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MARIO SANZ CRUZ
Me toca las narices que la mayor parte de los partidos políticos estén haciendo precampaña con el Día de la Mujer.
Retuercen el lenguaje, montan espectáculos mediáticos en evidente campaña electoral y no hacen nada por dar pasos hacia la igualdad real.
Partidos que han estado varias veces en el gobierno, siguen esgrimiendo esta bandera, cuando en sus manos estaba legislar para conseguir hacer desaparecer la brecha salarial y corregir otras muchas diferencias que no deberían existir, y no han hecho nada. Gran parte de los hombres no ven el problema, porque creen que a ellos no les afecta directamente, en un claro caso de ceguera interesada. A muchas mujeres les pasa algo parecido, las más privilegiadas en cargos políticos y sociales, quieren conservar sus ventajas y no se pringan en tratar de mejorar las condiciones de las mujeres que viven de forma más precaria.
Si la simple evidencia de que todos somos iguales no les entra en la cabeza, que ya hay que ser bastante burro, hay motivos puramente egoístas para que hasta los más trogloditas apoyen la igualdad entre sexos. Tú crees que eso de la brecha no va contigo, pero le afecta a tu pareja, a tu hermana, a tu madre, a tu hija, y eso, poniéndonos en puros números, te afecta directamente a ti, y mucho.
Pero ese no es el único caso en que estas cosas afectan a los machos. Si tú no apoyas a la mitad de la población, sería normal que la mitad femenina de la población no te apoye a ti, cuando pidas derechos laborales o sociales, con lo que tendrías otro problema.
La brecha es uno de los asuntos urgentes, pero la violencia de género y las agresiones sexuales son otros problemas más sangrantes. Por mucho que quieras esconder las cifras bajo escudos ideológicos, las mujeres muertas y agredidas están ahí, a tu alrededor. Las mujeres violadas y acosadas están ahí en tu calle, en tu familia.
Me resulta curioso ver sacar pecho a muchos machotes, defendiendo las costumbres violentas que tenemos en este país, como si eso no influyese en la educación y el comportamiento futuro de nuestros hijos. Sin embargo se callan o hablan en contra cuando hay que pedir seguridad para las mujeres. Sería bastante patético que estuviesen pensando “hoy por ti, mañana por mí”, pero ya no extraña nada.
Sé que casi nadie va a creerme, pero algunos estamos verdaderamente concienciados y no vemos mujeres y hombres, ni españoles y extranjeros, ni ricos y pobres. Vemos personas con sus problemas generales y particulares, y tratamos de comportarnos igual con unos y otros, porque, lo queramos o no, todos somos iguales y diferentes, así que necesitamos tener las mismas oportunidades; pero para conseguirlo no solo hay que legislar bien, hay que sacar a muchas mujeres del pozo en que se encuentran, para que después sea real que puedan competir en igualdad con los hombres.
Para los más duros de mollera, se puede poner un ejemplo de los que ellos entienden. Por muy buen pilot@ que seas, si uno lleva un Ferrari y la otra un Seiscientos, mal van a competir en las mismas condiciones; es más, aunque ambos tuviesen el mismo fórmula 1, no se puede poner a competir en igualdad a un piloto que lleve veinte años entrenándose con el vehículo y a una mujer que se sube por primera vez a un coche de carreras. Así que, primero nivelemos las condiciones de unos y otros, apoyando a las que no han tenido posibilidades, y después hablaremos de competencia leal y justa. Me siento mal haciendo comparaciones tan básicas, pero si no entienden esto, me borro del género masculino.
Partidos que han estado varias veces en el gobierno, siguen esgrimiendo esta bandera, cuando en sus manos estaba legislar para conseguir hacer desaparecer la brecha salarial y corregir otras muchas diferencias que no deberían existir, y no han hecho nada. Gran parte de los hombres no ven el problema, porque creen que a ellos no les afecta directamente, en un claro caso de ceguera interesada. A muchas mujeres les pasa algo parecido, las más privilegiadas en cargos políticos y sociales, quieren conservar sus ventajas y no se pringan en tratar de mejorar las condiciones de las mujeres que viven de forma más precaria.
Si la simple evidencia de que todos somos iguales no les entra en la cabeza, que ya hay que ser bastante burro, hay motivos puramente egoístas para que hasta los más trogloditas apoyen la igualdad entre sexos. Tú crees que eso de la brecha no va contigo, pero le afecta a tu pareja, a tu hermana, a tu madre, a tu hija, y eso, poniéndonos en puros números, te afecta directamente a ti, y mucho.
Pero ese no es el único caso en que estas cosas afectan a los machos. Si tú no apoyas a la mitad de la población, sería normal que la mitad femenina de la población no te apoye a ti, cuando pidas derechos laborales o sociales, con lo que tendrías otro problema.
La brecha es uno de los asuntos urgentes, pero la violencia de género y las agresiones sexuales son otros problemas más sangrantes. Por mucho que quieras esconder las cifras bajo escudos ideológicos, las mujeres muertas y agredidas están ahí, a tu alrededor. Las mujeres violadas y acosadas están ahí en tu calle, en tu familia.
Me resulta curioso ver sacar pecho a muchos machotes, defendiendo las costumbres violentas que tenemos en este país, como si eso no influyese en la educación y el comportamiento futuro de nuestros hijos. Sin embargo se callan o hablan en contra cuando hay que pedir seguridad para las mujeres. Sería bastante patético que estuviesen pensando “hoy por ti, mañana por mí”, pero ya no extraña nada.
Sé que casi nadie va a creerme, pero algunos estamos verdaderamente concienciados y no vemos mujeres y hombres, ni españoles y extranjeros, ni ricos y pobres. Vemos personas con sus problemas generales y particulares, y tratamos de comportarnos igual con unos y otros, porque, lo queramos o no, todos somos iguales y diferentes, así que necesitamos tener las mismas oportunidades; pero para conseguirlo no solo hay que legislar bien, hay que sacar a muchas mujeres del pozo en que se encuentran, para que después sea real que puedan competir en igualdad con los hombres.
Para los más duros de mollera, se puede poner un ejemplo de los que ellos entienden. Por muy buen pilot@ que seas, si uno lleva un Ferrari y la otra un Seiscientos, mal van a competir en las mismas condiciones; es más, aunque ambos tuviesen el mismo fórmula 1, no se puede poner a competir en igualdad a un piloto que lleve veinte años entrenándose con el vehículo y a una mujer que se sube por primera vez a un coche de carreras. Así que, primero nivelemos las condiciones de unos y otros, apoyando a las que no han tenido posibilidades, y después hablaremos de competencia leal y justa. Me siento mal haciendo comparaciones tan básicas, pero si no entienden esto, me borro del género masculino.
