Albert Einstein, genio de la Humanidad, siglo XX


..

ADOLFO PÉREZ

Sin duda una de las grandes biografías de la historia de la humanidad, en este caso del siglo XX, es la del alemán de ascendencia judía Albert Einstein (1879 – 1955), Autor de la teoría de la relatividad y Premio Nóbel de Física en 1921. No piense el lector que este artículo va a hacer alguna inmersión en el mundo científico de Albert Einstein, que dicho sea de paso está muy lejos de mis conocimientos de la física, que se ciñen a lo que queda de lo que aprendí en los lejanos tiempos del bachillerato de ciencias que estudié. Pretendo que sean unas pinceladas sobre momentos importantes de la vida del científico alemán. Un artículo que posiblemente agrade al lector que sienta interés o curiosidad por la figura de Einstein, cuya biografía escrita por el profesor Albino Arenas Gómez, doctor en ciencias físicas, me ha aportado buenos datos.

Nació Albert Einstein el 14 de marzo de 1879 en Ulm (Alemania). Sus padres, Hermann Einstein y Pauline Koch, de 32 y 27 años, respectivamente, se habían casado tres años antes. Dos años después del nacimiento de Albert nació su única hermana, Maja. Los hermanos pasaron la infancia en común y siempre se llevaron muy bien, Maja lo consideraba un genio. Ambos pasaron juntos los últimos años de su vida en los Estados Unidos, de 1939 hasta junio de 1951 en que ella murió. Al año siguiente del nacimiento de Albert la familia se trasladó a Múnich para que su padre instalara una fábrica de material eléctrico, era la época en que comenzaba la industrialización de este tipo de material. Fue bien hasta que años después sintió los efectos de la competencia de las grandes empresas. Su padre era un hombre optimista y alegre y su madre era una mujer sensible, aficionada a la música y tocaba el piano. Trató de inculcar su sensibilidad musical a su hijo, que durante ocho años recibió clases de violín, tiempo en que desarrolló su amor por la música, amor que le perduraría toda la vida, llegando a ser característica suya llevar el violín en sus viajes.

Einstein no le gustaban los ejercicios físicos, decía que era bastante perezoso, sólo disfrutaba con la navegación a vela. Una idea que tuvo toda su vida fue el rechazo absoluto a toda dictadura o tiranía. El colegio al que asistió en Múnich era católico, donde no estuvo a disgusto a pesar de su ascendencia judía. No participaba en los juegos colectivos, pues era un niño solitario, de ahí que nunca formó una escuela de investigación. Está extendida la falsa idea de que fue un niño torpe en la escuela, aunque ciertamente no fue brillante. De los doce a los dieciocho años permaneció en un instituto de secundaria. En su etapa escolar se despertó en él una época de gran fervor religioso, curiosamente la palabra Dios fue la que más repitió en sus argumentaciones científicas. Era poco amigo del aprendizaje de idiomas, de todas formas llegó a hablar con fluidez alemán, francés, italiano e inglés, lo que no está nada mal. Al parecer el interés de Einstein por la física y las matemáticas se debió a un amigo de sus padres, Max Talmey, estudiante de medicina.

En 1894, cuando Einstein contaba quince años, ya en el comienzo de la adolescencia, la familia se trasladó a Pavía, cerca de Milán (Italia), debido a que la fábrica de su padre no pasaba buen momento, aunque él se quedó durante un año en Múnich por cuestión de los estudios, pero lo pasó tan mal que por medio de un certificado médico abandonó la ciudad y se reunió con su familia en Milán. Allí comunicó a su padre el deseo de renunciar a la ciudanía alemana, razón por la que estuvo cinco años en la condición de apátrida. En 1933 reconoció que la renuncia se debió a la mentalidad militar reinante en Alemania que no iba con él, así es que de esa forma evitó realizar el servicio militar. Se preparó para ingresar en la Escuela Politécnica de Zúrich pero no aprobó, entonces se matriculó y estuvo un año en la escuela cantonal de Aarau, cerca de Zúrich, para obtener el diploma que le permitiera ingresar en la Politécnica, lo que logró con nota media equiparable a notable alto (8,6 sobre 10) en octubre de 1896, que le permitió entrar en la Politécnica donde estuvo cuatro años. Muchas fueron las veces que se le preguntó cómo surgió la Teoría de la Relatividad. Y siempre se refirió a la paradoja que se le planteó cuando a los dieciséis años (estando en Aarau) se preguntaba cómo vería una onda de luz un observador que se moviera a la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo). En esta pregunta se encuentra el germen de la Teoría de la Relatividad que Einstein tardó diez años en resolver.

Según decía, su estancia en Aarau fue época muy feliz en su vida. En la escuela no imperaba la rigidez en la enseñanza que tanto odiaba. En Aarau resolvió la duda de si dedicarse a las matemáticas o a la física, que solventó a favor de ésta última. Allí se enamoró de Marie Winteler con la que compartía su pasión por la música, como ella tocaba el piano a menudo formaban dúos, él con el violín. Sin embargo, el romance terminó, al parecer fue Einstein el que le puso fin, con gran disgusto de su madre. Ambos dijeron que su amor era puro idealismo.

En la Politécnica de Zúrich, donde estuvo cuatro años, además del programa oficial estudiaba otros temas de física por libre, lo que le dificultaba para preparar los exámenes finales, que gracias a los apuntes que le prestaba su buen amigo y compañero Marcel Grossmann salía adelante. En agosto de 1900 obtuvo su diploma con nota media equiparable a notable alto (8,3 sobre 10). Ante su fama de físico teórico manifestó su interés por estar en contacto con los experimentos y aclaraba que buena parte de su tiempo lo pasaba en el laboratorio de física de la Politécnica.

El 21 de febrero de 1901 obtuvo Einstein la ciudadanía suiza y se libró del servicio militar suizo por tener los pies planos y varices en las piernas. Sus tres compañeros de promoción obtuvieron un puesto de trabajo pero él no, al parecer por culpa del profesor de física. Y así pasó el año 1901. Muy deprimido debió estar Einstein ante el sombrío panorama que tenía ante sí cuando llegó su amigo Grossmann en su ayuda, que, a través de su padre, le facilitó el camino para obtener el 23 de junio de 1902 un puesto en la Oficina de Patentes de Berna con un sueldo de 3.500 francos anuales. Hasta que logró ese puesto estuvo dando clases particulares. Ese mismo año quedó señalado para Albert que lo dejaría marcado: la muerte de su padre en Milán el 10 de octubre de 1902, cuando él tenía 23 años. El padre murió sin conocer el genio que su hijo llevaba dentro.

En la Politécnica conoció a Mileva Maric, estudiante de origen serbio, con la que se casó el 6 de enero de 1903. Mileva era de carácter serio y algo huraño, muy diferente al de Einstein, que era sociable, simpático y con gran sentido del humor. Se cuenta la anécdota de que después de la ceremonia de la boda, cuando la pareja se dirigió a su apartamento no pudieron entrar porque Einstein había olvidado las llaves, las cosas de un sabio distraído. En 1904 fue ascendido en la Oficina de Patentes y ese mismo año, 14 de mayo, nació su primer hijo: Hans Einstein.

El año 1905 es considerado como “annus mirabilis” de Einstein pues nunca volvió a efectuar una producción científica como entonces, razón por la que se considera aquel año como admirable. A sus veintiséis años él sabe que es un revolucionario, pues da cuenta de las dos grandes revoluciones científicas del siglo XX: el tratamiento de la luz, que marca el nacimiento de la física cuántica, y el de la electrodinámica de los cuerpos en movimiento, que señala el nacimiento de la relatividad. (La física cuántica es la parte de la física que estudia y explica el comportamiento microscópico del átomo y partículas subatómicas.) La Teoría de la Relatividad, como ya hemos visto, surgió de una pregunta que Einstein se había planteado cuando tenía dieciséis años: “¿Cómo veré un rayo de luz si lo persigo con la velocidad de la luz?”. Tardó diez años en hallar la respuesta, y según dijo, sólo cinco o seis semanas empleó en escribir su famoso artículo sobre la relatividad (30.06.1905) en el que aparece la ecuación más famosa del mundo: E = mc2, que explica la conversión de la materia en energía y viceversa, es decir, toda la materia del universo es energía condensada y toda la energía es materia diluida, o sea, materia y energía son la misma sustancia en distintas formas: la masa m puede ser transformada en energía E y viceversa, existiendo entre ellas la relación de la ecuación E = mc2, siendo c la velocidad constante de la luz (300.000 kilómetros por segundo). El problema era tan difícil de resolver que estuvo a punto de abandonar después de una intensa búsqueda, hasta que una mañana se despertó con la solución en la cabeza. ”Un análisis del concepto de tiempo era la solución” que dio lugar a su primer concepto: ‘la relatividad de la simultaneidad’, siendo constante la velocidad de la luz. Es decir, la simultaneidad de dos sucesos depende del que observa. Pero no obtuvo el premio Nóbel por su Teoría de la Relatividad, que él llamó ‘teoría de invariantes” a pesar de ser tantas veces nominado.

A partir de 1905 sus trabajos comenzaron a ser conocidos en el mundo científico hasta el punto de que en 1909, 15 de octubre, se incorporó a la universidad de Zúrich como profesor adjunto para explicar mecánica, termodinámica y física. En cuanto a su calidad como enseñante se dividen las opiniones entre el profesores y alumnos. Algunos lo describen como un profesor excelente que no llevaba apuntes a clase, sino una pequeña ficha que le servía de guion, y tenía la buena cualidad de preguntar con frecuencia si se había entendido. Su fama creció y dio lugar a que recibiera propuestas de otras universidades, entre ellas la de Praga, la más antigua de la Europa central. En el intento de evitar su marcha la Universidad de Zúrich le subió el sueldo, pero no lo logró, el traslado a Praga se produjo en marzo de 1911. Para entonces Einstein tenía otro hijo, Edouard, nacido el año anterior. En Praga se le empezó a considerar un ser extravagante. Allí tomó conciencia por primera vez de lo que significaba ser judío, pues la mayor parte de la comunidad de habla alemana eran judíos, pero entonces a él no le preocupaba el problema del sionismo. Su desvelo era generalizar la Teoría de la Relatividad restringida.

En el primer Congreso de Solvay (químico belga), celebrado en Bruselas del 30 de octubre a 3 de noviembre de 1911, conoció a Marie Curie, científica polaca, vanguardista, junto con su marido, en el campo de la radiactividad. Fue la primera mujer en obtener un premio Nóbel y también la única persona en recibir dos premios Nóbel, uno en Física (1903) y otro en Química (1911). La señora Curie impresionó vivamente a Einstein que dijo de ella: “La señora Curie es, de todos los seres célebres, la única que no se ha corrompido”. Del trato que tuvieron en el congreso surgió una gran amistad que duró toda su vida. En 1912 aceptó la oferta de ser catedrático de Física en la Politécnica de Zúrich, a la que volvía convertido en orgullo de la misma, siempre ayudado por su amigo Marcel Grossmann. Y en 1913 ingresó en la Real Academia Prusiana de Ciencias de Berlín y nombrado catedrático de la Universidad de Berlín para impartir clases a su conveniencia. La Primera Guerra Mundial en 1914 avivó un gran movimiento nacionalista en Alemania del que Einstein no participaba, lo que le produjo una situación incómoda, que dio lugar a que se le mirara con recelo, incluso un renegado, a pesar de ser conocido su antimilitarismo y pacifismo, pero él estaba cobijado por la ciudadanía suiza que nunca lo abandonó.

En 1914 Einstein se trasladó con su mujer y sus dos hijos a Berlín, pero a causa de los problemas matrimoniales surgidos en Praga Mileva se trasladó a Zúrich con sus dos hijos. Cinco años después (14.02.1919) llegó el divorcio y Albert se casó el 2 de junio siguiente con su prima Elsa Einstein, hija de un primo hermano de su padre. Ella lo cuidó los tres meses que estuvo enfermo. Ese mismo año su madre, enferma, se fue vivir con él hasta que falleció al año siguiente.

En 1921 viajó por primera vez a los Estados Unidos donde el recibimiento fue apoteósico. Allí ayudó a obtener fondo para la Universidad Hebrea de Jerusalén y el futuro estado de Israel. Aunque en un principio Einstein no simpatizaba con el movimiento sionista por su carácter nacionalista; no obstante, decidió apoyarlo. Después visitó otras ciudades europeas, incluso viajó a Japón, explicando su Teoría de la Relatividad que había sobrepasado los límites de la ciencia. En 1923 viajó a Palestina donde estuvo doce días y el mismo año vino a España (febrero a marzo) invitado por nuestro Premio Nóbel en Medicina, Santiago Ramón y Cajal. Estuvo en Barcelona y Madrid. Fue galardonado con el título de académico de la Real Academia de Ciencias, investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Madrid y recibido por el rey Alfonso XIII. El mundo entero se volcó en agasajarlo, otorgándole galardones sin parar, lo mismo el mundo universitario que el académico de la ciencia. Debido a su agotamiento físico en 1928 estuvo enfermo durante cuatro meses a causa de una dilatación del corazón y en 1930 nació su primer nieto Hans Albert.

En primavera de 1931 los Einstein regresan a Berlín. Ese mismo año Einstein escribió a Sigmund Freud instándole a escribir cartas abiertas a los políticos para que preservaran la paz, todo ello bajo la protección de la Sociedad de Naciones, que dio lugar a un intercambio de cartas abiertas con ese fin, las cuales se publicaron en 1933. En 1932 aceptó la cátedra en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton (Nueva Jersey, EE. UU.), y en diciembre se marchó de Alemania y nunca más volvió, aunque sí estuvo en Europa. Ya en 1933 declaró que no volvería más a Alemania después de la llegada de Hitler al poder y dimitió de la Academia Prusiana de Ciencias. En Alemania los nazis desataron una campaña en su contra, con furibundos ataques, por judío y pacifista, hasta quemaron sus obras delante de la Ópera de Berlín.

Respecto a su pacifismo Einstein cambió de criterio ante la amenaza militar de Alemania, consideraba que sólo con la acción militar se podía salvaguardar la civilización europea. En 1935 solicitó la ciudadanía estadounidense que le fue concedida cinco años más tarde. En Estados Unidos se instaló en Princeton de donde ya no se movería. Años de tristeza para Albert, no sólo murió su hijastra Ilse, sino que apenas dos años después, el 20 de diciembre de 1936 murió su esposa Elsa. Tres meses antes, el 7 de diciembre había fallecido su amigo Marcel Grossmann. Demasiadas pérdidas. Se quedó acompañado de su hermana, de su hijastra Margot y de su secretaria Helen Dukas. No obstante, en 1936 recibió la satisfacción de que su hijo mayor, Hans Albert, se doctorase en ciencias técnicas en la Politécnica de Zúrich, la misma en la que él estudió.

Se ha dicho que Einstein es el padre de la bomba atómica, se trata de una información que carece de fundamento. Pero sí es cierto que físicos que trabajaban en los Estados Unidos convencieron a Einstein de las posibilidades reales de que los alemanes consiguieran la bomba atómica, de modo que era necesario avisar al presidente de los Estados Unidos de esa posibilidad, para ello le pidieron a Einstein que le escribiera para explicarle el peligro de tal amenaza, cosa que hizo el 2 de agosto de 1939. El presidente le contestó agradeciéndole su carta y “su interesante y valioso contenido”; la carta terminó en un organismo federal de Pesas y Medidas. De nuevo vuelve a escribirle al presidente Roosevelt (07.03.1940) incidiendo sobre el mismo tema, pero esta vez ni siquiera obtuvo respuesta. (Los EE. UU. entraron en guerra casi dos años después, 08.12.1941). Hay que señalar que el FBI no tenía a Einstein como un ciudadano ejemplar porque lo consideraba socialista y sionista, hasta el punto de que lo controlaba y le abrió un expediente.

La última década de la vida de Einstein estuvo marcada por la desgracia. La primera se refiere a su hermana, Maja, que vivía con él en Princeton desde 1939. Estuvo cinco años en la cama atacada de una parálisis progresiva hasta que falleció en junio de 1951. El 4 de agosto de 1948 murió en Zúrich su primera esposa, Mileva, con la que había mantenido una buena relación después del divorcio. En 1952 se le ofreció la presidencia del Estado de Israel, que él rechazó.

En marzo o abril de 1955 le escribió una carta a Anne Winteler, hermana de Marie Winteler, su gran amor juvenil de su estancia en Aarau, diciéndole que su amigo, el esposo de Anne, había conseguido lo que él no había logrado: vivir feliz con una mujer durante mucho tiempo, y añadió que él, lamentablemente, había fallado dos veces.

A pesar del duro juicio sobre sí mismo, sí consiguió ser un buen jefe de familia: acogió a todos y los mantuvo unidos. El 15 de abril de 1955 fue ingresado en el hospital de Princeton por habérsele roto el aneurisma que padecía. De inmediato acudió a su lado su hijo Hans, ingeniero en California. En los dos días que duró le agradó mucho poder estar y hablar con su hijo, según dijo éste. Después de una mejoría, la mañana del 18 de abril la enfermera se acercó y lo escuchó murmurar algo en alemán, y esas serían sus últimas palabras, pues momentos después falleció Albert Einstein, uno de los grandes genios del siglo XX.

Tal y como se había acordado se le extrajo el cerebro para su estudio sin que hasta la fecha se haya llegado a conclusión alguna. Por su expreso deseo su cadáver fue incinerado y sus cenizas esparcidas en un lugar desconocido.