¡Duelo a muerte por el Ave en Ok Corral!


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Los sombreros les quitan el sol que de justicia cae sobre sus cabezas la mañana en la que se han dado cita en la gran explanada de Ok Corral, donde se va a llevar a cabo el duelo entre un grupo de almerienses y los políticos que llegaran de la gran metrópoli madrileña. Andan con lentitud sobre una tierra seca, mueven las caderas como auténticos pistoleros del viejo oeste, los revólveres en sus fundas cuelgan a ambos lados del cuerpo y sus manos se abren expectantes ante aquellas cachas de nácar en las que se marcan en números romanos los años abatidos por las promesas salidas de esos políticos que en momentos aparecerán ante ellos.

Al frente de aquel grupo de valientes con rostros serios y preocupados van Flores y Rosell. Dos hombres con la piel curtida en cientos de batallas, con promesas que nunca se llegan a realizar, y que cuando lo hacen llegan con diez, doce o quince años de retraso a estas viejas tierras del sureste español.

Destacan en sus figuras las arrugas dejadas por el tiempo. Son los viejos pistoleros de esta tierra, que una vez más se ponen al frente de un provincia que lucha por sus intereses. Son las viejas leyendas que ante una cierta laxitud en los más jóvenes tienen que coger la bandera de la reivindicación, y con sus armas en las manos, cargados de razones sus revólveres, se han levantado esta mañana para enfrentarse de nuevo a los de siempre, a esos políticos que vienen con sus leyes y destrozan las ilusiones de la gente, desvalijan nuestros bolsillos-bancos con sus impuestos, secan las tierras con sus recortes hídricos, se hacen dueños de tus tierras al no dejarte hacer nada en ellas con leyes de sostenibilidad y otras historias y se marchan dejando a un sheriff vendido a los poderes centrales de Sevilla o Madrid.

El grupo de valientes se ha parado en medio de la plaza, faltan todavía algunos minutos para que lleguen los esperados contrincantes. Se revisan los revólveres, se comprueba que estén cargados, se dan los últimos consejos en el grupo y a esperar el desenlace del duelo. A lo lejos, el polvo que se levanta en el camino alerta de que alguien se acerca. En los ojos de nuestros valientes el convencimiento de que la razón está de su lado, que es una lucha justa la que vienen a celebrar y que están dispuestos a jugarse la vida en ella. Esta tierra, Almería, se lo merece.

Los segundos parecen haberse parado en medio del corro de hombres que se agrupan en la plaza. Sus aceradas miradas demuestran el compromiso con la causa que les ha traído esta mañana a la llamada de un duelo del que tienen que salir victoriosos. Una vieja diligencia, tirada por un tronco de cuatro caballos, se para en mitad de la plaza. La expectación se desborda entre el público que ha ido llegando a lo largo de la mañana para presenciar el duelo entre Almería y Madrid. Se abre la puerta de la diligencia, detrás de una bandera blanca aparece una cartera y un hombre que promete que el Ave llegará a Ok Corral en el año 2026. Que trae los papeles del gobierno que lo prometen, lo certifican y lo demuestran.

Una vez más los revólveres se van a quedar en sus fundas, los ánimos de estos hombres por los suelos, en sus ojos una vez más la decepción ante unos políticos y un gobierno que no es capaz de dar la cara. No ha habido duelo. Las pistolas han quedado calladas, el humo no ha salido por sus bocas. Dentro de unos días el representante político de turno nos volverá a soltar la perorata, la recogerán los bien pagados medios y nos quedaremos esperando a que en otro momento los viejos pistoleros vuelvan a Ok Corral a enfrentarse con las huestes del gobierno. De nuevo no se atreverán a aparecer. Son así de cobardes.