Aforados todos

Caso aparte es el aforamiento total de los reyes, tanto del actual como del anterior dimitido, a los que no hay manera de meter mano, hagan lo que hagan


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MARIO SANZ CRUZ

Desde siempre, este ha sido un país de distingos y privilegios, aprovechados,sobre todo, por la nobleza y la iglesia. A través de la historia, ha habido fueros de lo más variado, lo que complicaba enormemente la vida a la justicia, consiguiendo que se convirtiese, más bien, en lo contrario. Por ejemplo, antiguamente, un juez civil que tuviese que juzgar un conflicto en el que estuviesen implicados un militar, un marinero, un hidalgo y un civil, tenía que lidiar con cuatro variantes de justicia diferentes, con intereses particulares y encontrados, entrando en una maraña burocrática que dilataba hasta el infinito las causas, consiguiendo, muchas veces, que los delitos quedasen impunes o que los castigos preventivos fuesen injustamente alargados.

Así fue pasando el tiempo y los aforamientos han ido cambiando, hasta llegar a nuestros días, pero no han desaparecido.

En cierto momento de la democracia, el aforamiento de cargos públicos podía entenderse como un medio de defensa ante ataques de enemigos políticos, o de venganzas de gente que se sintiese perjudicada por las decisiones tomadas en el ejercicio de su cargo, lo que tiene sentido; pero hoy en día el peligro está dentro de Las instituciones, somos los ciudadanos los que deberíamos estar protegidos de los políticos.
Es muy vergonzoso que haya un alto tanto por ciento de cargos políticos implicados en todo tipo de escándalos, abusos, robos, maquinaciones, mafias y un largo etcétera; y encima haya que pedir un suplicatorio para poder ponerlos ante un juez.

Caso aparte es el aforamiento total de los reyes, tanto del actual como del anterior dimitido, a los que no hay manera de meter mano, hagan lo que hagan. De por sí, la figura del rey es totalmente anacrónica, pero permitir que una persona pueda actuar como le plazca, sin que nadie pueda pedirle responsabilidades, es un despropósito y un peligro.

Aparte de eliminar los aforamientos, habría que hacer la colada en cada una de las instituciones y limpiar cada rincón de la actividad pública de aprovechados, enchufados, trepas, impresentables, chorizos y jetas. La limpieza debería hacerse extensible a cada partido político, donde muchos tipos y tipas de la misma catadura hacen cola y se apuñalan entre ellos, tratando de situarse lo mejor posible en las listas electorales, para entrar en los centros de poder y empezar a cortar el bacalao, por supuesto, dejando la mejor parte para ellos, sus mentores, sus amigos y sus socios.

Ahora, el presidente del Gobierno anuncia, a bombo y platillo, una supresión de aforamientos, que se queda más que corta; una nueva reforma de la Constitución para no cambiar casi nada. Basta ya de gestos para la galería. Basta de privilegios sin sentido.

La Constitución debe reformarse a fondo, con el mayor consenso posible, para conseguir que se adapte a los tiempos y las necesidades actuales.
Cualquier reforma importante ha sido vetada constantemente por los dirigentes de turno, con la cantinela de que la Constitución no se puede reformar así como así; pero luego no paran de tirarle pellizcos según el interés del gobierno del momento. Creo que es momento de ponerse serio, hacer las cosas bien y dejar de hacer el ridículo con gestos para la galería, que no aportan prácticamente nada.