Siete años de cárcel por disparar contra un conductor que le perseguía para atropellarle

Es sentencia firme del Tribunal Supremo para unos hechos ocurridos en el Barrio Alto de Almería hace ahora seis años




EUROPA PRESS / 02·01·2018

El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la condena a siete años de prisión para un hombre que disparó en cuatro ocasiones contra otro que le perseguía con su vehículo a toda velocidad por las calles del Barrio Alto de Almería, y que le «acosaba» desde hacía tiempo debido a «unas discrepancias sobre tráfico ilícito de estupefacientes».

El Alto Tribunal acuerda en su sentencia que no ha lugar a la admisión del recurso de casación interpuesto por la defensa de J.M.S. y ratifica en todos sus extremos el fallo de la Audiencia Provincial de Almería que le condenó como autor de un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de tenencia ilícita de armas.

La víctima, coacusada en el procedimiento en el que enfrenta penas de tres años y nueve meses de prisión por daños, amenazas y conducción temeraria, no fue enjuiciado al encontrarse en paradero desconocido aunque estaba prevista una nueva vista oral el pasado 20 de noviembre que tuvo que ser suspendida por la ausencia de un abogado, y está a la espera de nuevo señalamiento por parte de la Sección Primera.

Según ha confirmado el Supremo, J.M.S. conoció en la cárcel a V.J.A.F. con quien mantenía desde tiempo atrás una enemistad debido a «negocios turbios relacionados con el tráfico de estupefacientes», y al que no podrá acercarse a menos de 500 metros por un periodo de cinco años por orden judicial.

Por este motivo, J.M.S. estaba siendo objeto de «continúo acoso y hostigamiento» por parte del otro acusado, quien le hacía llamadas y mensajes «amenazantes» con expresiones tales como: «ten cuidado conmigo o te mato», «paga lo que debes» o «atente a las consecuencias o te vamos a matar».

Para defenderse de tales amenazas, que le generaron «inquietud, desasosiego e inseguridad», el condenado, quien carecía de licencia de armas, compró un arma de fuego corta a personas desconocidas «procedentes de Europa del este» por un importe de 1.100 euros.

El 30 de enero de 2012, sobre las 10.00 horas, J.M.S. paseaba por la calle Real del Barrio Alto de la capital cuando apareció un vehículo en dirección contraria conducido por V.J.A.F. y en su interior dos personas más no identificadas. Así, al grito de «mira dónde está, tírale, tírale», comenzó a perseguirle por las calles de la zona y se subió «a la acera con intención de atropellarlo».

J.M.S. «salió corriendo» y accedió a un bar donde el dueño le echó, por lo que continuó «corriendo por varias calles hasta llegar a la Plaza de la Verbena, donde se encontró de frente» con el turismo conducido por el otro acusado.

En un momento y con intención de acabar con la vida de los ocupantes del vehículo, J.M.S., sin licencia de armas, sacó la pistola semiautomática con el número de serie modificado y de nueve milímetros con la que realizó cuatro disparos que impactaron en el capó y en la luna del coche. V.J.A.F. dio entonces marcha atrás y en su huida colisionó con dos turismos que estaban debidamente estacionados en la vía, causando daños de 403 y 114 euros. Después de los disparos, salió corriendo y detuvo a un vehículo, al que le dijo que lo llevaran a la Policía porque le estaban persiguiendo. En el trayecto, al llegar a la calle Santiago, avistó a unos coches patrulla de la Policía Nacional y pidió al conductor que se parase, para, a la altura del número 90 de la calle, depositar la pistola en un contenedor de residuos orgánicos.

El vehículo continuó su marcha hasta la comisaría, donde el acusado se puso a disposición de las autoridades. Asimismo, fue efectuado un registro voluntario en su domicilio de Aguadulce en el que se aprehendieron una caja de munición que contenía 38 cartuchos del calibre nueve corto, 380 auto, que se encontraba en una caja fuerte disimulada en forma de libro, un chaleco antibalas, una placa emblema simulada del Cuerpo Nacional de Policía, un pasamontañas negro, un par de guantes negros, una máscara tipo goretex color negro y unos grilletes con su funda y llaves.

El Supremo considera acreditado que el acusado disparó hacia el interior del vehículo sin discriminar a los ocupantes, directamente y en tres ocasiones, y remarca el hecho de que saliese premeditadamente con una pistola de su casa, comprada de manera ilícita, a primeras horas de la mañana y de que la llevase deliberadamente escondida en disposición de usarla en cualquier momento.