El Supremo da luz verde a la construcción de 35 viviendas sobre parte del yacimiento arqueológico de Villaricos


Imagen: 'Salvemos Baria'.

ALMERÍA HOY / 13·12·2018

Lo confirmaba a RADIO ACTUALIDAD la portavoz de 'Reunidos por Baria', Laura Rodríguez: la pedanía cuevana de Villaricos va a perder parte del yacimiento arqueológico de Baria (siglo VII a.C.) debido a una decisión del Tribunal Supremo que da luz verde a los propietarios de la parcela donde se asienta para construir 35 viviendas.

Según la sentencia del TS —dictada hace cuatro años, pero conocida después de que la promotora 'Villaricos S.L.' inicie trámites para construir—, la 'culpa' es de que, en el pleito sostenido con los propietarios (que recurrieron la sentencia contraria del TSJA) por parte de la Junta de Andalucía, el Ejecutivo andaluz “incurrió en graves errores” al presentar recurso de casación ante el Alto Tribunal.

En el enclave arqueológico de Villaricos pueden estudiarse 4 emplazamientos diferenciados:

- La antigua fundación fenicia y púnica, ubicada en el sector Noreste, y oculta en parte por el actual núcleo urbano de Villaricos.
- La ciudad romana, que se extiende desde el borde suroccidental de las edificaciones precedentes en dirección al río Almanzora, fundamental para explicar el proceso de romanización en la Bética.
- El área de necrópolis, localizada al Norte de los asentamientos fenicios y púnicos, que abarca una amplia extensión espacial y cronológica, con enterramientos que se remontan al siglo VII a.C. Está constituida por un conjunto de tumbas monumentales (hipogeos excavados en roca), cuyos ricos ajuares funerarios, datados principalmente entre los siglos V y III a.C., ofrecen una muestra del desarrollo económico que experimentó la ciudad en esa época.
- La zona industrial, dedicada a la factoría de salazones de pescado, que estuvo en funcionamiento desde finales del siglo I. hasta el siglo IV a.C.


La toma de Baria por Escipión

Uno de los episodios más dramáticos de la antigüedad en la tierra de Vera fue la conquista de la ciudad de Baria por Publio Cornelio Escipión durante la segunda Guerra Púnica. Es una historia muy desconocida, a pesar de tratarse de un acontecimiento de importancia durante el desarrollo de la guerra entre romanos y cartagineses por el control del Mediterráneo.

No es el lugar para extenderse sobre los orígenes de esta guerra, pero seguro que a muchos les sonará el episodio del general cartaginés Aníbal Barca cruzando los Alpes con su ejército en el 218 a. C. y sorprendiendo a las legiones romanas.

La segunda guerra entre romanos y cartaginenses comenzó con la toma de Sagunto por parte de los de Cartago. Sagunto se encontraba dentro de la zona de influencia cartaginesa, según el tratado resultante del primer enfrentamiento entre ambas potencias, pero se trataba de una ciudad aliada de Roma, lo que fue la causa que originó el conflicto. Roma planeó un doble ataque sobre Cartago y contra la península ibérica, pero Aníbal sorprendió a los romanos invadiendo la península itálica por el lugar más impensado: atravesando los Alpes. En la famosa batalla de Cannas, que se saldó con victoria del ejército de Aníbal, participó un joven tribuno, Publio Cornelio Escipión, que pudo escapar con vida. Pero en el 210 a.C.,los romanos devolvieron el golpe con la llegada precisamente de Escipión a Tarragona al mando de un ejército.

Aprovechando la dispersión de los ejércitos cartaginenses en la península, Publio Cornelio Escipión lanzó un audaz ataque sorpresa con el que tomó la capital cartaginense en la península, la ciudad de Qart Hadasht (Cartago Nova).


EL ASEDIO DE BARIA

Baria se ubicaba sobre la antigua ensenada formada en la desembocadura del río Almanzora, al pie de Sierra Almagrera, conocida por sus ricos recursos minerales, y controlando las fértiles vegas fluviales. Desde su posición en la costa, podía comunicarse con la Bastetania íbera. Su puerto era un punto de paso obligatorio hacia el estrecho de Gibraltar (Gadir) y el norte de África.

Tras la toma de Qart Hadasht(Cartagena), Baria era el siguiente paso lógico, su control podría evitar la llegada de refuerzos desde Gadir y el norte de África. Dada la importancia estratégica de Baria para los cartagineses, ésta estaba bien defendida y disponía de una guarnición y fuertes murallas.

La toma de Qart Hadasht debió alertar a los habitantes de Baria, aliados de los cartagineses, que se aprestaron a la defensa. De hecho, fue Baria la única ciudad del sur de la península que resistió a los romanos, el resto, simplemente, capitularon. Sin duda el asalto de Baria fue un mensaje claro de lo que pasaba a los que se les oponían al poder romano.

Las fuentes que nos hablan de este asedio son coherentes entre sí, además se ha podido documentar arqueológicamente este episodio, lo cual no es muy habitual. Según estas fuentes, Escipión puso asedio a las murallas de Baria, y mientras impartía justicia en su campamento (como era la costumbre), afirmó que al día siguiente impartiría justicia en el templo situado tras las murallas de la ciudad, dedicado a la diosa Afrodita (equiparable a la Astarté púnica) que dominaba la ciudad (en esa época era habitual impartir justicia en los templos).

Al parecer, el asedio de la ciudad duró 3 días y la ciudad fue tomada al asalto. Los registros arqueológicos han confirmado esta destrucción de la ciudad, que fue realmente traumática. Estratos de ceniza con numerosos fragmentos cerámicos indican el suceso, al aparecer las vasijas rotas de forma voluntaria, junto a numerosos adobos descompuestos.

Tras el ataque, quedaron amplias áreas abandonadas que no volvieron a ocuparse. Además, la ciudad dejó de acuñar moneda, a pesar de que contaba con numerosos recursos mineros. Otras ciudades de fundación fenicia siguieron emitiendo moneda con toda normalidad, pero el asalto romano paró la evolución de estas emisiones de Baria. Por añadidura, Siret excavó tumbas en las que se encontraron enterramientos colectivos, sin ajuares, en los que un cráneo estaba marcado por marcas de un arma blanca, sin duda una víctima del asalto.

Baria fue la única ciudad fenicia que se resistió por la fuerza de las armas, todo el litoral hasta Gadir cayó en manos de Escipión sin lucha. En la batalla de Baecula en el 208 a. C., Escipión derrotó al hermano de Aníbal, Asdrúbal Barca; posteriormente vencería en la batalla de Ilipa, en el 206 a. C. a los últimos caudillos cartagineses en la Turdetania, Asdrúbal Giscón y Magón Barca. Así acaba el dominio cartaginés de la península.

Posteriormente Publio Cornelio Escipión acabaría derrotando a Aníbal en la batalla de Zama, cerca de Cartago, en el 202 a. C. poniendo fin al conflicto.