Los ministros de Justicia y Cultura destacan la importancia de recordar a las víctimas del franquismo para construir el futuro

Representantes de la cultura y la judicatura se dieron cita en la Escuela de Arte dentro del Congreso sobre el 80 Aniversario del Exilio Andaluz


Los ministros José Guirao y Dolores Delgado durante el acto.

ALMERÍA HOY / 17·04·2019

La ministra de Justicia, Dolores Delgado, y el ministro de Cultura, José Guirao, participaron ayer en el acto sobre “Memoria y Cultura”, organizado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Democrática de Almería, dentro del Congreso sobre el 80 Aniversario del Exilio Andaluz, que tuvo lugar en la Escuela de Arte, con la presencia también del catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Almería, Fernando Martínez. Todos los ponentes coincidieron en destacar la importancia de recordar a las víctimas del franquismo para construir el futuro de nuestro Estado democrático, en un acto al que asistieron numerosos representes de la cultura y de la judicatura de Almería y que concluyó con un recital de la cantautora Sensi Falán.

Dolores Delgado, hizo un completo repaso a la situación de las víctimas del franquismo en la provincia de Almería, aportando datos que “nos estremecen como demócratas”. Así, tras citar las palabras de García Márquez de “recordar el fácil para el que tiene memoria, olvidar es muy difícil para el que tiene corazón”, puso de relieve el hecho de que sólo en Andalucía hay más personas desaparecidas que en Chile, Argentina y Guatemala, tras sus respectivos golpes de estado.

Represión en Almería

La ministra de Justicia recordó a las víctimas de los bombardeos, así como a las de La Desbandá, y destacó que ni siquiera la Alemania nazi llegó a tener a tantas personas en campos de concentración -187.000 internos, frente a los 270.000 que recluyó el franquismo-, con las que, además de controlar al enemigo, hizo negocio con mano de obra barata.

A este respecto, destacó que en España hubo 296 campos de trabajo, que comenzaron a funcionar desde el inicio de la sublevación, donde en torno a 700.000 y un millón de personas sufrieron torturas físicas, psicológicas o fueron sometidos a trabajos forzados, sin ser juzgados, sólo por el hecho de ser excombatientes, con una media de reclusión de 5 años. La comunidad autónoma con más campos de represión fue Andalucía, con un total de 52, de los cuales dos estuvieron en la provincia de Almería: en Viator y Tíjola. La mayoría de estos centros se ubicaban en Plazas de Toros o en descampados, donde instalaban barracones y alambradas, como fue el caso del de Viator.

Igualmente, se refirió a otro tipo de víctimas, las mujeres y los niños, con los que la dictadura “se ensañó” dentro de “una paz hipócrita” y así habló de “las amenazadas, las apaleadas, las rapadas, las torturadas y las asesinadas”, pues “cuando la guerra acabó, España se convirtió en un gran campo de concentración”, y las personas que tuvieron la suerte de sobrevivir, sufrieron la expropiación de sus tierras y el estigma social de por vida, añadió.

“Muchos siguen sin ser reconocidos”, indicó Delgado, y “al dolor de las víctimas se suma el del olvido” y, por eso, aseguró, “no es posible pasar página, sino la reparación de la verdad y la justicia” y “es tan importante aplicar la Ley de la Memoria Histórica” porque las víctimas del franquismo no son distintas a las del terrorismo, y “mantener su memoria es la mejor arma del Estado democrática para evitar los totalitarismos”.

Por su parte, José Guirao, comenzó su intervención expresando su solidaridad con el pueblo francés por el incendio que en esos momentos consumía uno de los elementos patrimoniales más importantes de Francia, como es la Catedral de Notre Damme.

Sobre el objeto del congreso, afirmó que “la memoria es la base de la cultura” y frente a quienes piensan “que es mejor hacer borrón y cuenta nueva” manifestó que “por mucho o por poco que nos guste nuestra historia, sobre las cenizas de la historia no construiremos nada sólido, tenemos que construir sobre la base de nuestra historia”, al tiempo que reconoció el impulso de la sociedad civil para recuperar la memoria histórica.

Deber de memoria

De otro lado, el catedrático de Historia de la Universidad de Almería, Fernando Martínez, reivindicó “el deber de memoria” con las instituciones, en particular con la II República, que impulsó el proceso de democratización del país, haciendo a las mujeres ciudadanas y subiendo el salario a los campesinos, entre otros logros. También reclamó ese deber de memoria con el medio millón de españoles que tomaron el camino del exilio y con los hombres y mujeres que lucharon por las instituciones, porque, “cuando acabó la guerra, no comenzó la paz, sino la represión física, la depuración política con sanciones e incautación de bienes, y la represión del silencio, que se mantuvo durante 40 años en las familias españolas dentro de sus casas”.

“Las reparaciones económicas no han llegado a todos y todavía hay miles de fosas”, señaló Martínez; “no hablamos de venganza, ni de abrir heridas, sino de derechos humanos y de cumplir con las reclamaciones de Naciones Unidas”, algo que se está consiguiendo gracias a la Ley de Memoria Histórica, aprobada en el año 2007 por el Gobierno de España bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero.