Se lamenta Juanma de que no le ha llamado Sánchez


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Pobre Juanma, ganar unas elecciones con unos resultados que nadie se esperaba y Pedro no le ha llamado por teléfono. Mira que son tacaños estos políticos a la hora de felicitar a sus rivales. ¿Qué le hubiera costado al presidente Sánchez, y con él a sus ministros, hacerle una llamada a Juanma y darle la enhorabuena?

Sánchez, por tu vida, llámalo.

Que sí, que vale, que les ha ganado de calle, que ha hecho con ellos encaje de bolillos, que los ha colocado en el camino de la despedida de la Moncloa, pero ello no es óbice para que se portaran como caballeros, descolgaran el teléfono y le dieran a Juanma una satisfacción. El hombre se lo merece, es lo mínimo en lo que a educación y cortesía se refiere.

Presidente, no me lo dejes así, no ves que está a punto de llorar.

No son corteses los que se sienten en el la Moncloa, es la conclusión que podemos sacar del acto no llevado a cabo por los que se dicen nuestros ministros y el que se llama presidente de todos los españoles. En cuanto a la educación demostrada, no es que brille su esplendor en sus cartillas como personas que sienten y viven en medio de una sociedad que se precie.

Sánchez, llamas a delincuentes vascos y catalanes todas las veces que hace falta, pero al presidente andaluz, al bueno de Juanma, me lo tienes sufriendo. No tienes corazón.

De estos caballeros y señoras que pacen en el salón de ministros de Sánchez, que viven a costa de los españoles, que no son capaces de saludar y felicitar el triunfo a uno de ellos, ¿qué podemos esperar?

Ni los ministros ¡qué vergüenza! algunos de ellos nacidos en las tierras de Andalucía han sido capaces de levantar el auricular y darle la enhorabuena a Juanma.

Eso, ¿qué podemos esperar de estos engendros engreídos, calculadores, descarados y con poca vergüenza? Que se comporten como lo que son, unos sectarios que no son capaces de ver que alguien es mejor que ellos, que no logran superar la rabia de una derrota en política y que son capaces, llegado el momento, de tomar las calles y los parlamentos, como han hecho en otros momentos.

Pero tú no llores, Juanma de mi arma, olvídate de ellos. No te quejes, no tienes su voz de felicitación, pero has tenido los votos de los andaluces, que es lo importante. Ahora a prepararte para las batallas por venir.

¿Y qué esperabas, querido mío, después de hacerles polvo sus futuros político, que hicieran de tripas corazón y te mandaran una sonrisa de felicitación? No tienen ese cuajo. La derrota les ha dolido como tú no te puedes imaginar. Esos corazones no son rojos, no sienten, no vibran, y hasta el latido lo han perdido, se han ido volviendo negros (como el carbón que habrá que volver a quemar pese a los ecologistas si no queremos tener un próximo invierno de frío polar en nuestros hogares), gracias a los compañeros que se han buscado para mantenerse en sus carreras políticas.

Es la demostración palpable de que la gran mayoría de los españoles no se merecen un presidente y unos ministros con este talante, donde la cortesía y la falta de educación brilla por merecimiento propio en todos estos personajes que se dicen los padres de la patria.

No llores Juanma, tampoco te lamentes, la poca vergüenza acompaña a estos políticos en todos sus actos. Les llegará su San Martín, no lo dudes.