Casi 30 años para trasladar las gacelas

La finca del CSIC a los pies de la milenaria muralla de Jayrán, parte de la cual parece un vertedero, espera la 'mudanza' desde 1989


Ejemplares de "gacela mohor" junto a la Alcazaba de Almería. // Imagen: Encarni González.

ALMERÍA HOY / 06·02·2018

Fue en 1989 cuando, siendo alcalde Santiago Martínez Cabrejas (PSOE), el Ayuntamiento de Almería firmó con el CSIC el «traslado inminente» a El Alquián de los ejemplares de gacelas que, en los años setenta, llegaron desde el Sáhara Occidental a la finca de La Hoya ubicada a los pies de La Alcazaba. Nunca se llevó a cabo. En 2007, siendo alcalde Luis Rogelio Rodríguez-Comendador (PP), se firmó un convenio entre Ayuntamiento y CSIC en la que se cedía a la ciudad la parte de la finca de la muralla de Jayrán hacia el sur con la idea de convertirlo en un «macroparque» que incluía ascensor hasta La Alcazaba. Tampoco se ha cumplido nunca. De hecho, dicho convenio caducó en 2013, y hoy la finca en cuestión hace las veces de vertedero improvisado mientras las pocas gacelas que quedan malviven rodeadas de infecciones.

Una finca que, al localizarse entre La Alcazaba y el cerro de San Cristóbal, ocupa un espacio privilegiado del casco antiguo de Almería, y donde expertos como Torres Balbás han señalado la más que probable existencia de restos arqueológicos de la época califal.

Además, desde colectivos como 'La Chanca-Pescadería a mucha honra' trasladan a este medio la «necesidad» de que se efectúe el traslado cuanto antes y se libere el espacio de La Hoya para librar al barrio de esta «barrera arquitectónica» y poder actuar, si no con el frustrado parque del ascensor, sí adecentando la zona y permitiendo «que la gente de a pie pueda rodear su Alcazaba, sin fronteras como el portón cerrado de la Muralla de Jayrán que la atraviesa». Para ello, animan a los políticos de la capital almeriense a abandonar «la técnica del avestruz». «Trasladar a las especies y abrir la finca no provocaría más asientos o vertederos ilegales ni vandalismo, al contrario, la haría transitada y visible.
Al menos, es lo que manifiestan tantas personas que acuden a las “rutas circulares” que desde el Cerro de San Cristóbal hasta Chamberí, entre peñascos, visionan la cara norte de la Alcazaba, la más bella y desconocida», sentencian.