Más de medio mundo en huelga

Espero que las movilizaciones sirvan para hacer desaparecer la brecha salarial, arrastrada a través de los años sin que ningún gobierno se haya preocupado por erradicarla


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MARIO SANZ CRUZ

¿En qué mundo vivimos? ¿Cómo es posible que, en pleno siglo XXI, la mitad de la población se vea obligada a ponerse en huelga para hacerse oír, para recordar que existe y que se encuentra en clara desventaja con respecto a la otra mitad? No sé cómo se va a desarrollar la huelga planteada para hoy, si será muy seguida o no, cómo afectará a las conciencias. De momento, parece que está llamando bastante la atención de los medios, aunque no sé si será suficiente para que tenga un amplio eco y alguna repercusión posterior. Sea como fuere, seguramente una huelga de un día no será suficiente para iniciar un movimiento imparable, encaminado a lograr la igualdad efectiva, pero por algo se empieza.

Hoy, al paro laboral debería unirse el parón casero, el del trabajo impagado y poco agradecido de todas las labores familiares, el del cuidado de los niños y de los enfermos. Para presionar un poco más, una vez pasado el día reivindicativo, podría continuarse con una huelga de sexo,como la que promovió Lisistrata, en la comedia de Aristófanes, para lograr la paz entre los antiguos griegos; huelga que seguramente escocería bastante a los machos más machistas.

Y si eso no da resultado, a lo mejor hay que ponerse en huelga de tener hijos, hasta que los demás entiendan que las mujeres son las únicas que pueden hacerlo y no se les puede penalizar por ello en el trabajo y en la sociedad. Hay que ser muy insensible para discriminar a la mitad de la población que tiene la capacidad de continuación de la especie, porque tenga que pasar unos meses dando forma y vida a nuestros hijos. Por muy machistas que queramos ser los hombres, imagino que los medianamente inteligentes, se darían cuenta del problema, aunque fuese por puro egoísmo o por visión de futuro.

Espero que las movilizaciones sirvan para hacer desaparecer la brecha salarial, arrastrada a través de los años sin que ningún gobierno se haya preocupado por erradicarla. Ya va siendo hora de abordar seriamente este problema, aunque las declaraciones, más que machistas, del gobierno actual no dan muchas esperanzas en España.

Otra cosa que hay que erradicar, aparte de la terrible violencia de género, es la violencia sexual que sufren las mujeres fuera del entorno familiar que, en vez de reducirse con el tiempo, va a más y a peor, con violaciones grupales perpetradas por manadas de homínidos, con casos protagonizados por niñatos malcriados, cada vez más jóvenes y peor educados. Nos escandalizamos de estas cosas pero no miramos a las raíces y seguimos permitiendo que la educación de nuestros hijos sea cada vez más precaria, menos solidaria y más manipuladora. Tampoco miramos a las religiones, que no dejan que la gente viva su sexualidad con libertad y normalidad, provocando todo tipo de represiones y problemas mentales que derivan en esta lacra. Todo eso sin dejar de lado que los padres y las madres son los primeros que tienen que inculcar valores y respeto en sus hijos.

La única solución para la igualdad es que nos creamos, de una puñetera vez, que somos iguales, que no nos veamos con el filtro del sexo, sino como personas individuales con nuestras virtudes y nuestros defectos, con nuestras habilidades y nuestras torpezas; gente igual de diferente que solo quiere vivir lo mejor posible, sin más cortapisas que las que ya nos impone la vida. Para eso hace falta un poco de empatía y un mucho de educación.

Como somos iguales, yo me siento tan agredido y tan discriminado como cualquier mujer, por eso acudiré a las concentraciones con vosotras, y espero que se unan muchos hombres más, que tienen claro que no se pueden hacer distinciones entre las personas. Aunque me gustaría hacer esta huelga no podré, porque los fareros estamos en servicios mínimos, pero mi solidaridad nunca está en servicios mínimos, está disponible las veinticuatro horas del día para todas y todos.

Para más desgracia de este injusto mundo, el domingo pasado se puso en huelga definitiva mi amiga Isabel Ciriza, con lo que a ella le hubiese gustado participar en la jornada de hoy. Sus amigos la echaremos mucho de menos en el día a día, pero, sobre todo, dejará un vacío difícil de llenar en las trincheras contra el machismo.