“A Cristóbal Fernández le ha salido bien la jugada: Ha conseguido destrozar mi imagen”

Salvador Hernández ha ganado el combate en el TSJA, pero ha perdido mucho. El castigo sufrido en el primer asalto le echó de la política activa y la victoria no puede borrar las secuelas 



ALMERÍA HOY / 26·02·2023

El exalcalde de Carboneras Salvador Hernández (Gicar) ha ganado el combate en el TSJA, pero ha perdido mucho. El castigo sufrido en el primer asalto celebrado en la Audiencia de Almería le echó de la política activa y la victoria no puede borrar las secuelas proferidas por la primera instancia judicial.

- ¿Cómo recibió la absolución dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía?
- Con la conciencia muy tranquila. Yo no cometí irregularidades en el ejercicio del cargo. Nunca tomé una decisión sin el visto bueno del secretario, el interventor y los técnicos municipales. No era normal que me enjuiciaran.
- Pero, extrañamente, le condenaron por firmar contratos que contaban con el visto bueno del secretario. Dijeron que eran irregulares y usted debía saberlo.
- Me condenaron tras un juicio muy singular y seis años de un procedimiento con más de 8.000 folios. Llegaron a recurrir incluso a la Intervención General del Estado, que sólo entiende de lo concerniente a la Administración Central y no de la Local. Buscaban tres patas al gato y no las encontraron. No tenían ninguna prueba de que yo hubiera cometido alguna irregularidad. Ni tan siquiera de carácter administrativo al tratarse de contratos menores, como destaca el TSJA, que ha dejado a sus colegas almerienses a los pies de los caballos.
- Lo de menos es que fueran contratos menores. Lo importante es la intención con que usted los otorgara.
- Llevaba solicitando un interventor al Gobierno de España desde que asumí la Alcaldía en 2011, pero no me lo mandaban. Entre el sueldo, Seguridad Social y complementos, un habilitado nacional cuesta al Ayuntamiento más de 50.000 euros al año. Una empresa hace lo mismo por 14.000. Ante la dificultad de contar con un interventor, el contrato que hice fue un buen negocio para Carboneras. Ahorramos 36.000 euros. Ésa fue siempre mi intención, como ha quedado demostrado.
- Pero usted puede ahorrar 36.000 euros al pueblo y quedarse con 10.000 por el camino.
- El TSJA deja bien claro que no lo hice. Refleja en su sentencia que yo carecía de relaciones con las empresas que han trabajado para el Ayuntamiento. Además, cuando se prevarica, suele existir la intención de obtener un provecho personal, pero en este caso no se ha demostrado que existiera. Aun así, en Almería me condenaron.
- Que las cuantías fueran pequeñas podría ser fruto de fraccionar los contratos para otorgarlos como menores y eludir controles.
- Yo no he troceado nada. Eran contratos sobre asuntos diferentes. No encargué siete direcciones técnicas para la remodelación de una calle, sino una para cada obra que emprendíamos, pero la acusación las mezcló todas como si fueran la misma. Lo expliqué durante el juicio. Fue como discutir con una pared. Ahora, tras la sentencia del TSJA, si los magistrados que me condenaron tuviesen conciencia, deberían tener algún remordimiento.
- ¿También por llamarle “megalómano y caprichoso”?
- Que hagan ellos la valoración. Mi opinión no es muy favorable.
- ¿Está usted roto o recompuesto?
- He sufrido mucho a lo largo de estos años de incertidumbre. Pero para mí lo importante es que quise lo mejor para Carboneras. Ser más eficiente que el anterior alcalde. Eso me calma. Después comprobé que se mueven otros intereses. La justicia y la política son un caos que padecemos los ciudadanos. Con el tiempo ves cómo algunos no dudan en hacer daño y mentir por acabar con el adversario.
- Si la vida real fuera una película, usted, tras la sentencia absolutoria, volvería a la política y sería aclamado por la multitud.
- Pero no me lo he planteado así. Mi conciencia siempre estuvo calmada. Todos los contratos que firmé como alcalde buscaron el interés público. Siempre peleé hasta el último céntimo. El Gobierno que me precedió llevaba años sin hacer nada. Nosotros rehabilitamos el Castillo, construimos la Plaza de El Llano, la escuela infantil, la Biblioteca municipal… dotamos a Carboneras de un montón de infraestructuras. Sin embargo, cuando la gente lee en la prensa que me imponen una condena a trece años de inhabilitación, puede pensar que igual he hecho algo mezquino. Y yo no tenía ninguna relación con las empresas contratadas; ni siquiera eran del pueblo. Una hacía trabajos para el Ayuntamiento desde 2008, año en que comenzó a prestar servicios al municipio gobernado entonces por Cristóbal Fernández. Insisto; tengo la conciencia muy tranquila, aunque entiendo que algunos alberguen dudas.
- ¿No tuvo nunca durante este largo proceso el temor a haber tomado una decisión errónea?
- Claro que lo he tenido, pero la prevaricación implica errar a sabiendas, y nunca he actuado de esa manera. No he hecho nada contra mi conciencia y el criterio del secretario municipal. Y la Audiencia Provincial me condenó, ¿cómo voy a creer en la Justicia? Sin embargo, a pesar de estar convencido de haber cumplido la ley, uno se presenta ante el Tribunal con incertidumbre y miedo, como la persona que se siente sana pero espera el resultado de una prueba médica.
- Pese a resultar absuelto, ahora está fuera de la carrera, ¿le queda la sensación de haber perdido la batalla?
- Reconozco que al PSOE le ha salido bien la jugada. Querían destrozar mi imagen y lo han conseguido. Todavía quedan denuncias en los juzgados presentadas contra mí por la misma persona.
- ¿A quién se refiere?
- Al quien lo urde todo, a Cristóbal Fernández. Las denuncias contra mí las firma un abogado concejal socialista de Huércal Overa, Alfonso Provencio, pero se ve que la mente enfermiza que las redacta es Cristóbal Fernández. Cree el ladrón que todos son de su condición. De todos modos, lo importante es que yo me puedo pasear por todos los barrios de Carboneras con la cabeza bien alta y saludando a todos mis vecinos.
- Situémonos en el presente, ¿qué panorama político ve en Carboneras?
- Gobierna el PSOE y los demás están en la oposición.
- No esperaba una evidencia por respuesta, sino una valoración.
- Vamos a la deriva. Carboneras está anclada, por no decir varada. Por desgracia, está retrocediendo. Con Gicar, el votante era muy crítico, sin embargo, hemos regresado al pasado. La gente vuelve a tener miedo a opinar sobre el Gobierno local por temor a represalias. También se ha desandado mucho camino estos últimos años en infraestructuras y servicios.
- ¿Reconoce algún acierto al actual Gobierno local?
- No han hecho nada, y eso que siempre se llega con mucha ilusión y ganas de hacer cosas en los primeros años. Se quiere trabajar rápido para terminar el mayor número de proyectos posible, pero los de ahora parecen estar encantados de sí mismos. Hacen presupuestos de más de trece millones cuando no recaudan ni diez; un plan de bacheo de 27.000 euros; calles levantadas desde hace un año sin terminar ninguna… Da la impresión de que los ediles del Gobierno dedican poco tiempo a trabajar.
- Hemos conocido que un vecino graba al alcalde y le acusa de comprar votos, ¿espera usted un gran número de sufragios por correo en las próximas municipales?
- Los índices de voto por correo son muy altos en Carboneras. Parece que el PSOE y otros trabajan mucho en eso. Gicar no. Confiamos en la buena voluntad de los vecinos, pero ahí están la condenas por delito electoral contra el tío y las dos contra la madre del alcalde por manipular la elecciones. Es su modus operandi.
- ¿Se atreve con un pronóstico para las próximas municipales?
- No. Hay marejadilla.
- ¿Se presentará usted?
- Hoy tengo libertad para hacerlo, pero no aún no lo sé.
- De no haber sido inhabilitado, ¿sería el próximo candidato del Partido Popular?
- Siempre tuve buena relación con el PP. Es cierto que me ofrecieron encabezar su candidatura en 2015, pero preferí concurrir como independiente. Dejemos que lo que tenga que ser, sea.