“La canción de NOF4 contiene reflexiones y muy pocas respuestas sobre las razones por las que sobrevivimos”

Raúl Quinto nos acerca en su último libro a la obra y figura de un esquizofrénico que escribió con la hebilla del chaleco de su uniforme de loco 70 metros de los muros del manicomio en que estuvo media vida recluido. Lo presenta este jueves, a las 18:30, en la Carpa de Actividades de la Feria del Libro de Almería



ALMERÍA HOY / 29·04·2021

- En La canción de NOF4 vuelves a reflexionar sobre la comunicación y el hecho de escribir, algo muy presente en tu obra.
- Siempre me ha interesado investigar sobre el lenguaje para poder utilizarlo de la mejor manera posible en mi poesía. Reflexiono constantemente sobre la escritura, sus posibilidades y sus límites. Es cierto que dentro de mi obra existe un camino que transcurre por diferentes aspectos de la comunicación, como en La lengua rota o Ruido blanco. Hay una línea constante que consiste en la búsqueda de los límites del lenguaje. En el caso de La canción de NOF4 no es tanto el lenguaje en sí mismo como el hecho material de la escritura. Qué hay detrás del gesto de escribir palabras.
- ¿La acción de escribir por encima del lenguaje en sí?
- Así es. A lo largo de la Historia, escribir siempre ha implicado un proceso físico. Ahora lo hacemos de una manera quizás más fría, a través del ordenador, pero al principio consistía en devastar superficies arañándolas. Y, de un modo parecido a como los sumerios rayaban sus inscripciones en tablillas de arcilla, Fernando Oreste Nannetti, el protagonista de La canción de NOF4, rasgaba el muro del manicomio de Volterra con la hebilla de su uniforme de loco. Construía palabras por medio de ese proceso físico ancestral que es la escritura, y yo he pretendido acercarme a comprender qué hay detrás de ese gesto de escribir más allá de la comunicación. Qué hay en el fondo de la acción de la escritura en la mente y cómo ha condicionado a la especie humana para intentar luchar contra el tiempo, afirmar nuestra existencia, permanecer cuando ya nos hemos ido. La historia de Nannetti escribiendo el muro del manicomio suscitó mi interés sobre todos estos aspectos.
- ¿Nannetti utilizó la escritura para intentar salvarse o como válvula de escape, quizás?
- En el personaje de Fernando Nannetti hay una tragedia implícita. Su escritura sobre el muro no deja de ser el producto de un ser abandonado y torturado por las instituciones médicas del momento. Vivió en los márgenes de lo humano. Le tocó hacerlo en una época en que su condición de esquizofrénico bastaba para que la sociedad le intentara anular como persona. Sin embargo, florece por medio de la escritura. Su historia muestra la opresión que el sistema de esos años ejercía sobre los diferentes, pero también el incalculable valor de la condición humana para reivindicarse y sobresalir a través del arte en una situación tan adversa como la experimentada por Nannetti. No olvidemos que lo que hacía en aquel muro era expresarse de una forma poética y artística. Comunicarse con el mundo fue su manera de salvarse, de mostrarse vivo y demostrar su existencia. Se negaba así a ser borrado por la institución psiquiátrica. Nannetti era una persona sometida al silencio que consiguió comunicarse devastando el muro del recinto que intentaba ocultar su grito al mundo. Esa imagen es, al mismo tiempo, un misterio y una lección sobre el proceso creativo.
- Sorprende comprobar cómo Nannetti convierte un muro, diseñado para cerrar, aislar e incomunicar, en dos puentes que le sirven para comunicarse y para unir poesía y artes plásticas.
- Efectivamente. El soporte sobre el que realiza su obra es el muro de un manicomio cuyo fin es mantener a una serie de personas al margen de la sociedad e incomunicarlas, y el instrumento que utiliza para escribir es la hebilla del chaleco del uniforme de presidiario, porque se trataba de un manicomio penitenciario, una vestidura diseñada para anular la individualidad. No obstante, se vale de todo ello para afirmar su existencia como un individuo único y radicalmente distinto a los demás. Para conseguirlo emplea precisamente lo que está diseñado para borrarlo. Con esas herramientas afirma su existencia. Es una historia muy potente. Es la Historia de Nannetti, pero no deja de ser una metáfora de tantas otras situaciones. En ese muro escribe, dibuja y esculpe bajorrelieves. Deja la huella de un artista que no es consciente de que está produciendo arte. Él es un científico y su voluntad le empuja a dejar constancia de una serie de notas para que no se pierdan. Cree que desempeña el trabajo de un técnico que registra lo que le transmiten las voces de su sistema mental telepático. Nada más. Se define a sí mismo de múltiples maneras. Como coronel astral, ingeniero aeroespacial o de minas, pero nunca como artista, a pesar de ser el objeto de una pulsión creativa llevada al límite.
- Otra metáfora que recoge La canción de NOF4 es la imagen de Raúl Quinto, autor, atravesando la valla para contemplar la obra de Nannetti. Toda una aproximación al personaje.
- Yo conocí la obra de este hombre en una galería especializada en art-brut. Las imágenes que vi y la historia de este tipo me atraparon de inmediato. A partir de ahí comencé a investigar sobre él hasta el punto de que llegó a convertirse en una obsesión que me empujó a decidir que tenía que contemplar el muro y hacer un trabajo de campo. Sentí la necesidad de plantarme delante de ese lienzo de obra y tocarlo para hacerme una idea de lo que era capaz de transmitirme físicamente y aproximarme de esa forma a Nannetti. A los pocos días de llegar a Volterra tuve la suerte de contactar con un familiar de Aldo Trafeli, el empleado del manicomio que se dedicó a traducir lo que escribió el artista esquizofrénico. Él me abrió muchas puertas, pero, hasta ese momento, yo lo que hacía era colarme en las ruinas del pabellón psiquiátrico. La experiencia me sirvió de espejo que reflejaba todas las ideas que expreso en el libro.
- Lo de colarse era literal.
- Efectivamente, me colaba por agujeros practicados en la verja, paseando solo entre las ruinas de un manicomio que aún conservaba restos de lo que fue. Todo eso fue elaborando el mensaje que quería transmitir, hasta llegar a la sorpresa de encontrarme ante el muro. Horas enteras en solitario ante esa pared. Contemplándola, haciendo fotografías. Oliéndola, observando los cúmulos de arena amontonados al pie. Respirando ese aire estoy convirtiendo en una experiencia propia el fruto de la rutina de un hombre que habitó y escribió entre esos tabiques. Transformando la vida depositada ahí durante más de 30 años en una vivencia personal. Desde entonces, el muro de Nannetti pasó a formar parte de mí. Fue una revelación que trascendió de lo físico a lo mental. El lugar irradia una energía muy potente.
- Eso tiene que ver con una palabra que consideras clave de este libro: Pareidolia. - Cierto. Pasé bastante miedo allí. Yo veía cuerpos que, en un principio, no sabía si eran cadáveres o personas vivas. Después supe que eran maniquíes, pero hasta entonces pasé mucho miedo. Ten en cuenta que tuve que saltar varias vallas para llegar hasta un manicomio abandonado, con sillas de ruedas desvencijadas, archivos abiertos con cascadas de papeles hasta el suelo. Todo reventado. Por eso no me resultó extraño haber encontrado un muerto o a alguien durmiendo. Estaba realmente acojonado. Supongo que es una sensación contingente a cualquier aventura. Y, sí, todo tiene que ver con la pareidolia. Tanto el arte como la escritura. Se trata de buscar patrones e itinerarios donde no los hay. Seguridades en el caos de la existencia. Vivimos en un torbellino de incertidumbre y necesitamos algo a lo que agarrarnos. Ésa es una de las funciones del lenguaje. Para eso está la escritura y los relatos que nos contamos. Para eso está también la ciencia, pero no por ello deja la existencia de ser un caos.
- Una dicotomía que muestras en La canción de NOF4 es la certeza de lo que es y no es al mismo tiempo.
- Es que no existe una certeza absoluta. Lo que en un momento nos parece evidente, deja de serlo sólo un instante después. Es otra paradoja de la existencia. Sin embargo, necesitamos aferrarnos a certidumbres, aunque no existan. Si no, viviríamos en un vértigo continuo y acabaríamos en el abismo. Por eso, cuando algo se escapa de los patrones que nos hemos ido confeccionando a lo largo del tiempo, lo asociamos con la anormalidad, con la marginalidad, y las instituciones se afanan en borrarlo, como ocurría con los enfermos mentales hasta el último cuarto del siglo XX. Se les anulaba a base de pastillas y electrochoques. Adecuar todo a lo que debe ser, aunque sea algo impostado, porque la realidad es diversa, y de ella forma parte también lo que consideramos anormal, que el poder se afana en reducir por medio de la violencia. Es una actitud que denuncio en el libro.
- Por último, ¿qué ofrece al lector La canción de NOF4?
- Va a encontrar un personaje fascinante con una vida que no deja de ser un espejo negro de cualquiera de las nuestras. Encontrará reflexiones, preguntas y muy pocas respuestas sobre los límites de la normalidad, de la anormalidad; sobre las razones por las que escribimos, sobrevivimos a pesar de todo. Plantarse ante ese muro de escritura y tratar de respirar lo que nos quiso decir Nannetti y el misterio de su figura. Espero que la gente conecte con su frecuencia mental y disfrute de la magia extraña que un personaje como éste puede proporcionar.