¡La noche en blanco comenzará de día!


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Hace un par de semanas se vivía la noche en blanco en Almería. Las risas, moderadas, no es cosa de enfadar a la primer autoridad, fueron la contestación a la frase pronunciada por el alcalde de Almería, Ramón F. Pacheco Monterreal, días antes de la celebración de la noche en blanco que comenzó como él dijo: “La noche en blanco comenzará de día”.

Tras las risas moderadas la aclaración del joven Ramón: Comenzamos la jornada a las seis de la tarde con una serie de actuaciones…etc. etc.

Es evidente que, a las seis de la tarde, en las fechas que estamos viviendo, el sol está lejos de decirnos adiós. Es por lo tanto de día.

No se equivocaba el alcalde. Si la programación en las calles de la ciudad va a comenzar a las seis de la tarde, es evidente que “La noche en blanco, comenzará de día” y con radiante sol sobre la ciudad.

Las ciudades se han ido buscando salidas a la diversión, al asueto y al encuentro entre sus vecinos. Si algo tiene esta España nuestra son las ganas de diversión de sus gentes.

No tendremos un buen gobierno, pero lo nuestro es divertirnos.

No cobraremos unos buenos sueldos, pero a la calle en cualquier momento y a cualquier hora. Pagaremos la luz a precio de oro, la solución: empezamos la noche a las seis de la tarde y nos costará menos.

Qué nos importa que la gasolina esté a dos euros el litro, a disfrutar de la noche, o de la tarde, o de la mañana, que cualquier hora es buena para la farándula.

Lo mismo nos da que sea una “noche en blanco” o un “día con sol”, que la fiesta la monte el ayuntamiento o la diputación, el cuerpo quiere marcha, mucha marcha, y lo demás no importa.

Una barra metálica con el anuncio de Cruzcampo en una plaza o calle, un grifo de fresca y rubia cerveza, magra con tomate y migas de tapas y el cuerpo de los ciudadanos dispuestos al baile, a la jarana y al olvido.

Mañana seguiremos pensando en el trabajo, los que lo tengan, en los estudios, en los gobiernos, hoy vamos a olvidar que los políticos piensan continuar expoliando nuestros bolsillos, que se seguirán metiendo en nuestras vidas, controlando lo que tenemos que comer, beber y fumar, pero hasta ese mañana en el que nos volvamos a enfrentar con la puñetera realidad que han creado los políticos con sus leyes, siempre con la colaboración de los votantes, que parecemos idiotas la mayoría de las veces en que nos acercamos a las urnas, dejen que seamos felices por unas horas.

Si no le importa a usted, la bronca política la deja aparcada para cuando me despierte, que ahora, no sé si es “noche en blanco o día con sol”, tengo el cuerpo algo cansado pero feliz tras la fiesta.

Hay que reconocer que los políticos se lo saben montar. Una fiesta, algo de pan y circo en la calle y el pueblo convencido. Ya lo tienen de nuevo dispuesto a votar lo que ellos quieran, camino del matadero.