La primera caída de Ramón


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

A veces algunos cargos en política se convierten en un vía crucis donde se van sumando las caídas. Ramón Fernández Pacheco, aunque se haya sentido incomprendido como alcalde de Almería en algunos pasajes de su carrera, no se puede quejar de fuertes movimientos sociales o vecinales en su contra. Sus promesas cuando no se cumplían se olvidaban, o se tamizaban con una fiesta en negro, otra en blanco, una cabalgata de reyes o una batalla de flores, una ciudad iluminada en Navidad o llena de emoción en Semana Santa. Y para culminar siempre estaba ahí la feria de agosto para dar lustre y color a una gestión política.

El trabajo en una consejería no es lo mismo. No tienes fiestas en las que esconderte, y las promesas no cumplidas se van sumando. Ramón llegaba hace unos tres meses a la consejería azul del gobierno de Moreno Bonilla. No es buena consejería, decíamos en su momento, si no se tiene dinero para tapar bocas.

Las salinas de Cabo de Gata se han convertido en la primera estación de Ramón. El nuevo consejero le dijo a la sociedad almeriense (la que hizo durante el pasado verano de Las Salinas y su falta de agua su punto de encuentro y reivindicación) que en el mes de octubre ¿dónde estás mes de octubre? las charcas volverían a la normalidad.

Pasó el verano, se calmaron los ánimos de las organizaciones, se dejaron de hacer procesiones al Cabo y se esperó a la fecha prometida por el consejero azul. Y llegó octubre, y las aguas no volvieron a la charca, y pasó octubre, y las aguas síguen sin volver.

¿Y la promesa del consejero? ¿Dónde está la promesa del consejero?

En el limbo de la política. En el mundo real, en ese que no quieren reconocer los que gobiernan creyendo que todo lo pueden, que todo lo cambian, que son capaces de hacerlo mejor que nadie, Ramón se ha dado con la primera en la frente, ha sufrido como en el Vía Crucis diario de la vida la primera caída. Y uno se barrunta que no será la última. Hasta llegar a las catorce estaciones aún le queda tiempo para otras caídas.

Pero que tenga cuidado, que cada vez son más duras y no se sabe cuántas va a ser capaz de soportar el sumo sacerdote Moreno Bonilla antes de mandarle al motorista.

Todo indica que tras la primera estación y su caída ha aprendido un par de lecciones.

1º La solución de Las Salinas se va a retrasar hasta el próximo verano. Se precipitó al dar la fecha de octubre. Estos técnicos que le informaron… dirá el señor consejero.

Pero con esta nueva fecha se cura en salud y tiene unos meses más de tranquilidad.

2º Va a disponer de un millón de euros para gastar, no en obras en la charca, es de propiedad privada y no puede hacerlo, pero sí en otras actividades en colaboración con entidades y organismos.

Un millón de euros, no está mal, y a más de uno de los ciudadanos les gustaría saber, don Ramón, ¿qué entidades y organismos y de qué manera se van a beneficiar de ese milloncejo de euros?

Creo que el nuevo consejero azul ha aprendido una máxima: En esta consejería las subvenciones solucionan la mayoría de los problemas y las procesiones.

Y los movimientos los iremos viendo en los próximos días.