Caduco


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PEPE BALLESTA

Cada vez que me enfrento a una página en blanco con la intención de contar algo que creo importante, lamento haber abandonado tan pronto, por elegir bachiller de ciencias, el estudio de las humanidades. Además, por desgracia, no tuve un buen maestro de Lengua y Literatura. Por ello, envidio a quien es capaz de expresarse de forma bella y convincente. Haré lo que pueda.

En una entrevista concedida a Actualidad Almanzora por el alcalde de Huércal-Overa, dice éste textualmente: “Yo no caduco”. Debe ser, pensé yo al leerlo, que está envasado al vacío y congelado. De lo que no hay duda es de que está caduco. Y eso es lo que origina mi reflexión.

En el mismo medio, se entrevista también a una superiora jerárquica suya en el partido, persona a la que yo tengo en alta consideración y estima y a la que creo capaz y preparada. Pero que, en esta ocasión, me sorprende con esta salida de pata de banco al referirse al caduco que no caduca: “Estoy orgullosa de su gestión”. Algún día. cuando España tenga más cultura democrática, algo que solo se consigue con muchos años de práctica, los partidos políticos comprenderán que la autocrítica suma más que resta.

Y todo esto viene a cuento porque quiero empezar este año hablando de mi pueblo. La gestión realizada por las distintas corporaciones que han ocupado este ayuntamiento durante los últimos casi cincuenta años, si en algún momento lo ocurrido ha podido llamarse así, ha sido nefasta. Y no se puede decir, ni mucho menos, que el presente equipo de gobierno sea precisamente el más inspirado. Lo que han hecho y siguen haciendo con este pueblo es, sencillamente, imperdonable. ¿De qué se sienten orgullosos?

En las elecciones generales, he votado al PP desde su creación, aunque no siempre con entusiasmo. Abrigo la esperanza de que este partido llegue algún día a ser el fruto de la simbiosis, hasta hoy imposible, entre el liberalismo y el humanismo cristiano. Si a ello se uniera, como alternativa que garantice el juego democrático, un partido socialdemócrata alejado de postulados marxistas y de populismos liberticidas, España volvería a la senda del desarrollo y la libertad.

Y vuelvo a mi pueblo. Siendo, como he explicado, ideológicamente próximo al PP, no parece lógico que lleve más de treinta años defendiéndome de la incomprensión y la injusticia de las corporaciones de este partido. Pero ocurre así porque los partidos, sin excepción alguna, desprecian a los pequeños municipios a la hora de seleccionar a las personas que han de formar sus juntas locales. Seguramente porque no tienen mucho donde elegir. Puede ser también que mi pueblo haya tenido mala suerte. Pero este supuesto solo vale para el primer mandato porque después, una vez demostrada su incapacidad y ausencia de vocación de servicio, por qué persisten en el error.

Es verdad que a la política municipal se va, en la mayoría de los casos, buscando algo, ya sea para sí mismo o para alguno de los suyos; convirtiéndose a veces las corporaciones municipales en agencias de colocación. Pero, en fin, se puede ser interesado y, a su vez, eficaz en la gestión, aunque este caso, desgraciadamente, no se ha dado en mi pueblo.

Y no es que no existan las personas con vocación de servicio. Pero, cómo alcanzar el poder sin los recursos y el voto incondicional de un partido nacional. El caduco que no caduca, que por su tirón personal no llegaría a la veintena de votos, aspira, según manifiesta, a alcanzar la mayoría absoluta en las próximas municipales. Y piensa así porque va bajo el paraguas de las siglas del PP que parece estar en racha ganadora. Y lo triste del caso es que puede tener razón.

Siempre que, por vocación de servicio, me he involucrado en una aventura social, he acabado satisfecho en lo personal y descalabrado económicamente. Aún así, me cuesta resistirme a plantarle cara a tanto despropósito. Aunque soy consciente de que puedo empezar, como El Cid, montado en Babieca y con la Tizona al cinto y terminar, como Sancho, montado en un rocín y soportando la chanza de la gente de la ínsula Barataria. No sé. Ya veremos. Si encuentro veinte huercalenses con la vida resuelta y dispuestos a trabajar sin esperar a cambio nada más que la satisfacción por el deber cumplido, a lo mejor me lo planteo.

PD: Como estamos en vísperas de los Reyes Magos, tengan ustedes cuidado con los juguetes. Si, por ejemplo, le traen a alguno de sus hijos un osito de peluche, piensen bien a quién se lo asignan, cómo lo tratan, etc., el ministro de consumo y la ministra de igualdad están muy atentos y pueden ustedes ser acusados de discriminación y hasta de maltrato animal. “Cuidadín”.