Uso y abuso del inglés

No estaría mal que, en España, al igual que el Rey, los altos cargos políticos de todas las Administraciones supieran leer un discurso en inglés. Se toleraría perfectamente el acento español, por lo mismo que nadie se alarma de los múltiples acentos con que se habla ese idioma en los foros internacionales


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AMANDO DE MIGUEL

Del idioma inglés, quiero decir. De ser una lengua rural y minoritaria, incluso en la Gran Bretaña, se ha convertido en el latín de nuestra época. Es decir, la entienden casi todas las personas en posiciones académicas o directivas del mundo. Aunque su fonética sea endiablada, resulta fácil hilar pequeñas frases.

Todos los estudiantes universitarios en España deberían conocer el suficiente inglés como para seguir una conferencia o leer un artículo en ese idioma. Una Universidad que no cumpliera tal condición debería cerrarse. La tendencia para los próximos decenios es que esa misma condición se aplique a las escuelas secundarias. De momento tenemos en España muchas escuelas bilingües, pero que en la práctica significa que los profesores de habla inglesa vienen a aprender español. No se olvide que, después del inglés, la lengua más estudiada en el mundo es el español. La ventaja de nuestro idioma es que no contiene muchas variaciones de país a país donde es hablado mayoritariamente. En cambio, el inglés mantiene grandes divergencias según los territorios donde se habla.

No estaría mal que, en España, al igual que el Rey, los altos cargos políticos de todas las Administraciones supieran leer un discurso en inglés. Se toleraría perfectamente el acento español, por lo mismo que nadie se alarma de los múltiples acentos con que se habla ese idioma en los foros internacionales.

Una cosa es la exigencia de conocer el idioma inglés y otra el abuso que se hace en España de los rótulos y expresiones en la lengua británica, cuando se encuentran fáciles traducciones. ¿Cómo se puede llamar Digital Week a un congreso sobre tecnología informática celebrado en Sevilla?Lo cual no quita para que se exijan más avisos bilingües en los transportes y edificios públicos. España es el primer país turístico del mundo (si se miden bien las estadísticas). Así que lo lógico sería que se cuidara esa condición de los avisos bilingües inglés-español como cortesía para los cien millones de extranjeros que nos visitan cada año. Parece un empeño difícil, cuando en Cataluña, por ejemplo, se encuentran muchos letreros o avisos públicos que solo se redactan en catalán.

Hace un siglo se introdujeron en España muchos neologismos en inglés, singularmente en los deportes y en los ambientes artísticos y literarios. Hoy ya no existe tanto papanatismo. Muchos de esos términos se han incorporado a nuestra fonética, como por ejemplo “fútbol”, aunque algunos castizos digan «fúrbol». Es evidente que no prosperó lo de «balompié». Sí se utilizó «baloncesto», pero se vuelve al básquet. Es lástima que no hayamos dado con una buena traducción de mail («correo electrónico» suenapresuntuoso). Mi experiencia me dice que actualmente los españoles que emplean más neologismos ingleses se defienden malamente en ese idioma.