¿Se le ha ido la cabeza al alcalde de Carboneras?

Reventar la caja fuerte que almacena las balas de la Policía Local ha sido su última ocurrencia. La arrogancia de José Luis Amérigo (PSOE) le ha conducido a asumir desde hace dos años y cuatro meses el cargo de jefe del Cuerpo, un puesto para el que no tiene capacitación profesional ni legal



ALMERÍA HOY / 13·07·2022

La pregunta flota en el aire de Carboneras: ¿Se le ha ido la cabeza al alcalde? Lo cierto es que no cesa de dar motivos para que surjan todo tipo de dudas.

Amérigo (PSOE) apoya su Gobierno en el equilibrio de un edil que, cuando bebe de más, amenaza empresarios; gratifica a los empleados municipales sólo por entrar a su hora o pertenecer al partido; aprueba presupuestos con informes técnicos en contra; su presupuesto de 2022 contempla dos millones de ingresos ficticios –lo mismo que en 2021-; la única obra que promueve la emprende sin tener en cuenta las advertencias del Área de Urbanismo y la acaba fuera de plazo con alto riesgo de tener que devolver la inversión; los altos funcionarios literalmente huyen del Ayuntamiento; su portavoz, en plena calle, manda “a tomar por culo” a un vecino y lo amenaza con “partirle la cara”…

No hay día en que el alcalde deje de sorprender, sin embargo, el último episodio parece extraído de la mente febril de cualquier guionista a sueldo de Tarantino. Conocer los hechos induce al estupor, pero el desenlace pudo haber sido fatal. Una auténtica tragedia.

Ocurrió el pasado 1 de julio. Dos agentes de la Policía Local se disponían a iniciar el turno de noche. Uno de ellos era el exjefe Jesús Ridao, cesado por el regidor en febrero de 2020.

Pero, nada más traspasar el umbral, percibieron un fuerte olor a soldadura o neumático quemado. El olfato les dirigió hasta la habitación que hace las veces de armero. Allí se encuentran dos cajas fuertes. Una de ellas, compartimentada, se destina a la custodia de las armas. La otra está dedicada a almacenar las balas. Esa noche, según el último inventario realizado, debía albergar 3.000 proyectiles, es decir, por lo menos, 9 kilos de pólvora.

Al abrir la puerta y encender la luz de la estancia, el panorama debió dibujar un rictus de estupefacción en el rostro de los policías. Ante ellos, la caja acorazada que guardaba la munición aparecía visiblemente violentada.

Tras seccionar la gruesa chapa de la parte posterior, había sido recortado un cuadrado en el hormigón de la pared del cofre, al igual que una segunda lámina metálica interior. A través de ese butrón, por el que apenas poco más de una mano, se vació el interior del arca.

AL TANTO

Ridao telefoneó inmediatamente al alcalde. Realizó dos llamadas consecutivas sin recibir respuesta. Cabe recordar que José Luis Amérigo se nombró a sí mismo jefe de la Policía Local después de haber cesado en febrero de 2020 a quien ahora intentaba comunicarse con él.

A continuación, probó suerte con Ramón Soto, concejal de Seguridad, quien sí descolgó el terminal. El oficial le detalló la situación.

Muy lejos de mostrar sorpresa, el edil comunicó a Ridao que el regidor y él estaban al tanto de los hechos. Más aún, le reveló que ellos –Amérigo y Soto- ordenaron forzar el cofre. Explicó que lo hicieron porque no encontraban las llaves, y añadió que no había motivos para temer por el paradero de las balas, porque se encontraban en lugar seguro. Aunque no especificó dónde.

Pero, ¿cuál fue la verdadera razón por la que el alcalde y el concejal decidieron reventar la caja? Soto adujo que no encontraban las llaves, sin embargo, tampoco preguntó por ellas. Todos los agentes saben que Jesús Ridao posee una copia y es quien abre y cierra las arcas del armero.

Por otra parte, ¿para qué necesitaban ambos políticos balas con tanta urgencia en la noche del viernes 1 de julio? La respuesta únicamente pueden conocerla Amérigo y Soto, que no han atendido las llamadas de esta redacción. En realidad nunca lo hacen.

El hecho es que en la tarde del día señalado, Juan “el Ferretero” –titular de ferretería El Molino- fue visto en compañía de los agentes locales Alberto Hernández García y José Carrillo Morales -dos de los cuatro municipales muy próximos al alcalde en una plantilla de 16- en la puerta de la Jefatura con una caja de herramientas y material diverso.

El Ferretero debe ser persona de confianza del equipo de Gobierno. Así lo manifiesta un vecino que sigue con atención las cosas del pueblo: “Está casado con Dolores Capel, una señora de abierta militancia socialista. Fue la secretaria del exalcalde Cristóbal Fernández (tío de Amérigo) durante largos años y, después, concejal de Presidencia. Cuando dejó la política fundó la ferretería junto a su marido”. Desde la oposición cuentan que el negocio “factura” al erario municipal “alrededor de 50.000 euros al año”.

Pero volvamos al asunto. Pocas horas más tarde, los dos agentes que entraban de turno de noche descubrieron la caja forzada. De haberse utilizado una sierra radial, las chispas de metal incandescente podrían haber provocado la explosión de las balas y ocasionado un grave suceso. A fin de cuentas, se trata de proyectiles engarzados en tubos rellenos de pólvora.

Los hechos han sido puestos en conocimiento de la Intervención de Armas, organismo de la Guardia Civil que habrá de determinar las posibles irregularidades cometidas, así como el alcance de supuestas responsabilidades.

“USURPACIÓN” DE JEFATURA

La situación descrita podría ser también el resultado de que la Jefatura Inmediata de la Policía Local de Carboneras está siendo detentada por Amérigo, que carece de la formación adecuada para ejercerla.

Las fuentes consultadas por esta redacción coinciden en que sólo existen dos cauces para obtener el puesto: por un lado, la libre designación. En este caso, el alcalde tiene la potestad de nombrar a quien estime oportuno, siempre entre los agentes con mayor categoría en el Cuerpo, oficiales de otra localidad o de cualquiera de las demás Fuerzas de Seguridad del Estado, como Guardia Civil, Policía Nacional o Ejército.

También pueden aspirar ciudadanos civiles, pero sólo cuando se cubra por concurso-oposición (no libre designación). Sin embargo, ninguno de los dos caminos fue el elegido por José Luis Amérigo para autodesignarse como jefe inmediato de la Policía Local de Carboneras tras cesar a Jesús Ridao en febrero de 2020 por “pérdida de confianza”. Ridao, sin embargo, goza del mayor prestigio entre los vecinos y los profesionales de la policía comarcal. El cargo que ahora no desempeña por no merecer la confianza del alcalde podría estar siendo “usurpado” por el propio regidor, según media docena de ‘Jefes’ de la comarca consultados por esta redacción.

Queda en el aire para qué necesitaba las balas el regidor carbonero y si la extracción de los proyectiles de su caja fuerte se hizo al amparo de un riguroso expediente administrativo.

Al fin y al cabo, hablamos de la manipulación de material muy delicado sometido a severísimas medidas de se seguridad.

¿PARANOIA?

Es la explicación que Pedro Núñez, un vecino de Carboneras ex militar de UME especializado en armamento, encuentra a la conducta de Amérigo y Soto al ordenar violentar con una radial una caja acorazada que contenía 3.000 balas. “Tal vez albergaban sospechas de que el custodio de las llaves ocultara en el cofre alguna documentación que pudiera ser utilizada contra ellos. Quizás por eso no le pidieron abrirla. Quienes suelen obrar arteramente, acostumbran a pensar que todo el mundo actúa del mismo modo. Eso se llama paranoia”.