Perdónales, Señor, porque no saben lo que hacen


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JUAN LUIS PÉREZ TORNELL

Porque no saben lo que hacen. Perdónalos señor Presidente del Tribunal Supremo, no estés eternamente enojado con el selecto ramillete de independentistas que guiaron a su pueblo por senderos torcidos, y que ahora humildemente, con chaqueta y corbata desmienten en la lengua del imperio, lo que todos vimos. El VAR de políticos permite alterar un confuso pasado y según se proyecten las imágenes a una velocidad u otra, permiten trocar la rebelión en sedición, la sedición en desobediencia, la desobediencia en malversación, la malversación en despiste y el despiste en orgullo ofendido.

La prensa europea, esa justamente ante la que suele babear la prensa española, ya habla sin rebozo de la vuelta de la Inquisición, y hace de un juez progresista, como su señoría, un moderno Torquemada. Esa España negra de fanáticos reaccionarios, bandoleros y amantes de la hoguera es la que les gusta, es la que no se resisten a abandonar en la Europa civilizada, muy especialmente en Inglaterra, que cada vez es menos Europa. Es tan bonita la Leyenda Negra que echan de menos el Santo Oficio salvo cuando sus nacionales vienen a veranear y luego a vivir aquí. O a operarse de la cadera en este país tan atrasado.

En su alegato el señor Junqueras abjura de toda violencia, dice que ama a España, el otro dice que fue una proclama, una cosa festiva para ir haciendo país y preparando el camino de un moisés gerundense que les abrirá, en un futuro impreciso, las puertas de la tierra prometida.

Sin violencia por supuesto, los catalanes amamos la paz y somos un pueblo educado y europeo.

La imagen del mundo independentista, desde hace años, me lleva una y otra vez a la Biblia, concretamente a Josué.6 :

Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.

4 Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.

5 Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.

“Pocas conquistas tan catalanas se narran en la Biblia como esa: sin violencia alguna y utilizando como martillo la pesadez y la repetición “ad nauseam” de ese instrumento que impide conciliar el sueño, cual debe ser la bocina de cuerno de carnero o la vuvuzela, de triste recuerdo.

La metáfora del instrumento es la invocación constante y multiforme de palabras a las que nadie, salvo algún malvado, puede oponer resistencia: “diálogo” , “democracia”, “derecho a decidir”, “consulta” “el pueblo”….

Yo, después de varias noches sin dormir, soy capaz de confesar cualquier crimen y de conceder la independencia incluso al presidente de mi comunidad de vecinos. En ese sentido han estado a punto de convencer a una buena parte de la opinión pública española, y a algunos mentecatos extranjeros, de que es la vía correcta y pacífica para conseguir, por extenuación, sus objetivos. Quiero un referéndum en el que poder participar, para poder votar que sí, que se vayan. Pero por Dios…. que dejen de molestar a la hora de la siesta.

Pido por tanto el indulto antes que la condena, la venda antes que la herida en mérito de sus declaraciones pasteleras de amor a España, a la Guardia Civil y al pacifismo, aunque sospecho que el martirio, en cristianos reconocidos como el señor Junqueras, es siempre una tentación. Y él, al menos, acude valerosamente al Tribunal Supremo/Santo oficio, como los niños de las leyendas iban cogiditos de la mano para ser martirizados en tierra de moros.

De ese gozo se verá privado el señor Puigdemont, por zascandil.