Distintas versiones al desalojo de El Walili en Níjar


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

No recuerdo el año, tampoco al intérprete, pero recuerdo el nombre de la canción: Esperanza, Esperanza…Creo que era un cha-cha-chá, pero tampoco estoy seguro. Convencido estoy de que mi compadre José Ángel Pérez, nos la podría cantar. ¡Vamos compadre!

La alcaldesa de Níjar, doña Esperanza Pérez, se ha salido con la suya. Uno de los poblados de chabolas en su término municipal ha desaparecido. La mujer lo ha venido prometiendo desde hace algunos años, y al final: logrado. Dijo que lo haría, y con todos los problemas que le han, y le hemos creado, se ha salido con la suya.

Ha sido valiente, nadie lo duda, y son en esos momentos cuando se valora la capacidad (para bien o para mal), del liderazgo de un político. Antes del desalojo, la católica iglesia, con el obispo almeriense a la cabeza, le pidió que lo paralizara, los sindicatos más a la izquierda unieron sus voces al obispo. Los extremos se tocan, dice el viejo refrán. Doña Esperanza no le hizo caso ni a la derecha católica apostólica y romana, ni a la izquierda radical sindical, y el desalojo se producía el pasado lunes, 30 de enero.

¿Lo ha hecho bien? ¿Se ha equivocado? ¿Tendría que haber esperado al mes de mayo, como reclamaban distintas organizaciones? ¿Le daba miedo a doña Esperanza ese mes de mayo tan cercano a las elecciones municipales?

Como es de lógica, han llegado distintas versiones sobre el mismo. La del Ayuntamiento, que es lo mismo que decir la de doña Esperanza, todo estuvo controlado, los voluntarios estuvieron a gran altura y el realojo se llevó a buen fin sin problemas. Solo un par de incendios, que desde algún sector se ha dicho que era por parte de grupos que no querían que se llevara a cabo el desalojo.

Los sindicatos de la izquierda radical dicen que un solo técnico y casi cien policías, entre Guardia Civil y Municipal. Y que lo que le pedían a la alcaldesa era que el desalojo se produjera en el mes de mayo, con mayor seguridad para los realojados y cuando el trabajo ha terminado en los invernaderos de la zona y habría sido más llevadero para estas personas.

Las organizaciones que recibían a los desalojados hablan de que fueron unos cincuenta, otros setenta, los que acogieron al realojo. Y aceptaban que quizás el mes de mayo habría sido mejor para llevarlo a término.

Tampoco se han puesto unos y otros en cuanto al número de los que habitaban en las chabolas, por lo que hay que esperar qué va a ocurrir con el resto de personas que no han sido realojadas. Desde el ayuntamiento se lanza el mensaje de que se han buscado viviendas en alquiler, o han ido a vivir con amigos o familiares.

Como mensaje político y para tranquilizar conciencias viene bien, pero la realidad la vamos a poder contrastar en unos días, quizás semanas, incluso meses. Pero los no realojados por Esperanza Pérez buscaran otra salida. ¿Más chabolas en otro punto? Y si ello es así, ¿qué piensa hacer, qué medida va a tomar la alcaldesa de Níjar?