Políticos incomprensibles


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AMANDO DE MIGUEL

La todopoderosa y dicharachera ministra de Hacienda no pasaría un liviano examen elemental de ciencias sociales. Preguntada por la composición de las tan traídas “clases medias trabajadoras”, contestó impertérrita: “Representan el 99% o el 98% de la población española”. Se supone que el resto serán las clases altas, los ricos, o quizá, los que se resisten a trabajar, los delincuentes, los ilegales, los vulnerables. El caso es que el Gobierno reitera que pone todo su empeño en elevar el nivel de vida de las “clases medias trabajadoras”. No se mencionan las clases bajas, modestas o pobres. Es para echarse a temblar si los cálculos de Hacienda sobre los impuestos se realizan con tan notoria imprecisión.

El Gobierno mantiene a mesa mantel un “Ministerio de Igualdad”, entendiendo por tal, solo, la que afecta a la equiparación entre varones y mujeres. Ahora bien, durante la última generación, si algo ha avanzado en España, es en el capítulo de la desigualdad que, tradicionalmente, distanciaba a varones y mujeres. Ahí, le duele a la cándida ministra de Igualdad, pues su idea es que no hay dos sexos, sino varios géneros, pudiendo elegir uno a voluntad. No sé cómo se va a igualar una tropa tan heteróclita. Lo expresa su bandera: el arco iris.

En verdad, sorprende la denominación de algunos departamentos ministeriales. Exhiben profusos títulos sesquipedálicos, que más parecen una broma. Véase el “Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Histórica”. El último apéndice es un remedo de la fantasía de Orwell en su novela 1984: el Gobierno decide reconstruir la historia reciente de los españoles. Tal despropósito se halla contenido, ya, en una ley. No queda claro el supuesto de que muchos españoles interpretarán la historia de diferentes maneras. ¿Se les tratará, clínicamente, por carecer de memoria o tenerla degenerada?

No menos imaginativo es este marbete: “Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 20-30”. La cabalística agenda supone una forma de incorporarse a una especie de internacional progresista, constituida por los que mandan en el mundo occidental. Son muy dados a reunirse, a todo tren, en cumbres y foros. Viene a ser el equivalente de la Masonería de antaño, ahora, “global”. El plazo del año 2030 se maneja como hito en el que habrá desaparecido la pobreza en el mundo y se habrá conjurado la amenaza del cambio climático, entre otras lindezas.

El viejo Ministerio de Fomento o de Obras Públicas es, ahora, el “Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana”. Se podrían haber añadido “y de los grandes expresos europeos”. Por “agendas” que no quede. Francamente, no se me alcanza lo que pueda ser la tan traída y llevada “agenda urbana”. ¿Existirá una agenda rural?

No se nos puede pasar por alto el “Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico”. Habrá que suponer que alude al alarmante hecho de que, en la España actual, hay más mascotas que niños. Lo del “reto demográfico” es que hemos llegado a un punto crítico en el que se registran más óbitos que nacimientos o, quizá, más inmigrantes ilegales que legales. Lo de la “transición” es un término que no compromete a nada, por lo mismo que el régimen actual se considera “transición democrática”, sin saber muy bien a dónde se dirige.