Mojácar, El Moresco. ¿Hay opción de futuro sostenible?


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CLEMENTE FLORES

Cuando nos disponemos a finalizar el tema del Hotel Moresco Manolo León nos viene a decir en La Voz de Almería “que es Avalmadrid, quien debe mover ficha para desbloquear la situación de paulatino deterioro que padece el Moresco” y uno que ha leído que Avalmadrid es una entidad financiera constituida por y para las pymes y autónomos de la Comunidad de Madrid a los que otorga fianzas frente a las Administraciones, se pregunta ingenuo ¿Qué hace una chica como tu en un sitio como este? Cuando Manolo habla de una deuda de 370.000 euros en ayudas cobradas por obras no ejecutadas y otras deudas con un ayuntamiento condecorador, lo de condecorador no lo dice él, me vienen a la cabeza sin saber por qué, las imágenes de esos banquillos de audiencias y juzgados repletos de autoridades de las Comunidades Autónomas de Andalucía y Madrid antes de entrar en chirona.

En esos momentos me invade la desesperanza y la depresión y empiezo a temer que, debajo de cada baldosa del piso que se me ocurra levantar, voy a tropezar con la constatación de que transitamos sobre un subsuelo de mierda. Son malos cimientos para sustentar el futuro, pero hay que seguir porque la historia no se va a parar.

La historia viene de atrás. Nadie podrá entender por qué la empresa Laing que promovió el edificio no compró los terrenos que lo circundaban por unos pocos miles de pesetas, y lo dotó por poco dinero de aparcamiento propio, cuando invirtió unas cuantas decenas de millones en construirlo.

Esta imprevisión y cortedad de miras ha sido determinante para que la explotación del hotel acabase en un aparente fracaso y bien lo sabía Servigroup cuando lo vendió para instalarse en Marina de la Torre. Seguramente el Hotel Moresco nunca volverá a explotarse como tal.

¿Cuánto vale hoy el edificio? Cosa es de necios confundir valor y precio, dijo alguien más sabio que yo. El edificio valdrá lo que quiera el Ayuntamiento de Mojácar que valga. A pensar ¿y a soñar? Soñemos.

Los puntos fuertes en que apoyar la futura explotación del edificio son, aparte de sus trescientas habitaciones, los amplios salones y terrazas de que dispone y, sobre todo, sus impresionantes vistas sobre, las huertas, y los valles abiertos de las desembocaduras de los ríos Aguas y Antas con el mar de fondo. Su valor estancial es alto y puede potenciarse con bastante facilidad en caso de reforma.

¿Cuál podría ser el uso que se diera en el futuro al edificio? De acuerdo con las características del edificio y las futuras necesidades del mercado se me ocurre que una de las posibilidades de futuro sería acondicionarlo como una residencia-hotel destinado para la tercera edad. Pienso en una residencia enfocada hacia un servicio ciudadano eminentemente social, aunque no necesariamente caritativo ni gratuito. Su explotación debería no ser onerosa para la Administración ni estar cerrada a donaciones o ayudas privadas y públicas. Creo que podría ser económicamente rentable.

Hace unos años realicé una visita a la Casa de La Misericordia en Pamplona que me impactó. La Casa de la Misericordia es una institución sin ánimo de lucro que lleva funcionando más de trescientos años y de la cual se sienten orgullosos todos los pamplonicas. Se dedica a acoger a los mayores de edad y normalmente atiende a más de quinientas personas, aunque su lista de espera, dada la calidad de las prestaciones, suele superar constantemente el número de 200 personas. La institución cuyo último edificio se construyó en 1932 tiene varias fuentes de financiación una de las cuales es la Plaza de Toros de Pamplona. He traído este ejemplo para indicar que lo que podía hacerse en el Moresco, no es obra de una sola persona ni, posiblemente, de sólo un pueblo, pero que puede ser una idea ilusionante como ocurre en Pamplona. Recomiendo al lector que se informe sobre la Casa de la Misericordia simplemente consultando a través de Internet.

El cliente no es un problema porque las pirámides de población (Mojácar es un claro ejemplo) están engrosando las cohortes de mayores de 65 años y la esperanza de vida no deja de crecer. Si las estancias, todas o algunas, fuesen temporales y se acogiese a ciudadanos de países fríos del Norte de Europa la demanda podría superar cualquier posibilidad de oferta.

El aparcamiento dejaría de ser un problema porque los usuarios, jubilados, no accederán con coche propio y porque con el terreno disponible se podría construir un aparcamiento sólo, y suficiente, para servicios de la institución y para los visitantes ocasionales.

a iniciativa puede ser pública o privada. En el caso de que fuese pública correspondería, quizás conjuntamente al Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de Andalucía. Cualquiera de ellas por separado o actuando conjuntamente podría asumir el reto de plantear y montar una residencia, de cierta enjundia, para la tercera edad. ¿Por qué no, la Comunidad de Madrid? Presiento que desgraciadamente falta cuajo para embarcarse en aventuras que superen el cambio de nombre de una calle, organizar una prueba de vinos y tapas o con mucho esfuerzo inaugurar una ruta peatonal de un par de kilómetros. Se plantearía una explotación muy distinta si la iniciativa es pública o es privada. Son ya abundantes los ejemplos de iniciativas privadas en este sector.

Los beneficios para el pueblo, e incluso para la comarca serían considerables pues el personal ocupado sería mucho más numeroso y de mayor cualificación que el de un simple hotel.

El núcleo del pueblo seguramente volvería a ser ocupado por algunos empleados que aspirasen a vivir cerca del lugar de trabajo y el número de visitantes aumentaría si la ocupación no se limitase a “clientes” de cercanías.

La financiación y propiedad puede acometerla quien simplemente la encuentre rentable pero no sería irracional ofrecérsela o presentársela a fondos europeos de países nórdicos cuyos “propietarios” serían los que más se pudiesen beneficiar de este tipo de copropiedad en un clima que ellos sólo pueden soñar, durante la mayor parte del año. El señuelo podría ser que disfrutarían del mismo paisaje y clima que nuestro presidente de Gobierno ha disfrutado en sus vacaciones. Eso es una verdad.

Hay que acabar y callar para que hablen otros mas doctos y obligados. Por mi parte concluyo con Calderón:

“Esto es sueño y pues lo es
soñemos dichas agora,
que después serán pesares”