«Una 'mijica' de consideración»

Agricultores relatan cómo vivieron los instantes en los que un tornado arrasó con cientos de hectáreas del Poniente almeriense


Manuel Matías atiende a los periodistas en lo que queda de su invernadero.

ALMERÍA HOY / 10·01·2018

«Aún queda bastante por cuantificar», insisten organizaciones agrarias como COAG o ASAJA a la hora de referirse a los daños provocados en el Poniente almeriense por un tornado, que por ahora habría afectado a más de 200 explotaciones agrícolas, generando pérdidas millonarias. Muchas de esas explotaciones «no tienen posibilidad de recuperarse y tienen que reconstruirse desde cero», como explican desde COAG: son 200 familias «que han perdido su medio de vida».

ALMERÍA HOY ha recopilado el testimonio de dos agricultores de El Ejido que vivieron en sus propias carnes el tornado. Así, Manuel Matías Salas relata que se encontraba dentro de su invernadero cuando sucedió todo, y que está vivo «de milagro».

«Sentimos un ruido muy estruondoso, y cuando vi que (el tornado) empezaba a llevárselo todo, me metí debajo del camión, pero con la mala suerte que el centro del remolino pasó por encima y levantó el camión hacia arriba, y me enganché a los hierros del camión. Imagínese con 60 años que tengo. Yo pensaba que terminaba (su vida). Primero piensas en la vida, el instinto de supervivencia, porque yo no me explico cómo el cerebro es capaz, tan rápidamente, de hacer lo que hace. Cómo me enganché (al camión) como si fuera un gato, abrazado a la transmisión, y cuando se levantó el camión para arribe, pues claro que tuve miedo. Llegué a pensar que me caía encima».

Manuel Matías indica que el panorama que se encontró cuando pasó el tornado era desolador. «Cuando salí del camión, imagínese... Si tienes 25 años, pues mira, hay tiempo por delante. Pero yo tengo ya muchos años», lamenta al tiempo que explica haber perdido toda su cosecha. «Está todo destrozado», afirma emocionado antes de sentenciar que «lo que hace falta es que ahora se preocupen las administraciones de la Junta de Andalucía, no por mi, sino por todos los agricultores», para los que pide «una 'mijica' de consideración».

Otro agricultor afectado y cuya experiencia hemos conocido a través de COAG es el de Francisco Javier, un joven al que «por suerte» no le pilló en ese momento como a Manuel Matías «porque tenía comida familiar». No obstante, «me llamaron los trabajadores de mi hermano —nave colindante— (para decirme) que el invernadero se había roto entero, que la puerta de mi hermano había salido volando y no se sabía ni dónde estaba... Cuando llegué y vi esto... Yo ahora mismo estoy hundido, pero también hay otras familias que trabajaban conmigo y yo no voy a poder darles trabajo ahora, yo lo tengo todo perdido», lamenta.