El futuro de la cerveza y el cambio climático


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Estamos en primavera, los días alargan sus horas de luz, la amapolas nos dejan su color rojo en los arcenes, comenzamos a vivir las noches más cortas y calurosas y la Semana Santa nos avisa de aromas y músicas de bandas en las calles y plazas de nuestra tierra. Las salidas con la familia y los amigos vuelven a llenar las aceras, así como las terrazas de los bares y restaurantes; el verano, a lo lejos, ya anuncia sus calores, y si viene como el del año pasado, vamos a necesitar litros y más litros de cerveza para aguantar y soportar tanto calor como se nos viene encima.

Las famosas botellas de tercios han decidido los fabricantes que no se vendan en las grandes superficies, tampoco en las pequeñas, ese tercio que satisface gargantas sedientas va a quedar para los profesionales de la restauración. En los bares podrá disfrutar de ellos, en su casa se tendrá que conformar con los quintos o las latas, y no es lo mismo. España anda en estos momentos en el segundo puesto de fabricación de la rubia, la morena, la tostada y cualquier especialidad de cerveza que se tercie. Detrás de Alemania, ahí estamos nosotros, demostrando que la birra y su espuma blanca, esa que llena nuestro bigote en el primer trago, nos atrae, nos hace la vida más agradable, nos quita el insoportable calor que se nos viene encima con la llegada de los rigores del verano.

Llevamos unos años que todo son noticias negativas para el futuro de la sociedad. Hemos visto el precio de los huevos, la mortandad de gallinas, el precio de los carburantes, del pan…y aquí nos tienen aguantando el tipo, sin salir a la calle a protestar. Somos buenos chicos, sin una queja, sin una crítica colectiva. Unos cuantos aparecieron por lo de la sanidad pública, pero eso puede cambiar.

En México (lindo y querido) se han cerrado algunas fábricas de cervezas. ¿Qué me dice usted?

Lo que está leyendo. ¿Han dejado los mexicanos de beber cerveza? No, ni mucho menos. ¿Entonces? Que no llueve. ¿Y qué tiene que ver la lluvia con la cerveza? Si no llueve, nos llega la sequía, si tenemos sequía falta agua, si no tenemos agua, no podemos elaborar cerveza. Está claro. Lo que está ocurriendo en México (lindo y querido) nos puede llegar a nosotros si el cambio climático sigue llevándose las lluvias y dejando secos nuestros ríos y pantanos.

Si les falta agua a los regantes para sus cultivos, la sociedad mira para otro lado, si el gobierno deroga el trasvase del Ebro, o rebaja el trasvase del Tajo- Segura, nosotros, la sociedad mira para otro lado. ¿Haremos lo mismo el día en el que se cierre una, dos o más fábricas de cervezas en nuestro país?

¿Seremos capaces de quedarnos en casa sin salir a protestar, sentarnos en la terraza de un bar sin una copa de cerveza que llevarnos a los labios, soportaremos sin queja alguna los rigores que nos esperan de cara al verano?

Me temo que por la cerveza sí seremos capaces de salir a la calle, y pediremos la dimisión del pintor del boletín oficial del estado, y hasta del que manda en las nubes, si es que hay alguno por allí arriba con ese poder. Y como nos enteremos que aparece la avioneta espanta nubes, cañonazo contra ella. Dejarnos sin la necesaria agua para la elaboración de la birra no se puede permitir. A por ellos.

Siento tener que darles una noticia así, pero si las barbas de México (lindo y querido) las están afeitando, vamos a ir echando las nuestras a remojar o nos quedamos sin la blanca espuma de la cerveza pegada a nuestros labios.