La revolución de Moreno Bonilla


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Se han dicho tantas tonterías a lo largo de los quince días de campaña, más los de la pre, que estaría uno escribiendo de las mismas durante todo un trimestre. Pero se trata de centrarse en aquellas que ofreció el presidente electo que es el que tiene la posibilidad de gobernar y cambiar el FUTURO de Andalucía.

De todo lo que nos ha dicho Moreno Bonilla, y de las que han ido desgranando el resto de los candidatos, me van a permitir que me quede con una del primero. Nos anunció que durante la próxima legislatura se va a producir en Andalucía una “revolución”. Lo que era promesa de campaña de candidato, se debe convertir por lógica en realidad de presidente.

La primera reflexión.

La derecha hablando de revolución. ¿Se habrá tirado al monte el caballero de Málaga?

No se me asusten. La revolución que nos avanzaba don Juanma no tiene nada que ver con una toma de las calles, juicios públicos a los que se han llevado el dinero de los andaluces en años anteriores y guillotinas en las plazas.

La revolución de la que nos hablaba en tiempos de campaña el pudoroso presidente de la Junta, tiene que ver con una necesidad de una parte importante de esta tierra: El agua.

Bueno, me tranquilizo. Ya me veía a Moreno con la guadaña en la mano cortando cuellos de comunistas, separatistas y otras raleas políticas. Ha hecho bien en contarnos la verdad sobre la revolución que quiere este señor para Andalucía. Lo de la revolución del agua me parece interesante.

La segunda reflexión.

Si tan importante es el agua para el gobierno de la Junta y para el presidente que ha estado casi cuatro años al frente de ella. ¿Por qué esa revolución a día de hoy sigue pendiente?

Cuatro años casi, señor Moreno Bonilla, casi cuatro. Y por lo que nos ha contado durante la campaña, buscando el voto de los ciudadanos-regantes, es ahora cuando va a organizar usted una revolución por el agua.

¿Ahora?

¿No ha tenido tiempo en los años que ha compartido gobierno, mando y poder con el señor Marín para todas las revoluciones necesarias en el camino del agua para nuestra agricultura? Por lo visto no. Ha debido estar muy ocupado en otras y delicadas misiones por y para Andalucía que se olvidó (usted mismo lo reconoce cuando nos avisa su futura revolución del agua) de la necesidad y la sed de esta tierra.

Más vale tarde que nunca.

Venga esa revolución, presidente. Póngase al frente de los regantes, de los agricultores. Ofrezca su cuerpo a las balas de los enemigos, sea el escudo de las miles de familias que viven del campo en su tierra. Le estarán agradecidos. Se ganará un lugar en los altares, en la historia, en los campos de nuestra Andalucía.

La tercera reflexión.

Alguien más importante que uno dijo hace tiempo “que en política lo que no se haga en los seis primeros meses de gobierno ya no se lleva a cabo”.

Usted tuvo seis meses, que, multiplicados por ocho, si las matemáticas no han cambiado de sexo, resultan cuarenta y ocho meses. Y usted durante los mismos se olvidó de la revolución que ahora nos ha cantado con alegría durante la campaña.

Estoy seguro que Andalucía está dispuesta a olvidarse de los anteriores, de los cuarenta y ocho meses, para centrarnos en los seis próximos. ¿Está dispuesto en los seis primeros meses de su nuevo gobierno a hacer la prometida revolución del agua?

Andalucía le concede esa demora y a la espero se queda. Pero la revolución prometida del agua se la iremos recordando por este rincón todos los días, si usted no hace algo para impedirlo, no se olvide de ello, señor presidente.