¡Guapa!


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Dicen las feministas que gobiernan en este país que han salvado el piropo. Que, el ¡guapa! lanzado al paso de una mujer no se considera acoso, que no es delito, vamos; que el caballero que reciba con un ¡guapa! el paso de una mujer a su lado no irá a la cárcel por ello. Que la ley del sí es sí, y yo te creo digas la sandez que digas, seguirá permitiendo que se le pueda dedicar un piropo a las mujeres.

Debo reconocerles a ustedes que últimamente andaba preocupado a la hora de escribir esta reseña diaria cuando de mujeres se trataba. A ellos, los políticos les podías decir de todo, con ellas tenías que andarte con pies de plomo, te podías encontrar con una denuncia y una noche en el calabozo si te pasabas un pelín.

Un peso que nos han quitado estas chicas que nos gobiernan desde los bancos azules donde manda el guapo de Pedro Sánchez. Seguimos con el sambenito de que los hombres somos maltratadores, que nos lo tenemos que hacer que mirar. Y en cuanto a lo de hacer el amor fuera o dentro del matrimonio, lo siento por los jóvenes, lo van a tener crudo con esta ley.

A los viejos ya no nos influye este apartado de la futura ley, no creo que nos vaya a denunciar mujer alguna por ello, ya quisiéramos nosotros que lo hicieran, pero no están los cuerpos para esos juegos amorosos recordados, añorados y que tan lejanos nos parecen. Solo viven en la imaginación y en las conversaciones con los amigos. De esa nos libramos los viejos, pero vosotros, los que andáis con la lívido por las nubes y la tienda montada, los de la “trempera matinera”, vais a tener que andar con notario cerca para que pueda certificar que el acto de amor (qué fino soy) es consentido por parte de la señorita en cuestión, que en caso contrario te puedes caer con todo el equipo.

Se os está poniendo complicado “echar un polvo”, chavales. Son los nuevos tiempos y hay que adaptarse a ellos, mejor a ellas, que son las que están mandando, o eso parece en un congreso donde siguen siendo mayoría los hombres, pero las leyes las marcan las señoras. Muchos cursillos sobre sexualidad, sobre las relaciones íntimas, sobre cómo pintar y acariciar las zonas erógenas de nuestros cuerpos, pero a la hora de “echar un polvo”, recuerda chaval que necesitas un certificado por el que la chica te consiente el “polvico de marras”.

Pero nos han salvado el piropo. Qué buenas son estas chicas. Ya podemos decirles ¡guapas! cuando pasen a nuestro lado, ¡preciosa! cuando veamos ese contoneo al andar. No me sea bestia, lo de “te echaba un polvo mejicano que salía el niño con dos pistolas” no deja de ser una burrada y de mal gusto. Sea elegante, hombre de Dios, que no cuesta tanto.

Ya puedo escribir con toda libertad, sin esperar una reprimenda, que la candidata almeriense más ¡guapa! de las que encabezan lista a las elecciones del 19 de junio es María Jesús Amate, de Izquierda Unida. Es una mujer ¡preciosa! dicho queda, y no es delito.