El coste de la cesta de la compra por las nubes


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Este Gobierno no ha podido. Es de imaginar que lo ha intentado, para eso está gobernando a más de cuarenta millones de consumidores, pero no lo ha conseguido. La culpa de la subida de precios, de una cesta de la compra volando, la tuvo en su día la pandemia, nos dijeron, y cuando ya no se pudo seguir usando el, o la covid como excusa ante los precios, llegó Rusia, inundó con sus tanques las calles de Ucrania, pisoteó casi todos los derechos conocidos o por conocer, las bombas se hicieron presentes en nuestros cielos y proporcionó la pantalla donde los gobiernos, entre ellos el nuestro, se podía esconder tras las subidas de los índices de la cesta que cada día llevan las familias a sus hogares.

Un dieciséis y pico por ciento, que no está mal, dicen los más cautos. Que levante la mano al que le hayan subido el sueldo en ese mismo tanto por cien que ha aumentado el pan, la sal y el tomate. No veo muchas manos levantadas. Allí, al fondo, hay algunas de ellas.

¿Nos pueden contar cómo han logrado ustedes que le suban el sueldo en esa cantidad?

A mí, contesta una guapa morena con su mano levantada, me ha contratado la diputación como asesora.

A su lado otra mano alzada al cielo, al que la Junta le ha nombrado consejero.

El tercero ha logrado ser diputado nacional.

A estos chupamedias, como se dice en Argentina de los pelotas, no les preocupa en exceso el precio de la cesta de la compra. Hasta es posible que tengan algún contacto en el campo que le regale los tomates, los pimientos y los calabacines. Ya se lo pagaran con una subvención, una información privilegiada, una salida con tito Berni o un favor con la agencia tributaria.

Hace un par de martes, el 14 de este mes de marzo, el presidente de Mercadona, Juan Roig, manifestaba sobre la subida de los precios en alimentación, que parte de la culpa la tiene el precio del gas que surte a los invernaderos del norte. Lo que ha producido que los productos de nuestros invernaderos, tomates, pimientos, calabacines, pimientos y etc. han visto subir los precios en origen hasta poner la cesta de la compra por los altos cielos.

Al final, la cesta por las nubes va a ser la culpable, me lo estoy temiendo, de que no llueva.

Lo cierto es que las bombas bajan, los precios del tomate suben, dice el jefe de Mercadona.

Lo que me gustaría conocer es si los agricultores almerienses confirman los datos del presidente Roig, y nos cuentan que los beneficios han aumentado considerablemente en sus hogares durante las dos última campañas.

Vamos, que la guerra, el precio del gas, las bombas, las botas rusas y las medidas tomadas por le unión de mercaderes europeos, como decía Julio Anguita, han beneficiado al campo almeriense bajo plástico, según manifestaba el señor Roig, don Juan, hace unos días en rueda de prensa.

Me da la impresión que no está demasiado bien alegrarse por los beneficios de los agricultores almerienses por la subida del precio del tomate y demás productos, porque al final ya sabemos quien paga la felicidad de ese mercado. ¡Ay, la puñetera cesta de la compra!

Con razón están empeñados algunos en que comamos insectos. La mayor granja la acaban de montar en Salamanca. Vayan ustedes preparando el cuerpo.