¿Qué tontería más se le va a ocurrir a Sánchez?


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Lo de la corbata es como para ir al “cuartito de mear”, como decían las antiguas cursis, y no echar gota. Les he mandado una orden a mis gatos, son doce, más sus camadas y los invitados que se apuntan al harén gatuno, invitándoles a que cuando los sábados o los domingos tengamos visitas se quiten las corbatas. Es por si entre las amistadas aparece algún espía del chico del falcon. El resto de los días, de lunes a viernes, corbata en el cuello, como hace el que les da de comer todos los días. Se juegan el pienso, el arroz del domingo, los jureles de los martes y las propinas de cualquier otro día.

Tengo que decirles que mis gatos me miran como diciendo, este tío es gilipollas, pero como soy el que reparte el pienso no les toca otra que agua y ajos. Como a nosotros con el del falcon. Dentro de un año, si no están de acuerdo conmigo, que no me voten. Lo mismo que haremos con el de las corbatas.

Blanquita, por si las moscas se ponían más duras, que este verano están tremendas, ha decidido coger a sus cuatro gatitos y se los ha llevado de la caja donde había parido. Llevo un día buscándola, pero ni por esas. Ya he dado orden de que la busquen, o pena de pienso para el resto. De entrada, y de salida, les he dicho que este fin de semana les dejo castigados en el cortijo y que no vienen a las fiestas de Terque. Ya saben lo que tienen que hacer, buscar a Blanquita.

Les he aumentado la temperatura del aire acondicionado. Pobretes míos, qué calores pasan tirados por los suelos buscando algo de fresco de las losas. Están las losas como para refrescar el ambiente, ni el medio, y eso que ahora tenemos a Ramón Confianza de consejero, que seguro lo va a lograr más fresquito para el personal, incluso para el sector animal y gatuno de mi casa.

Miren si están desesperados, que vienen a beber agua a la piscina, y los entiendo, la de sus bebederos está como el caldo, si le pongo una pastilla de Magi, sopa de pollo beben los pobres míos.

En cuanto a apagar las luces a las diez de la noche en esta ocasión no se me han quejado mis gatos. Se lo han tomado bien, o eso parece. Deben haberse dicho, no sabe este gilipollas (el gilipollas soy yo) que vemos mejor de noche y sin luz a la hora de cazar. “Igualico, igualico” que los chorizos que pululan de noche por las calles de la ciudad, cuanta más oscuridad, mejor para ellos, escondidos entre las sombras nos darán el sablazo y todo gracias al chico de se quita la corbata. Han perdido los modales elegantes estos del gobierno.

¡Todos con corbatas de Unquera, ya!

Lo cierto es que mis gatos están más guapos con la corbata, yo también. Pasamos un poco más de calor, es cierto, pero todo sea por darle un disgustillo al chico del falcon.