¿Macarena Olona a Andalucía por la gracia de Abascal?


..

PASEO ABAJO / Juan Torrijos

Permitan que dude de la aseveración escuchada y oída en programas y tertulias de altura nacional de que Macarena Olona (la que dijo en su momento que su nombramiento estaba en las manos de Dios) es la única y mejor candidata de Vox a la Junta de Andalucía. Mejor, vale, la única, no creo.

Macarena ha roto moldes en el Congreso de los Diputados, como los rompió en su día Cayetana, la marquesa. Cayetana desapareció del hemiciclo donde unos leones ¿o son leonas? en la puerta ni siquiera son capaces de controlar al personal que por ella transita. Pobres leones, ¿o son leonas?

¿Quién va a desaparecer dentro de un par de meses de ese Congreso? Macarena Olona. Su partido, llevado, es de imaginar, por algunos intereses partidistas y partidarios, ha decidido que en las Cortes Nacionales la voz de Macarena no se vuelva a oír, como ocurrió con la de Cayetana por orden de un inútil político como Pablo Casado.

¿A quién está escuchando Abascal? ¿Quién le sopla en la oreja? ¿Quién en susurros le dicta nombres, actitudes y comportamientos en su partido? ¿Será Dios, como dijo Olona?

No me gusta meterme en lo que hacen internamente lo partidos políticos, allá ellos y sus contubernios, pero despreciar, dejar al Congreso de los Diputados nacionales sin la voz de Macarena Olona, donde campan sin cortapisas delincuentes y otras calañas de españoles, no deja de ser un atraco a la lógica política de lo que han sido los últimos años parlamentarios. Lo mismo que ocurrió con Cayetana Álvarez de Toledo, está sucediendo en estos momentos con Macarena.

No sé si Macarena será tan valiente y escribirá un libro sobre su salida del Parlamento Nacional, pero se lo debe a los ciudadanos, votantes o no de Vox, que han visto en su voz y en su talante una manera de defender los intereses de España, que, hasta el momento, no se había conocido, te guste o no te guste esa defensa, estés o no de acuerdo con ella.

Estábamos acostumbrados a los políticamente correctos del PP, a las soflamas buenistas del PSOE y que nadie se decidiera a poner en solfa, con música y carteles cuando hacía falta, las cuatro verdades que todos conocemos de la ETA, los padres de “Terra Lliure” en Cataluña y a aquellos Podemitas que disfrutaban viendo cómo pateaban a un policía, o disfrutaban hasta hacer sangrar a una mujer.

Y en aquellas templanzas políticas apareció Cayetana, y lo políticamente correcto, lo que los directores de los medios escritos en papel decían que había que preservar, las subvenciones de los partidos y los gobiernos, quedaba sumido en la ignominia. Cayetana tenía que desaparecer de la tribuna, y desapareció. Macarena, que ha levantado ampollas en el PNV, en el PSOE, en los hijos de ETA y en los padres de “Terra Lliure”, tenía que seguir el mismo camino, y lo va a seguir en dos meses más o menos.

Vox sabrá por qué lo hace y a quién beneficia con su silencio en Madrid, pero es evidente que alguien en su partido, quizás con barbas y muy machito él, esté mucho más tranquilo y feliz al saber que la voz de Macarena Olona no estará en el salón ¿noble? del Congreso de los Diputados españoles.

Qué puñetera es la política, ha caído Macarena, cayó Cayetana, y estuvo a punto de que cayera Díaz Ayuso. Lo seguirán intentando, ya lo verán. Es el sino de unos políticos miedosos ante el empuje de unas mujeres mejor preparadas, más sinceras y sin tanto miedo como ellos. Mujeres costumbradas a luchar, menos sectarias en su mayoría salvo puntuales excepciones, sean en la derecha o en la izquierda de la política.