otros mil cuatrocientos, hay quien apunta dos mil, y los organizadores que señalan de tres o cuatro mil.

Bienvenidos los políticos, los asalariados sindicales, los que viven de la cuestión pública que reparten los partidos y aquellos que agradecen al jefe de turno, casi siempre político, el puestecico de trabajo, a las calles de los pueblos y ciudades donde manda la derecha. Sin olvidarnos de los jubilados que son posiblemente los que más estén sufriendo las distintas políticas sanitarias de la Junta a lo largo de los últimos cuarenta años.

Manifiesta el señor de la Cruz, en estos tiempos delegado de Salud de la Junta en Almería por el PP, que hoy existen en la provincia de Almería dos mil setenta y tres sanitarios más que cuando gobernaba el PSOE. No voy a poner en duda sus datos, no dispongo de los mismos, me ocurre lo mismo que a una joven, de nombre Zulema, organizadora de la manifestación del pasado fin de semana, que ante la pregunta sobre los datos en los que se basa la protesta, la mujer saliera, pobreta, con la excusa de que ella no es sanitaria y que no los tenía. Lo mismico que yo, que tampoco tengo los datos, claro que yo no convoco manifestación, ni me pongo a defender ante los medios de comunicación el motivo de una manifestación.

Lo de la sanidad, si es buena o mala, depende de la experiencia que cada uno tengamos de ella. La mía con la que nos ofreció en su tiempo el PSOE, un desastre. Pero hay datos que nos dicen que no parece que haya cambiado mucho en estos años en que vivimos en los brazos del Partido Popular.

“Consulta al urólogo para dentro de un mes, y cuando va llegar el día te llaman, la anulan y no te dan otra fecha”. Esto no es de hace un año, ni dos, ni en tiempo de pandemia. Esto es de ahora y lo ha vivido un amigo.

Si le preguntamos a este usuario, es evidente que la opinión que tendrán de la misma no será positiva.

Pero esto ocurría antes, y sigue ocurriendo ahora, que conste.

En los pueblos pequeños, en esos que fueron vaciados sanitariamente por la Junta del PSOE en su día, se sigue viviendo una situación nada bonancible, y es que nada ha mejorado, todo sigue igual, como si siguieran mandando los mismos. Dos horas de médico al día, ambulancias a media hora, como mínimo. Y unos teléfonos que no siempre contestan al paciente, y ahora son los del PP.

La pregunta sería: Si en estos momentos tenemos dos mil sanitarios más en la provincia, ¿dónde están, en qué se ha notado la mejoría?

Hay usuarios que no lo tienen muy claro. Pero reitero, son las experiencias personales de cada uno.

En lo de la sanidad pública que reclama la marea, no deja de haber una cierta hipocresía. Parecen haber olvidado lo que hizo la Junta anterior en cuanto a los conciertos con las clínicas privadas en toda Andalucía. Incluso con la apertura de algunos hospitales, entre ellos el nuestro del Poniente, con una gestión privada, al margen del SAS.

Lo deben haber olvidado. Mira que son olvidadizos estos chicos.

El usuario de la sanidad lo que quiere es que el médico lo vea cuanto antes, que tenga una ambulancia cerca, y que no tenga que soportar colas interminables para una intervención quirúrgica. Y si se empeñan los gestores políticos en la atención telefónica, que por lo menos contesten al teléfono. Lo de “Salud responde” no funciona como debiera.

Es mi opinión. Seguro que hay otras.